La proclama saudita dice que el «muftí», en una medida destinada a «salvaguardar la religión islámica», recomienda «a todos los musulmanes desconfiar de este juguete e impedir que sus chicos lo usen».
COMENTARIO: Conviene no olvidar que también occidente tiene otras formas de realizar sus «fatwas». No es sólo el Islam el que utiliza este ataque a la libertad de expresión y de conciencia de la ciudadanía, aunque puede ser la más burda.
A su entender, la amenaza que representan Pikachu y sus socios es doble. Por un lado, los Pokemon constituyen “una especie de juego de azar”: quienes coleccionan las figuritas muchas veces las intercambian, dinero de por medio, y como el consumo de alcohol y la consagración a otros vicios terrenales, el juego está prohibido por el Corán. Para colmo, por la razón que fuera, “la mayor parte de las figuritas de la serie tienen impresas estrellas de seis puntas, dato considerado por el autor de la “fatwa” como un “símbolo del sionismo y del Estado de Israel”; lo que, por ende, constituye una forma oculta de “propaganda judía”.
El gran “muftí” de Arabia Saudita, Abdelaziz bin Abdallah, máxima autoridad islámica del reino del petróleo, emitió una “fatwa” o decreto de condena religiosa, contra los Pokemon, y ordenó a todos y cada uno de los devotos musulmanes tirar a la basura cuanta figurita de la familia estuviera a su alcance.
Pero eso no es todo: la condena alcanza a todos sus derivados, ya sean juguetes, dibujitos animados o videojuegos. El motivo es que, a juicio de este hombre, se trataría de un “peligroso juego de azar” que difunde “propaganda hebrea”.
Era de esperar que el ataque de ciertos líderes sauditas a los Pokemon no fuera un hecho aislado. En los últimos días, los 150 personajes de la serie también suscitaron polémicas similares en Jordania, donde la escuela de la “sharia” (la aplicación rígida de la ley islámica) definió a Pikachu y a sus amigos como “figuras diabólicas, peligrosas para la juventud”, acusando a su creador de “sionista”. Señalar a Pokemon como “sionista” es el evidente preludio de otras condenas, más relevantes y recargadas, contra Israel. De hecho, el ataque al personaje animado sucedió durante la cumbre de la Liga Arabe, que acaba de concluir en Amman, Jordania, que condenó al Estado judío por el conflicto con los palestinos y propugnó iniciativas concretas contra el gobierno israelí. No es nuevo que, aún cuando en otras cuestiones, como el embargo contra Irak, el mundo árabe todavía está dividido, si se trata de Israel, se presenta como un bloque compacto. Y ahora parece que, si el cuestionado es Pikachu, tampoco hay divergencias.