El imán de la mezquita de Las Palmas explica cómo vive su comunidad el Ramadán y también cómo sortea la crisis
Los musulmanes celebran estos días el Ramadán, una de sus fiestas principales. El imán de la mezquita de Las Palmas de Gran Canaria, Mohamed Mahmoud Saleh, explica en esta entrevista cómo vive su comunidad la festividad, pero también cómo sortea la crisis. Reclama al Consistorio la mezquita y pide al Estado español las mismas ayudas que recibe la Iglesia para hacer su labor.
– ¿Cómo se vive el Ramadán en un país no islámico?
– Cada pueblo tiene sus tradiciones, su cultura y su educación. Cuando se emigra, uno se lleva eso allá a donde va, al margen de que se integre en otro lugar y asimile otro tipo de vida. No extrañamos nada. Los rituales se hacen en casa y en la mezquita. Fuera, tratamos de acercarnos a los demás con respeto.
– ¿Y cómo lo vive un imán?
– Es la temporada de más trabajo. Las mezquitas están llenas y tengo como huéspedes a dos imanes llegados de Egipto para recitar el Corán. Soy también el responsable de la comida que estos días se sirve en la mezquita. Es un gran esfuerzo, además, de enseñar y dirigir a la gente para que sean buenas personas.
– ¿Cómo está afectando la crisis a su comunidad?
– Estamos multiplicando el esfuerzo. La gente necesita ayuda y viene a la mezquita. Hay personas que no comen otra cosa en todo el día que la comida que servimos. Muchos jóvenes vienen aquí, no tienen ni trabajo ni casa. Debemos cuidarlos, ayudarlos para que salgan de esta crisis. Están asfixiados y es más fácil desviarse del camino, entrar en la droga, robar. Tenemos miedo de que se conviertan en extremistas. Por eso es tan importante mi papel. El imán es el único que puede frenar eso porque llega a sus sentimientos.
– ¿Acude mucha gente?
– Claro, muchos. Es otra de nuestras actividades. Ayudar a los pobres, a los enfermos y los moribundos. Pero hay un problema, la mezquita no tiene dinero. Si hay justicia de verdad, el Gobierno debe ayudarnos para que podamos funcionar.
– ¿Hacen una labor similar a la de la Iglesia católica?
– Igual, pero la diferencia es que la Iglesia tiene el apoyo económico del Estado más lo que recauda en los impuestos y nosotros, no, pese a pagar a Hacienda.
– ¿El Estado debería contribuir a su sostenimiento?
– Debería pensarlo y apoyarnos porque el papel de la mezquita es muy importante. No sólo en la religión, sino en la educación, en la cultura y en la sociedad.
– ¿Para controlar al integristas, como dice usted?
– Efectivamente. La ley puede dar miedo pero las personas se la saltan. El imán conmueve los corazones porque es la forma divina de Alá. Y los musulmanes temen a Alá.
– ¿Hay solución a la crisis?
– Necesitaría expertos en economía para responder a eso. Lo primero es justicia. Dividir las riquezas que están en manos de un grupo de países. Si hubiera justicia, no habría crisis.
– ¿Cómo son las relaciones con las instituciones canarias?
– Hay una buena relación con el Consistorio, pero esperamos que dé frutos. Llevamos esperando 20 años la mezquita y estamos teniendo mucha paciencia. Pido que, en Ramadán, se terminen los trámites y nos den el permiso. Hay un convenio desde el 95, pero viene un partido, y otro, y ninguno la entrega. Espero, sinceramente, que los responsables de ahora terminen con el problema. Aunque hay una sentencia a nuestro favor, espero terminar esto de forma cariñosa. No hay derecho a que un país como España y con una comunidad tan respetable como la musulmana no tengamos aún la mezquita. Con el Cabildo, hay colaboración. Se terminó con el problema del Matadero y también con el cementerio. También colaboramos con la policía. Ambos somos responsables de la seguridad ciudadana. El imán evita más el crimen que cien policías. Con el Gobierno nos entendemos bien.
– ¿Qué problema cree que hay en el Consistorio?
– Hay que preguntarles a ellos. Por nuestra parte, ninguno.
– ¿Se sienten plenamente integrados en Canarias?
– ¿Qué significa integración? Es una palabra elástica. Significa entendimiento, colaboración, y que haya frutos para que la sociedad mejore. La comunidad musulmana está integrada al 100 %. ¿Dónde trabaja?, ¿con quién hace negocios? Tenemos amistades profundas con españoles. No estamos en una burbuja. Integración es respeto. Si creen que vamos a olvidar nuestra educación, nuestras costumbres y nuestra religión por ser emigrantes, se equivocan. No ocurrirá jamás. Todos los pueblos tienen su cultura. Esto es lo bello de la civilización.
– Si hay integración, ¿por qué causa tanto revuelo prohibir el vuelo en las escuelas?
– ¿Qué problema tiene el que lleve velo? Mientras haga sus deberes y tenga respecto hacia los demás, ¿dónde está el problema? Aquí hay libertad. Unas niñas van con pantalones y otras con minifalda; y no hay ningún problema. Si respetas tu religión, la sociedad te respetará.
– Pero hablamos de niños que no deciden por sí mismos.
– Ningún padre ni madre obliga a una niña a ponerse el velo. Los demás debemos respetar su decisión, sus deseos.
– ¿Acatarían que se prohibira el velo en los espacios públicos?
– Si eso ocurriese, diríamos que no hay libertad religiosa ni respeto en España. Y me parecería muy mal en una democracia occidental como ésta. Cuanto más se aprieta la libertad, más terrorismo y violencia hay. Yo respeto a la sociedad en la que vivo cuando ella me deja actuar en lo religioso. Si lo siento al revés, el efecto puede ser lo contrario.