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El Estado laico: breves aportes para su reconstrucción

CONTENIDO
DEDICATORIA

INTRODUCCIÓN

1. SECULARIZACIÓN Y ESTADO LAICO
1.1 LAS TESIS DE LA SECULARIZACIÓN
1.1.1 Teorías radicales de la secularización
1.1.2 Teorías moderadas de la secularización
1.2 EL PARADIGMA DE LA SECULARIZACIÓN
1.2.1. Los componentes del paradigma de la secularización
1.2.1.1 Diferenciación
1.2.1.2 Racionalización
1.2.1.3 Mundanización
1.3 LAICIDAD, SECULARIZACIÓN Y NEUTRALIDAD EN EL ESTADO LAICO
1.3.1 Secularización y laicidad: categorías de análisis social
1.3.2 Neutralidad en el Estado laico contemporáneo
1.3.2.1 El mundo secular y el principio de neutralidad en Rawls
1.3.2.2 El mundo secular y el principio de neutralidad en Habermas

2. EL LAICISMO EN COLOMBIA Y SU CRISIS EN OTROS PAÍSES
2.1 EL ESTADO LAICO EN COLOMBIA
2.1.1 Laicismo y confesionalidad en la primera mitad del siglo XIX
2.1.2 La irrupción del liberalismo laicista en la segunda mitad del siglo XIX
2.1.3 La educación laica: motivo de guerra y génesis de la “Regeneración”
2.1.4 El laicismo en el siglo XX.
2.1.5 La Constitución Política de 1991: un paradigma laicista
2.2 CRISIS DEL ESTADO LAICO: ESTUDIO DE CASOS
2.2.1 IMPUNIDAD Y VIOLENCIA SEXUAL EN MÉXICO Y HOLANDA
2.2.1.1 México
2.2.1.2 Holanda
2.2.2 EL ATAQUE A LA ESCUELA LAICA EN ITALIA Y COLOMBIA
2.2.2.1 Italia
2.2.2.2 Colombia
2.2.3 ACCION BUROCRÁTICA PREFERENTE EN ESPAÑA Y COLOMBIA
2.2.3.1 España
2.2.3.2 Colombia

3.- CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

ANEXOS
1.- Preámbulo y discurso presentación Constitución de Cúcuta 1821
2.- Extracto discurso presentación Constitución Política de 1832
3.- Constitución Política de Nueva Granada de 1843
4.- Constitución Política de Nueva Granada de 1853
5.- Constitución Política Confederación Granadina de 1858
6.- Constitución Política Estados Unidos de Colombia de 1863
7.- Constitución Política de Colombia de 1886
8.- Concordato de 1887 Colombia – Santa Sede
9.- Concordato de 1973 Colombia – Santa Sede
10. Constitución de Italia
11. Constitución de España
12. Constitución de Holanda
13. Constitución de México

TABLA FOTOS
TABLA CARICATURAS
TABLA CUADROS


INTRODUCCIÓN

“A mí me parece que la sociedad puede ser más equilibrada y sensata, en la medida que sea laica”. Lisandro Duque, cineasta latinoamericano

Los atentados perpetrados en la ciudad de París el 7 de enero de 2015, en contra de los integrantes del semanario satírico anarquista Charlie Hebdo, fueron ejecutados por un comando de hombres armados con fusiles, vestidos de negro y enmascarados, quienes a sangre fría asesinaron a 12 personas, entre ellas, a los dibujantes Charb, Cabu, Tignous, Wolinski y Honoré, acciones violentas que se produjeron, según testigos, en medio de arengas que decían “Hemos vengado al profeta Mohamed!”, “¡Alá es grande!”, “Al Qaeda Yemen”, alusiva la primera al despliegue caricaturesco que el periódico ha realizado de tiempo atrás, respecto de esa figura religiosa fundacional y, la última mencionada, a la organización extremista que habría planeado las acciones, acontecimientos que son reflejo de la existencia de hondas grietas en los procesos de integración en sociedades multiculturales y del conflicto que se reafirma entre Occidente y el mundo del Islam.

