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«El día del Desbautizo», la cúpula eclesiástica y «el espíritu del Cardenal Tarancón»

Una vez más la apostasía y los ficheros del bautismo vuelven a estar de actualidad. En el año 1958 una polémica sentencia absolvió a un obispo italiano de denigrar públicamente a una pareja por haberse casado por lo civil. Como argumentación el tribunal que falló la sentencia adujo que los dos integrantes de la pareja estaban bautizados y por tanto era “súbditos” de su obispo.

“El día del desbautizo”
Coincidiendo con este 50 aniversario la Unión de Ateos y Agnósticos Italianos celebró el “Día del Desbautizo”. Como consecuencia de esta iniciativa, el pasado sábado día 25 de octubre, más de 1000 personas solicitaron en Italia que sus nombres sean borrados de los registros bautismales de sus parroquias, según estableció en 1999 la Agencia de Protección de Datos.


Carta a los párrocos
1032 apóstatas reclamaron su derecho a que el Estado no les considere “súbditos” de la Iglesia Católica.
Los participantes enviaron una carta a sus párrocos pidiendo “la cancelación a efectos civiles del bautismo y el reconocimiento, establecido por la Agencia de protección de datos, de no ser considerados por el Estado como súbditos de la Iglesia católica”.

“Celebración”
Mientras tanto en nuestro país la Conferencia Episcopal “celebra” su “hasta el momento” victoria en la batalla por el registro de las bajas en las actas bautismales.

La AEPD y el recurso contra la sentencia
Protección de Datos hizo pública a principios de octubre su intención de recurrir la sentencia del Tribunal Supremo que exime a la Iglesia de cancelar los datos personales registrados en los libros de bautismo porque no los considera ficheros.

La AEPD reclama el derecho de los ciudadanos a la protección de datos personales que la Iglesia está vulnerando. La argumentación de este organismo es del todo sólida:  "Un libro de bautismo es un conjunto organizado de datos conforme a un criterio determinado, que es el de la fecha de bautismo, que permite la identificación. En una partida de bautismo hay abundantes datos personales, no sólo del bautizado, y se incorpora además información especialmente protegida, como son las creencias”

Nuestra Constitución en su Art. 16.2 ampara el derecho a no tener que hacer públicas ni la ideología ni las creencias:

“Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias”

Privilegios y derechos
En noviembre de 2007, el teólogo Juan José Tamayo, pronunció una frase que sigue teniendo, meses después, total vigencia: “La jerarquía católica pide privilegios y no derechos”

A su juicio es esta “confusión” entre privilegios y derechos la que conduce a estos jerarcas a no permitir que se pierdan ni su influencia social, ni su significación política en la sociedad y por supuesto ninguno de los privilegios acumulados durante siglos de dominación. Siguen embarcados en la cruzada de hacer creer a sus fieles que laicismo y anticatolicismo son lo mismo.

Cúpula eclesiástica
La cúpula eclesiástica se empecina en mantener la crispación y la beligerancia con el apoyo incondicional de la derecha extrema y de la extrema derecha (pido disculpas a Enric Sopena por la utilización de estos términos que él utiliza tan hábilmente).

Esta Iglesia, parece anclada en la Edad Media, no conoce el significado de palabras como libertad, derechos, progreso. Los obispos, encabezados por Rouco Varela, tuvieron la desfachatez de salir a la calle para impedir el derecho de los homosexuales a casarse, pero no se manifiestan en contra de actos tan bárbaros como la lapidación de una mujer el pasado lunes en Somalia.

“El espíritu del cardenal del cambio”
¿Dónde está el espíritu conciliador del Cardenal Tarancón? ¿Por qué no prendió en alguno de estos jerarcas?
Monseñor Tarancón, apoyado por el clero de base, fue el artífice de que la Iglesia Católica fuese capaz de remontar su apoyo a la guerra civil y a la dictadura; él fue el “cardenal del cambio”

Su histórica homilía, siendo presidente de la Conferencia Episcopal, del 27 de noviembre de 1975 en la Iglesia de los Jerónimos fue una defensa de los derechos humanos y de la participación de los ciudadanos en las tareas de gobierno. Sus palabras las escucharon, “en vivo y en directo”, altos cargos del Ejército, representantes de diversos gobiernos, el rey Juan Carlos que estrenaba cargo y la plana mayor del régimen franquista.

Sus palabras abrieron la ventana que permitió que circulase la brisa fresca de la Transición.

En esos tiempos convulsos tuvo que enfrentarse al cardenal Marcelo González y al obispo Guerra Campos porque ambos pretendían la oposición oficial de la iglesia, representada por el episcopado, a la Constitución del 78 por considerarla “atea y anticlerical”


Propuesta de perdón
Unos años antes en 1971, el cardenal Tarancón ya había escandalizado a la prensa con una propuesta que sometió a votación en la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes Españoles.

“Si decimos que no hemos pecado, hacemos a Dios mentiroso y su palabra ya no está con nosotros. Así, pues, reconocemos humildemente y pedimos perdón porque no supimos a su tiempo ser verdaderos ministros de reconciliación en el pueblo dividido por una guerra entre hermanos"

Se puede decir más alto pero no más claro.

¿Dónde está el espíritu conciliador del cardenal Tarancón?

Pilar Rego es Educadora Social y bloggera

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