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El Obispo de Córdoba ataca de nuevo: Las mujeres “jamás” podrán ser sacerdotes porque es un “don”

Comentarios machistas como este llenan su hoja pastoral: “La mujer no ha de dejar de ser mujer para ser más, sino que precisamente siendo mujer, plenamente mujer, encontrará su plenitud”

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, purpurado controvertido donde los haya, ha sido tajante a la hora de aperturar el ejercicio del sacerdocio de iglesia católica a las mujeres. Fernández famoso por sus arremetidas contra el colectivo gay, la sexualidad o las ideologías de izquierdas, vuelve a provocar. Ahora ha afirmado que el sacerdocio solo lo pueden ejercer los hombres y “jamás” las mujeres, teniendo en cuenta, además, que se trata de “un don, nunca un derecho”, aunque “algunos se empeñan en reivindicar hoy el sacerdocio femenino, el sacerdocio de la mujer, como si fuera un derecho, como si fuera una cota de poder”. O sea, el obispo ha venido a decir que como se trata de un “don”, supuestamente concedido por Dios, las mujeres no pueden ser sacerdotes por estar negadas a esa virtud especial. Buena dosis de machismo se desprenden de estas palabras.

“El sacerdocio es un don y no un derecho”
Según afirma Demetrio Fernández quien ganó lo que a él parece que le encanta, notoriedad, con declaraciones tales como “que estudiar en un colegio privado es más barato que en uno público” y que comparó el crimen de Ruth y José con el aborto o que “reveló” un plan de la Unesco para convertir en gays a la mitad de la población ha vuelto a las andadas manifestando que ”el sacerdocio ministerial es un don, nunca un derecho. Por tanto, no puede entrar en el mercado de los derechos humanos, ni debe ser objeto de reivindicaciones”.

Esta sentencia no podrá ser reformada nunca
Por ello, “y de manera definitiva, la Iglesia ha establecido que la ordenación sacerdotal solo puede concederse a varones”, de forma que “esta sentencia no podrá ser reformada nunca jamás, porque el Papa Juan Pablo II” la dictó “apoyado en el ejemplo de Jesús, en la Palabra de Dios, en la tradición viva de la Iglesia y en su infalibilidad pontificia”.

Igualdad entre hombre y mujer en la Iglesia
En cualquier caso, el obispo ha querido aclarar que “Jesucristo no ha hecho de menos a la mujer, porque la ha igualado en todo con el varón. Por ejemplo, en los temas de matrimonio, cuando la mujer no tenía ningún derecho y podía ser repudiada en cualquier momento, Jesús sitúa a la mujer a la misma altura que el varón” cuando señaló que “no sólo la mujer comete adulterio si se va con otro, también el varón comete adulterio si se va con otra (cf Mt 19,9), porque Dios los ha hecho iguales en dignidad, diferentes para ser complementarios” y, aunque “esta postura de Jesús sorprendió fuertemente a sus discípulos, Jesús dejó establecida esta igualdad fundamental, que la Iglesia tiene que respetar y promover a lo largo de los siglos”.

A las mujeres les ha sido encomendado “el cuidado del ser humano”
El obispo relega a la mujer dentro de la iglesia a un papel meramente de “cuidadora” del ser humano. Según Demetrio Fernández, el papel de la mujer en la Iglesia “es de enorme importancia, no solo porque todas las mujeres están llamadas en cuanto tales a la santidad, sino porque a ellas de manera especial les ha sido encomendado el cuidado del ser humano, desde su concepción hasta su muerte. En el matrimonio o en la virginidad, el corazón de la mujer está hecho para la maternidad, para proteger al ser humano, especialmente a los más débiles e indefensos. Nada más cálido para el ser humano que el regazo de una madre”.

“La mujer no ha de dejar de ser mujer para ser más”
Es más, en opinión del obispo, “el ‘genio’ femenino y el corazón de la mujer está hecho para amar, para acoger, para expresar la ternura de Dios con el hombre” y, en este sentido, “el feminismo cristiano ha ofrecido a la humanidad grandes mujeres, plenamente femeninas, a imagen de María, la madre de Jesús, y entregadas de lleno, en la virginidad o en el matrimonio, a una maternidad amplia y fecunda. La mujer no ha de dejar de ser mujer para ser más, sino que precisamente siendo mujer, plenamente mujer, encontrará su plenitud”.

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