El fracaso de la integración social se traduce en el éxito de movimientos yihadistas que reclutan jóvenes franceses de ascendencia magrebí o musulmana, es el caso de los hermanos Said y Chérif Kouachi ejecutores del atentado en Charlie Hebdo, crisis manifiesta desde la década anterior [2005] cuando minorías segregadas protagonizaron fuertes disturbios en diferentes lugares del país, movimientos compuestos por hijos de inmigrantes provenientes del norte de África, quienes al reclamar mayor respeto de la sociedad, recibieron del entonces presidente Sarkozy, el calificativo de “escoria”, problemática ya puesta sobre el tapete por intelectuales de esa nación, el caso de Pierre Bourdieu quien se pregunta con Wittgenstein, qué interés hay en estudiar la filosofía si ello no mejora nuestro modo de pensar las cuestiones importantes de la vida de todos los días, si ello no permite ser más conscientes que un periodista que se refiere al otro como “la gente de esta especie” o penetrar al origen de las desdichas en todas sus formas en lo que el mundo social ha hecho, aunque ese mundo, armado del saber, puede deshacerlo, en síntesis, para qué filosofar si con ello no se logra superar distancias insalvables que establecen los propios medios frente a la posición de la persona señalada, sin ir a los “lugares difíciles” y reemplazar las imágenes simplistas y unilaterales que se utilizan para una representación compleja y múltiple, sin abandonar el punto de vista único y central, en beneficio de la pluralidad de perspectivas, de inmigrantes a quienes se les sigue llamando así aunque hayan nacido en Francia y, de una acción política que al no valerse de los medios racionales que provee la ciencia, se le puede considerar como culpable de no asistir a quien está en peligro inminente y requiere ayuda.

Las medidas del gobierno Hollande se orientan más hacia la represión fundada en la vigilancia de la población, no obstante, visto que son las condiciones de vida de la juventud expuesta a marginación social que les lleva a ese tipo de disidencia terrorista, el ministro Manuel Valls reconoció en Francia, la existencia de “un apartheid territorial y social, étnico que se impuso en nuestro país: la miseria social a la cual se suman las discriminaciones a diario, cuando uno supuestamente no tiene el nombre adecuado, el color de piel adecuado o que es mujer“, situación que ahora ha generado la intención de impulsar programas relacionados con la construcción de viviendas de interés social en municipios con focos de pobreza, la enseñanza de la historia de las religiones tendiente a suprimir interpretaciones erróneas de los dogmas, planes de prevención de ataques en contra de población judía y musulmana, el anunció de un plan de sensibilización del concepto de laicidad, la garantía de seguridad en mezquitas y sinagogas, trabajar en la formación de imanes y capellanes en las cárceles y, finalmente, la lucha contra las formas de radicalización implementando la creación del portal oficial antiyihad www.stop-djihadisme.gouv.fr/.

Estos acontecimientos muestran conflictos que ubican como factor esencial de discordia, las barreras culturales y creencias individuales y colectivas, razones más que suficientes para asumir el llamado de Roberto Blancarte quien pide se implementen marcos políticos y legales que abran espacios para la gestión de la abundante pluralidad, donde esos enormes parapetos ideológicos y filosóficos que separan a Occidente de otros pueblos que se resisten a la imposición de valores que consideran ajenos, afecta la estabilidad política y social en muchos países y comunidades, en medio de flujos migratorios que, a diferencia de lo sucedido en siglos anteriores cuando se podían ocupar territorios vacíos, se deben incorporar en sociedades establecidas con culturas arraigadas, en suma, circunstancias que exigen inéditas reglas en cuyo contexto adquiere mayor relevancia la idea de un Estado laico como garante de neutralidad en un mundo cambiante, donde las formas de convivencia social parecieran estar agotadas con el agravante de ser la religión un detonante de violencia y destrucción debido al potencial fundamentalista que en ella anida, al lado de otras fuerzas integristas que se resisten a introducir cambios arguyendo la defensa de sus formas de vida o civilización.

En la necesidad de hallar un Estado que se defina desde la neutralidad, se vislumbra la participación de las ciencias sociales como herramienta que aporta en la reconstrucción del modelo, el propio Habermas al ver una polarización de visiones de mundo que pone en peligro la cohesión de la comunidad política, indaga en los matices que debe revestir el distanciamiento estatal respecto de un naturalismo fuerte que reivindica un programa que abarca temáticas en el campo de la neurociencia, robótica, biogenética, sin precisar las consecuencia sociales que de ello se derivan y, de otra parte, esa misma neutralidad requerida en lo tocante a las creencias repotenciadas y su influencia política que cuestiona cosmovisiones de mundo diferentes que transitan bajo formas secularizadas, tensiones que evidencian un riesgo para el Estado democrático de estar ausente en ambos lados una disposición a la autorreflexión, moción que si bien la desarrolla aquel pensador en el plano europeo que le es familiar, no quiere decir que en otras sociedades no se presenten escenarios que requieran de la filosofía como espacio de confrontación y búsqueda de posibles soluciones en el contexto latinoamericano.

