El prelado, que puede ser acusado de delito de odio, apuntó también que la homosexualidad es un «pecado mortal».
El obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, comparece este miércoles ante la Fiscalía tras declarar que la homosexualidad es «un pecado mortal» y comparar esta orientación sexual con el alcoholismo, lo que podría concurrir en un delito de odio.
Álvarez, que recibió la primera dosis de Pfizer cuando no le correspondía, apuntaló en el programa Buenas Tardes Canarias de la televisión autonómica: «Depende de la persona y las circunstancias, para que una cosa sea pecado mortal, hace falta que la persona sea consciente de que es pecado, que lo haga libremente y no esté condicionada por nada».
Tras esta declaración, apuntó que sucede lo mismo con la homosexualidad que con las personas que beben, «cuando hacen cualquier disparate» se justifican en que es por el alcohol. Después de las quejas por sus palabras, Álvarez pidió perdón.
La investigación comenzó tras la denuncia de Comisiones Obreras (CCOO), que puso en conocimiento de la Fiscalía estas palabras, según explicó Luis del Río, fiscal superior de Canarias, hace dos semanas. La Audiencia de Santa Cruz de Tenerife abrió diligencias informativas para estudiar el contenido de las declaraciones que dio el obispo a Televisión Canaria. Además, también señaló que el prelado tendría que comparecer, presentación que tendrá lugar este miércoles.