El fraile acusado de abusar sexualmente de un joven en Castellón, cuando este era menor de edad, negó ayer los hechos denunciados durante su declaración ante el titular del juzgado de instrucción número 1 de Castellón. El religioso mantuvo que no existió prácticamente ninguna relación con el entonces monaguillo y que, incluso, la que existía era "distante", tal como explicó su abogado, Emilio Pérez Mora, al finalizar el interrogatorio.
El letrado también descartó que durante el tiempo en el que coincidieron el fraile y el entonces monaguillo, 40 días según afirmó, existiera una situación de prevalencia del primero sobre el segundo, ya que no tenía "ningún rango de superioridad sobre él que no hubiera podido abandonar, ni era su guía espiritual, ni su confesor, ni su consejero". En su declaración ante el juez además afirmó que "que no conocía nada de su vida íntima, que no le transmitía ningún tipo de problema y que tampoco manifestó su intención de abandonar la parroquia", según dijo el letrado. Más bien al contrario, aseguró que fue el fraile el que "echó" al monaguillo de la parroquia al entender que "no tenía vocación y por su carácter huraño, porque le pedía adelantos de dinero", en referencia a los 100 euros que cobraba el joven, que entonces tenía 17 años.
Así explicó que, según le ha expuesto su cliente, la única interpretación de los motivos que llevaron al joven a presentar la denuncia es que "perteneciendo a una familia ultracatólica en la que se considera la homosexualidad como una enfermedad, y tras haber tenido una relación homosexual anterior en unas convivencias en Zaragoza, tal vez haya habido que buscar a un chivo expiatorio que justifique tal condición".
Tras el interrogatorio, en el que el fraile no quiso contestar a las preguntas de la acusación particular, Pérez Mora propuso tomar declaración a más de una docena de personas, entre catequistas y antiguos monaguillos, que, según dijo, "van a decir que este señor se ha comportado siempre de forma excelente y totalmente decente con todos ellos". "No creo que la acusación tenga ni un solo testigo que diga lo contrario", afirmó para añadir que "en estos casos, normalmente, no aparecen solos sino que una denuncia lleva a otras".
En cualquier caso, tras la declaración, el juez mantuvo la imputación al fraile que sigue en libertad provisional y con las limitaciones de la orden a la que pertenece, los carmelitas descalzos "de la que lleva un año apartado, sin poder decir misa, ni confesar y con la prohibición de hacer declaraciones", tal como señaló su abogado. Según este, su pretensión es volver a ejercer en la parroquia de Burriana, de la que salió al denunciarse el caso.
El caso saltó en mayo cuando la orden de los Carmelitas Descalzos puso en conocimiento de la fiscalía los presuntos abusos cometidos por uno de sus frailes sobre un menor, que actualmente tiene 20 años, cuando este ejercía de monaguillo en Castellón. Así, por primera vez, una orden religiosa ponía en manos de la justicia un presunto caso de pederastia, tras la recomendación del Papa de denunciar los casos de abusos.