Lo anterior revela el enfoque de esta investigación motivada por la observancia del ataque generalizado en contra del modelo político laicista, debido al reauge de la militancia religiosa que se toma al Estado y captura los diferentes espacios sociales que se habían liberado de su presencia control, es decir, secularizado, por ello resulta imperioso anclar sólidamente tal modelo en Colombia y Latinoamérica, pues están en juego las libertades fundamentales, específicamente, el libre desarrollo de la personalidad, la libertad de pensamiento, la denominada libertad negativa de religión, la libertad de consciencia y el derecho a no actuar en contra de ella, la prevalencia de los derechos culturales de los pueblos que se identifican más allá del simple imaginario católico o cristiano, es decir, las comunidades negras e indígenas; también se ubican en una zona vulnerable, cuando el Estado es de ascendencia confesional, los derechos de la mujer que van desde el libre despertar de su sexualidad hasta la decisión de tener o no pareja e hijos, las reinvidicaciones de los movimientos L.G.T.B.I. [personas lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales], la legalizacion de sustancias estupefacientes y el control de la producción y venta por parte del Estado, temas que requieren de una amplia discusión y la mediación de un poder neutral que interpele por encima de intereses dogmáticos y corporativos en cuestiones disputadas que no pueden estar bajo el dominio de las religiones e Iglesias.

Así las cosas, despega esta elaboración con un primer capítulo en el que debido a la importancia de alimentar una discusión a través de un procedimiento pluralista en lo tocante a métodos, que pueda operar desde diferentes perspectivas, se traen dos discursos que no suelen combinarse, uno desde la sociología de las creencias, el otro desde la filosofía política, esto permite apreciar la complejidad del fenómeno religioso, como se ve desde la comunidad que hace investigación en el campo de las ciencias sociales, y ubica la discusión en el plano teórico al brindar las ideas fundamentales que orientan esta investigación, al integrar estas dos disciplinas, se busca abandonar un punto de partida lineal o monotemático que a veces dificulta este tipo de ejercicios, en tal sentido Pierre Bourdieu propone que se obre como Joyce o Virginia Wolf, sin centros definidos, óptica que parece apropiada a los que nos ha sido impuesta la periferia en el orden mundial, como lo explica Díaz Arenas, acompañada del neoliberalismo que se traga al Estado e incrusta una era ciberespacial en la que no es posible influir, esto confirma el irrelevante lugar de Latinoamérica en la geopolítica internacional, con escasa participación en las decisiones que se toman de forma virtual por un poder omnipresente y al mismo tiempo inatacable donde quiera que esté.

El comienzo propuesto permite captar ab initio el proceso de secularización en occidente, igualmente, es una aproximación a los conceptos de laicidad y secularización los que se aclaran al indagar en el contexto de su producción, categorías construidas históricamente que se refieren a manifestaciones culturales variables, palabras cargadas de gran polisemia que obliga a su aprehensión desde posiciones interpretativas al interior del mundo social, como un estudio específico en la sociología de la religión, en materias que han generado múltiples conflictos a partir de las perspectivas asumidas por Marx, Durkheim y Weber, respecto del fenómeno religioso, conceptos que se constituyen en presupuestos de la modernidad, imprescindibles para entender aquel momento cuando el Estado y segmentos sociales, se liberan del dominio de las instituciones religiosas, contexto donde nace el principio de neutralidad como garante público de las libertades modernas, desplazamiento al que se vio avocada la religión sin que signifique su extinción, pues afirma Habermas que si bien las religiones ya no les es posible imponer una forma de vida al conjunto de la sociedad, poseen sensibilidades que aportar a las diferentes discusiones que se libran en la actualidad.

