Mientras los recortes hacen estragos en la educación pública, la Generalitat destina cada año 30 millones de euros a 16 colegios vinculados al Opus Dei. Una educación machista, clasista, basada en el integrismo católico, financiada con dinero público y al servicio de los hijos de la élite.
Si algo ha quedado a salvo de la política de “ajuste” del Departamente d´Ensenyament en estos últimos 6 años han sido los colegios de “la Obra”, que se han llevado “religiosamente” 180 millones, tal y como reveló el periódico El Critic. Estos colegios representan la educación más “casposa” y reaccionaria, con una clara ideología machista, y clasista, y están dedicados a la formación y reproducción de las élites para garantizar el relevo generacional y de la oligarquía, en este caso catalana.
La situación fue denunciada en el 2014 por el Grupo Periodistes Ramon Barnils. Se trata de una de las herencias de los gobiernos de Jordi Pujol, quien impulsó la concesión de los conciertos económicos a estos centros. El Tripartito prometió que harían algo al respecto, pero quedó en papel mojado ya que nunca suprimió la subvención pública a las escuelas religiosas, tampoco a las del Opus. De vuelta a la oposición, en el 2014, los partidos de “izquierda” volvieron a cuestionar estos conciertos económicos. Sin embargo los votos de CiU y el PP los salvaron, como pasó de nuevo hace unos días en el Parlament. Artur Mas e Irene Rigau, Consellera de Educación, aprovecharon ese mismo año para renovar los conciertos por cuatro años más, hasta 2018.
Toda estas escuelas aplican un modelo basado en la segregación por sexos. Son firmes defensoras de este método aludiendo a la mejora del rendimiento de los y las alumnas. El uniforme o la asignación de tareas según los roles femeninos o masculinos son parte integrante de este método “casposo”. Todo siempre envuelto por el adoctrinamiento en el más ferviente integrismo católico y los valores más ultra-conservadores.
A pesar de los conciertos, la matrícula en estos centros no es gratuita, algo completamente ilegal pero que es consentido por la inspección educativa en éstos y otros muchos centros religiosos. A las familias se les exige el pago de cuotas de forma “voluntaria”. Una voluntariedad que pasa por la coacción a los familiares para que sus hijos no queden como excluidos.
Una realidad que se retrata muy bien en el reportaje de la Directa “LLiçons de l’Opus Dei(III)”: “En primaria, por ejemplo, cada mes se pagan € 69,50 por la atención personalizada, 75 € por las actividades complementarias y 72 € por el proyecto pedagógico. El servicio de comedor vale € 145 y el centro pide una aportación «voluntaria e imprescindible” de 47 € para la Fundación Barco, vinculada al Opus Dei. Aparte de la factura mensual, las familias tienen que pagar una factura anual de 340 € por los servicios escolares, que incluyen un seguro, la atención médica y las excursiones culturales, entre otros. Las Encinas también pide una aportación extraordinaria de 2.500 € para la Fundación Impulso, que dedica sus esfuerzos a mejorar las infraestructuras de las escuelas del Opus”.
El nuevo gobierno Puigdemont sigue apostando por el apoyo a este modelo. Los conciertos al Opus siguen en activo y han sido renovados, y de hecho la prorogación de los Presupuestos de 2015 (con los votos a favor de JxSí y 5 de la CUP) han facilitado que así sea. Para garantizar esta continuidad Rigau ha dejado al mando de la Conselleria de Educación a su hasta ahora mano derecha, Meritxell Ruiz i Isern, que “para más INRI” es también numeraria del Opus Dei.