Exige el compromiso de los católicos y les insta a ofrecer medios para que las mujeres gestantes no se vean abocadas a abortar.
Más de 1.200 personas procedentes de toda la diócesis de Segorbe-Castelló participaron el pasado sábado en la concatedral de Santa María en una Vigilia por la Vida, organizada por la Delegación de la Pastoral Familiar y de la Vida de la diócesis, que contó con la presencia de Casimiro López, obispo de Segorbe-Castelló, quien presidió la Eucaristía bajo el lema «Yo creo en la vida…¿y tú?».
Durante su homilía, centrada en rechazar la Ley del Aborto, el prelado afirmó que «la familia, basada en el matrimonio, sigue siendo insustituible para el verdadero desarrollo de los esposos y de los hijos, y para la vertebración de la sociedad». Casimiro López, según el comunicado remitido ayer por el obispado, lamentó que estemos «en una sociedad en la que cada vez más se intenta relegar a Dios de la vida pública, e incluso de la personal».
El prelado, en referencia al tema del aborto, dejó patente que, «ante la realidad innegable del número creciente de aborto y, ante la ya inminente ampliación de la despenalización del aborto, los católicos no podemos mirar hacia otro lado. No podemos callar; nos haríamos cómplices también con nuestro silencio. Es urgente nuestro compromiso efectivo en la promoción y la defensa de toda vida humana, en la acogida y en el respeto de la vida de cada ser humano».
El obispo animó a los fieles a ofrecer todos los medios necesarios para que las mujeres gestantes no se vean abocadas al aborto. En este sentido subrayó la necesidad de crear «más casas cunas y que el Centro de Orientación Familiar sea conocido, sea ofrecido y se haga presente en las parroquias».
Formación
En este curso, en el que el Plan Diocesano de Pastoral centra el trabajo pastoral de la diócesis de modo preferente en la formación, Casimiro López afirmó que «urge formar a nuestros niños y adolescentes, sobre todo y en primer lugar en la familia, en una cultura del verdadero amor humano, de la sexualidad y del don de toda vida humana». Para ello, alentaba a todos los cristianos a profundizar la doctrina moral de la Iglesia al señalar que «todos necesitamos además una seria formación en la doctrina moral de la Iglesia para formar rectamente nuestra conciencia».