Al mismo tiempo se estructura el capítulo con definiciones de la filosofía política que han de entenderse procedentes en un mundo secularizado en el que impera el Estado laico, desde este punto de vista se abordan algunas ideas fundamentales de John Rawls y Jürgen Habermas, del primero se indaga en el papel de las creencias religiosas en el momento constituyente [posición original], aspecto relevante plasmado en Teoría de la Justicia [1971], obra que reconstruye la perspectiva del principio de neutralidad como lo entiende Rawls, libro que si bien es objeto de críticas, dice Elías Castro Blanco, posee el mérito de haber reabierto el interés por la filosofía política al formular la pregunta si es posible una sociedad justa y cuáles sus principios, los que les corresponde determinar a los miembros del grupo como racionales y mutuamente desinteresados que deben ser al escoger esos parámetros para vivir en sociedad política, constructo que, según lo expone Rawls, se desarrolla con el propósito de oponer al utilitarismo imperante en su cultura anglosajona, basado en Hume, Smith, Bentham y Mill, una variante intuicionista circunscrita y limitada para el caso elaborada desde una generalización de la teoría del contrato social llevada a un nivel más alto de abstracción.

En la propuesta rawlsiana los intereses morales, religiosos y filosóficos de los participantes en una situación inicial, irrenunciables a menos que no exista alternativa, los que se deben proteger frente al vínculo con las generaciones por venir, llevan a las partes a seleccionar postulados que aseguren esas libertades, aunque no sepan cuáles son sus convicciones religiosas y morales o el contenido de tales obligaciones y cómo las interpretan, tampoco la suerte que las mismas correrán (cuestiones que se decidirán a la luz del principio que se adopte),8 donde la función moral a cargo del Estado, explica Castro Blanco, es la de garantizar en forma igual, la libertad de escoger una concepción de “vida buena” en los límites del respecto y la equidad, de allí que sea importante indagar en esta concepción del filósofo de Baltimore.

En esta problemática Habermas es un filósofo influyente que aboga por la vigencia del Estado laico sobre la base del potencial emancipador de la comunicación, este se aprecia en Teoría de la Acción Comunicativa [1981] donde reconstruye la legitimación en sociedades complejas bajo el presupuesto lingüístico – sociológico que sólo son válidas las normas que cuenten con el consentimiento de todos los participantes en un discurso practico y cuyo cumplimiento pueda ser libremente aceptado por todos los afectados, propuesta que recibió diferentes críticas, entre ellas, la del jurista alemán Robert Alexi quien advirtió que ya no podía continuar sino como teoría del derecho, esto llevó a Habermas a volcar su esfuerzo en Facticidad y Validez donde construye un paradigma discursivo procedimental de la política y el derecho como un modelo normativo de democracia deliberativa para la formación imparcial de la opinión y la voluntad, para que la política y el derecho queden embebidos de procedimientos que permitan el uso público de la razón.

El discurso de Habermas se despliega al constatar que el derecho es el instrumento integrador que sobrevive luego del golpe que la modernidad propinó a las imágenes tradicionales de mundo, igualmente, bajo el signo de una política completamente secularizada donde el Estado ya no se legitima en visiones omnicomprensivas y requiere mantenerse a partir de un paradigma de democracia directa y radical, en el que cobra plena trascendencia el principio de neutralidad, planteamientos que se desbrozan en un momento actual donde el filosofar discute con la teoría de la ciencia y el creciente influjo de las ortodoxias religiosas, ya percibido desde La Lógica de las Ciencias Sociales, ello impele a Habermas a emitir su criterio, por una parte, respecto a la adecuada naturalización del espíritu que deviene del carácter de sus operaciones regidas por normas y, por el otro, sobre la interpretación correcta de la secularización, fenómeno al que las religiones consideran la causa de la crisis de valores en el mundo actual.

Vistos los presupuestos sociológicos y filosóficos de la secularización, se presenta el segundo capítulo que indaga sobre el laicismo en Colombia, país donde la religión es un componente permanente del conflicto sociopolítico existente en la nación, aparato de dominación de estirpe castellana que le atacará a mediados del siglo XIX, cuando las doctrinas liberales se incorporen al devenir constitucional, situación que motiva a la Iglesia oficial a tomar partido al lado de los conservadores en las guerras civiles que en forma sucesiva se desatan y pasan de una centuria a la otra, abierta intromisión del clero que se consolida con la Carta Magna de 1886, ello le mantendrá vigente, más o menos sin interrupciones, hasta el golpe funesto que recibe el catolicismo con la promulgación de la Constitución Política de 1991, que echa las bases de una sociedad secular y la vigencia del Estado laico neutral frente a las diferentes visiones de mundo, proyecto político con grandes altibajos y feroces enemigos.

Se complemente el capítulo con diferentes problemáticas que se registran en algunos países de América y Europa, el propósito es sugerir que la crisis que enfrenta el Estado en su faceta neutral, no se presenta únicamente en Colombia, sino que afecta a otras sociedades, cuestión que se examina en temáticas alusivas a:

1.- Esclavitud y violencia sexual ejercida por estamentos católicos en segmentos de la población, la que recibe una tímida respuesta por parte de la justicia estatal.

