Además de considerar los ya de por si serios problemas que tiene Asturias y sus ciudadanos como para regalar dinero público a la iglesia. Esto pone de manifiesto una vez más algo que cada vez más personas se van dando cuenta y es la constatación de que el actual Estado monárquico de la transición no es en absoluto un estado aconfesional por mucho que así lo declare la Constitución.
La llamada “Iglesiona” no figura en el catalogo de bienes artísticos y culturales y por ello la obra no fue financiada por el ministerio de cultura.
Pues bien cuando la administración central del Estado había puesto las cosas en su sitio, El gobierno del Principado de Asturias, con fuertes tendencias cristianas en su seno y regido por D. Vicente Alvarez Areces, tan preocupado por poner limites presupuestarios al salario social, junto con el ayuntamiento de Gijón deciden regalarle al sr. obispo, de nuestros impuestos, las dos terceras partes de la obra.
La iglesia católica por los acuerdos con el Vaticano de 1979 goza de innumerables privilegios, entre ellos el de no pagar impuestos. El Estado entrega anualmente millones de Euros por encima de lo que aportan sus fieles. Además está constantemente obteniendo subvenciones y donaciones de las administraciones municipales y autonómicas como ahora en Asturias.
Denunciamos que con dinero público se financien actividades, edificios, o publicaciones de una entidad privada de creyentes como es la iglesia católica. Las entidades privadas deben ser mantenidas y subvencionadas por sus socios.
Es lamentable que ambas administraciones, la local y la autonómica estén regidas por coaliciones de izquierdas y sean incapaces de aplicar unas relaciones con la iglesia católica basadas, como exigen los más elementales principios democráticos en el respeto y la separación de la iglesia y el Estado.