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El padre de la víctima del Gaztelueta: «Hay obispos que se dedican a humillar públicamente a las víctimas de abusos sexuales»

Este jueves, la Audiencia Provincial de Bizkaia juzgará el ‘caso Gaztelueta’, los presuntos abusos continuados sufridos por Asier (nombre ficticio) cuando tenía 12 años de manos de JMMS, numerario del Opus Dei y exprofesor del colegio de la Obra en Leioa. Su padre, Juan Cuatrecasas, habla para eldiario.es sobre el mismo, y acusa al obispo de Bilbao, el Opus Dei y el nuncio en España de «presionar» para que el caso «no se les fuera de las manos». Ahora, está en las de un juez.

El día 4 arranca el juicio del ‘caso Gaztelueta’. ¿Qué espera?

Fundamentalmente, dos cosas: que a través de una sentencia condenatoria se reconozca a mi hijo como víctima de abusos sexuales. Y que esto sirva como un antes y un después para que el resto de víctimas, que las hay, puedan ver que su situación mejora a todos los niveles.

¿Hay una doble victimización de los chicos abusados?

Parece que ellos son los culpables, y no lo que son, víctimas. En este sentido, el tema de la prescripción es fundamental. Como mínimo se tenía que subir al modelo alemán (el tiempo empieza a contar a partir de que la víctima cumple los 30 años). Y cambiar el trato que se da a la víctima en el proceso. Hay países en que se les reconocen como víctimas desde la instrucción, y no tienen que estar presentes en el juicio.

¿Cómo está Asier?

Él, durante todo este tiempo, ha tenido diferentes situaciones. Estuvo muy grave, con secuelas y schock postraumáticos que han ido aminorando en este tiempo. Sigue teniendo secuelas. La cercanía del juicio también le afecta. Estamos muy pendientes de él, sigue en tratamiento, y es un proceso largo, lento y costoso, porque es muy doloroso ver esos momentos de ansiedad del chico.

¿Tendrá que ir a declarar?

Sí, sí. Hemos pedido las lógicas medidas de protección a la víctima, que por desgracia solamente incluyen la entrada y salida del juzgado, el respeto a su identidad y un biombo para declarar. No me parece suficiente, pero es lo que hay. No nos han permitido que declarara en sala contigua o por videoconferencia, en presencia de su psiquiatra.

En vísperas del juicio, el colegio ha lanzado una web,  casogaztelueta.com, en el que da su versión de los hechos. ¿Qué le parece?

Gaztelueta y su actual director (Imanol Goyarrola) parecen olvidar que un juez instructor redactó un auto de cierre demoledor contra el acusado, afirmando que había indicios más que razonables de delito, basado en parte en el trabajo serio y profesional de un equipo de peritos judiciales que acreditaron tras tres sesiones de estudio a mi hijo que su índice de credibilidad y fiabilidad en base a su testimonio era cercano al 100%, porcentaje que no es que sea muy alto, es récord. Un triste récord. Ellos están mereciendo el descrédito de toda la sociedad, humillando una y otra vez a una víctima y su familia con mentiras y medias verdades. A ellos a estas alturas no les cree nadie.

¿Cómo ha sido la actuación de la Iglesia en este caso?

El obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha mentido en el caso Gaztelueta cuando dijo que había abierto las puertas a la familia desde el primer momento. Eso es rotundamente falso. El obispo no ha dado muestras de aproximación en ningún momento. Es más: tengo fuentes de información, por dos vías, que dicen que este señor estuvo reunido en Gaztelueta con monseñor Echevarría (entonces prelado del Opus Dei, ya fallecido), con el capellán del colegio (Gonzalo Landáburu), y con los directores de Gaztelueta.

¿Cree que ha habido connivencia entre el Opus Dei y el Obispado de Bilbao para silenciar el caso Gaztelueta?

Sí, pero esa relación ha sido de superioridad del Opus Dei , y de rendición por parte del Obispado y de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Hay obispos como el de Alcalá y otros que se dedican a humillar públicamente, no solo a las víctimas de los abusos, sino a los homosexuales, y a todo lo que a ellos les parece extraño. Tienen que tapar y esconder el daño que están haciendo.

Roma abrió una investigación, que fue cerrada por Doctrina de la Fe. ¿Por qué?

Eso fue un teatro. Nos dio mucha esperanza la carta del Papa, estuvimos muy ilusionados durante un tiempo. Básicamente, creo que al Papa le engañaron. Hay por ahí mucho cuervo y mucho fontanero del Vaticano, y uno de ellos fue Silverio Nieto (actual director del servicio jurídico de la CEE, y quien llevó a cabo la investigación). El tratamiento que se ha dado por parte de ese sector de la Iglesia, intrigante y siniestro, ha sido tramposo y no acorde con los principios de la Iglesia católica: humanidad, piedad, respeto a los derechos humanos… Todo eso se lo han saltado a la torera.

Dice que el Papa fue engañado. ¿Por quién?

Estoy convencido de que el Papa fue engañado. Comprendo que tiene una agenda lo suficientemente amplia para estar al quite de todo lo que está saliendo. Seguramente, esto lo dejó en manos poco recomendables: y cuando digo esto me refiero al cardenal Müller (exprefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe), la CEE, el Obispado de Bilbao, incluso al Nuncio de Su Santidad en España, cuyo tratamiento de este caso ha sido torticero y tramposo.

¿Cree que ha habido presiones para que este caso se cerrara?

Sí. Me consta: en el caso Gaztelueta hay involucradas personas con cierta relevancia política. Quien le hizo eso a mi hijo es sobrino de un político de renombre dentro del Partido Popular. Me consta que ciertas personas muy relacionadas con el Opus Dei y con lo más arcaico tanto de la fe católica como del poder político han presionado en nuestra contra, de una forma indignante y mentirosa.

Su lucha es por Asier, pero ¿también por la dignidad de otras víctimas?

Esto nos ha cambiado la vida. Cuando no conoces este drama más que de oídas, no te imaginas el calado que tiene. Cuando te ves involucrado en un tema así, empiezas a conocer a personas que te confiesan que también sufrieron abusos. Ha habido gente como el caso de La Bañeza, los maristas de Barcelona, Miguel Ángel Hurtado… que dieron la cara, pero hay mucho tapado, por miedo. Creo que en este sentido lo hacemos: primero por mi hijo, pero también porque el reconocimiento a las víctimas es la mejor medicina. A muchas víctimas, una sentencia condenatoria les serviría de mucho.

¿Qué piden las víctimas y sus familiares a la sociedad?

Hace falta que alguien ponga el cascabel al gato y empiece a llamar las cosas por su nombre. Que los políticos empiecen a legislar, que los jueces reciban formación en abusos, y que jueces y policía sepan tratar a las víctimas desde el minuto uno. En este país, que es tan dado a las batallas campales, hay puntos como la educación, las pensiones y las víctimas que necesitan mayor unidad de acción, porque no estamos hablando de temas ideológicos, sino sociales. Y hace falta que todos se pongan a remar en la misma dirección. Es fundamental y urgente, muy urgente.

En este sentido, un grupo de víctimas de abusos y acoso hemos enviado a varios partidos políticos un documento con una serie de medidas que entendemos hay que abordar de forma prioritaria. Estamos hablando de niños, de menores y de gente que cuando era menor sufrió… Es prioritario que todas estas víctimas reciban el trato que merecen: reconocimiento y un resarcimiento. Porque con el perdón solamente no vamos a ningún lado. El perdón sin más no sirve.

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