2.- Neo-colonización de la escuela pública con nociones religiosas y la implementación de pensum evaluables que devienen de pactos entre gobiernos de turno y jerarquías eclesiásticas, es fehaciente el caso italiano y colombiano, referentes a la exhibición de crucifijos y programas de religión en las escuelas, respectivamente.

3.- La acción burocrática orientada de preferencia a un credo en particular, este camino que toman muchos Estados se torna arbitrario en tanto concede un privilegio no reconocido explícitamente en las constituciones democráticas de los países, actuación que implica abuso de poder y desconocimiento del principio de funciones públicas regladas sobre la base de la neutralidad e igualdad estatal en cuestiones religiosas.

La aproximación a dichas problemáticas muestra que el poder se ratifica en la vida cotidiana por intermedio de sus agentes, donde la categoría de habitus que en Bourdieu es “una especie de operación de cálculo inconsciente que nos permite orientarnos correctamente dentro de un espacio social, sin tener la necesidad de reflexionar sobre dicha orientación, gracias a las múltiples acciones pedagógicas a las cuales se someten los agentes sociales que les permite adquirir las competencias indispensables para mantener convenientemente su posición dentro del juego social”, resulta apropiada para horadar los blindajes que recubren estas conductas gubernamentales que, amparadas en la tradición y el derecho, eufemizan relaciones de fuerza hasta ocultarlas, en un entorno de legitimidad que se construye como un proceso mediante el cual un dominante comunica un reconocimiento y su poder es admitido y, al mismo tiempo, los dominados son reconocidos por la dominación misma en tanto sus contribuciones a la relación, requiriéndose para legitimar el poder en las relaciones de dominación, la posibilidad que tanto dominantes como dominados compartan un conjunto de representaciones, esto permite descifrar ciertas actitudes que si bien son incoherentes desde el punto de vista normativo constitucional, refulgen entendibles bajo la perspectiva de las estructuras sociales vigentes que se deben mantener y encuentran en el derecho y en sectores estatales, dinámicas intrínsecas que conservan el statu quo.

El último capítulo formula algunas conclusiones que se esbozan para un entorno local a propósito de una Constitución Política que desintegra el Estado confesional que se le impuso a la sociedad desde 1886, no obstante, al confirmarse la crisis en la que se encuentra el modelo propuesto, debido a los ataques que se despliegan en su contra desde diferentes actores sociales, se precisa concluir la forma de incidir con el propósito de enarbolar la defensa del Estado laico y, dentro de su concepción, el derecho de las minorías e individuos a constituir y conformar espacios seculares y asumir las consecuencias que de ello se deriven, en este acápite están inmersas dos ideas sobre el papel que en esa dirección cumple la filosofía política, asimismo, la de proponer alternativas tendientes a exigir una reglamentación que impacte sobre la práctica cotidiana de los agentes que cumplen funciones públicas, esto busca hacer realidad la neutralidad que demanda esa gestión y contribuye a cimentar una ética de principios que esté más allá de visiones particulares omnicomprensivas, el ideal es evitar favorecimientos que se originen en la afinidad de creencias religiosas y aumentar la legitimidad racional del Estado.

Finalmente, hace parte del trabajo una muestra fotográfica que sintetiza visualmente los problemas que se desean presentar, es un material que se ha bajado de la nube y, algunas que tienen que ver con los crucifijos en las cortes judiciales de este país, han sido tomadas con el apoyo de la auxiliar de investigación, Giselle Castillo Hernández, quien en uno u otro evento ha hecho la recopilación y se ha encargado de ubicarlas en el texto; igualmente, su participación se extiende al tema de los anexos que es un acervo documental en el orden constitucional, útil al momento de soportar el estudio sobre el origen del Estado laico en Colombia, incluye también los extractos de las constituciones de México, Holanda, España e Italia, que se requieren al contextualizar los entornos políticos de estas naciones en las que se han presentado vulneraciones al principio de neutralidad estatal. Las fotos muestran algunas escenas genéricas que pretenden aludir al problema de las alianzas entre religión y política, otras resaltan ciertos personajes que están involucrados en violaciones a derechos humanos de población estudiantil en situación de encierro en internados católicos, hasta las que registran movilizaciones de colectivos en defensa de una sociedad secular.

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