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El obispo Bernard Fellay encubrió a varios sacerdotes lefebvrianos acusados de pederastia

Una televisión sueca descubre una trama de ocultación de abusos en la Fraternidad.

Un informe acusa a cuatro religiosos de abusar de 12 niños: tres de ellos siguen en el ministerio activo.

La Fraternidad de San Pío X encubrió los abusos de menores cometidos por tres de sus sacerdotes y otro voluntario de la congregación. Y en un caso, al menos, con la colaboración de Doctrina de la Fe. Son los detalles explosivos de un reportaje emitido este miércoles en una televisión sueca, un día después de que el Papa Francisco autorizara a los sacerdotes lefebvrianos a confesar y a celebrar los matrimonios de sus feligreses.

Tal y como recoge Crux, las alegaciones aireadas en el programa Uppdrag Granskning («Misión: Investigar») involucran a tres curas que siguen en el ministerio activo en la Fraternidad y otro ex-seminarista condenada a cadena perpetua en EEUU por agresiones sexuales a menores. A los cuatro se les acusa de haber abusado a doce niños a lo largo de tres décadas, hechos que fueron posibles gracias a que la Fraternidad los movía entre Francia, Alemania, Australia, Irlanda, EEUU y Reino Unido.

Una presunta víctima de uno de estos sacerdotes habló con Crux y detalló no solo el encubrimiento de su caso que mandó la propia Fraternidad sino también la complicidad de Doctrina de la Fe.

«Andre», de 37 años, revela a la televisión sueca que sufrió abusos a manos del padre «P». Seudónimos ambos que usa el programa, para proteger tanto la identidad de la víctima como la del cura, quien no ha sido condenado por ningún tribunal civil.

La primera prueba que aporta Andre del calvario que experimentó cuando intentó denunciar su caso a las autoridades lefebvrianas es una grabación secreta con Niklaus Pfluger, el primer asistente del actual superior general de la Congregación, el obispo Bernard Fellay y como tal el «número dos» de la Fraternidad.

En ese audio, se escucha a Pfluger reconocer que, aunque el padre P había sido hallado culpable de abusos sexuales en juicios internos, su sentencia -la prohibición de volver al ministerio activo- nunca había sido ejecutada.

«El error más grande de nuestra parte es… por qué no la implementamos», dice Pfluger en la grabación. «Ese es precisamente el problema», continúa, antes de señalar, como responsable de esta decisión, a Franz Schmidberger, el entonces superior general de la Fraternidad y actual rector de su seminario en Zaitzkofen, Alemania, quien habría «cambiado de parecer».

Después de escuchar su caso, Schmidberger prometió a Andre que el padre P jamás volvería a trabajar con niños, pero durante la conversación grabada entre Andre y Pfluger se revela que éste habría descubierto que el superior de la Fraternidad, Bernard Fellay, continuaba permitiendo que el presunto pederasta organizara campamentos para niños, años después de haberle denunciado.


Esto ocurrió hace doce años. Paralelamente, como ha descubierto Uppdrag Granskning, Doctrina de la Fe fue informada del caso del padre P y dispuso que Fellay sometiera al padre P a un juicio canónico. Decisión que no sentó bien a Andre, como cuenta a Crux, ya que Fellay habría ocultado, o ignorado, las conclusiones a las que había llegado Schmidberger. «Para mí, no tiene sentido», reconoce la víctima. «Dieron un mandato al obispo Fellay a juzgar a un hombre al que había encubierto».

Aunque al final el juicio canónico al padre P le valió una sentencia de «penitencia y oración» en aislamiento en una casa de la Fraternidad en los alpes franceses, en Montgardin, el sacerdote se negó a acatarla, y a su vez se juntó a la llamada «Resistencia», el ala cismática de la Fraternidad fundada por el controvertido ex-obispo de la Fraternidad Richard Williamson. No obstante esa huida del padre P, el programa sueco obtuvo fotos que demuestran su participación en las ordenaciones llevadas a cabo por la Fraternidad en Écône, Suiza, en 2015.

En el caso del segundo sacerdote lefebvriano, el padre «M», sobre cuyos presuntos crímenes arroja luz la televisión sueca, se remontan a sus tiempos en Australia, país en el que la Fraternidad acabó reconciendo que había participado en «conducto inmaduro» con niños.

Posteriormente, sin embargo, M fue trasladado a Alemania y luego a Irlanda, desde donde una madre de un niño a cargo de M denunció al programa televisivo que le habían advertido que la reubicación del cura había sido motivada por «haber abusado de niños». Crux precisa que el padre M sigue actualmente en ministerio activo en París, pese a que la Fraternidad nunca ha explicado en qué ha quedado las alegaciones de «conducto inmaduro» contra él ni por qué tuvo que pasar dos años en aislamiento en Montgardin.

El tercer caso de encubrimientos que ha sacudido a la Fraternidad se refiere a un cura inglés, el padre «S», que sigue celebrando misa en las parroquias de la «Resistencia» de Williamson en Irlanda y Inglaterra. Y eso pese a que fue hallado culpable en un juicio interno de la Fraternidad en 2006 por haber abusado de un niño en Mulhouse, Francia, e inhabilitado permanentemente para el ministerio.

A la luz de todos estos casos, a Andre, la víctima del padre P -y en cierta medida también de Doctrina de la Fe- el acercamiento de los febvrianos a Roma no le sienta especialmente bien. En este dicasterio -del que depende la comisión encargada con las relaciones con la Fraternidad, la «Ecclesia Dei»- solo se ha encontrado con actitudes «irresponsable y hipócritas, en el sentido en que conocían bien todas estas historias».

Las conocieran o no en el dicasterio del cardenal Müller, o hasta qué punto, el escándalo descubierto por Uppdrag Granskning revela una incógnita clave: la de que si el compromiso de «tolerancia cero» del Papa Francisco con los abusos del clero le va a quedar grande para la Fraternidad de San Pío X. Especialmente mientras siga sin aceptar la autoridad plena de la Iglesia de Roma.

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