Nació en Quito en 1889, falleció en 1961 y sepamos cual es la relación de este caballero con Latacunga, específicamente con la educación laica en nuestra ciudad.
8 de junio de 2010
Carlos Teófilo García Molineros, ex Director de la escuela Simón Bolívar en 1908, entonces Escuela Central, luego “Manuel J. calle” y finalmente con el nombre que perdura.- Ilustración: Revista Nacional de Cultura del Ecuador N°14. Susana Freire García. U
Edgar Freire Rubio es uno de los libreros mas respetados del país, de origen latacungueño es considerado uno de los compiladores más relevantes de nuestra historia y pasado impreso, el padre de su suegro se llamó Carlos García, y fue un hombre nacido para la enseñanza, nació en Quito en 1889, falleció en 1961 y sepamos cual es la relación de este caballero con Latacunga, específicamente con la educación laica en nuestra ciudad.
Tengo que mencionar necesariamente a Susana Freire García, una investigadora muy conocida e hija del citado Edgar, Susana llegó hace algunos meses a Latacunga a fin de recabar información de los inicios de la educación laica en Latacunga, ciudad a la cual había servido su ilustre bisabuelo a inicios del siglo XX, lo cierto es que Carlos T. García fue Director de un periódico en Quito llamado “El Panecillo”, donde su bisnieta encontró algunos datos, cuando le habían reconocido su labor con la Condecoración al Mérito Educacional, otorgado por el gobierno de Velasco Ibarra el 31 de mayo de 1961, por sus 27 años al servicio del Magisterio Nacional, su desempeño como Jefe del Departamento Técnico del Ministerio de Educación y su labor como docente universitario en la entonces Facultad de Pedagogía de la Universidad Central. García falleció a poco de recibir el homenaje.
El citado educador recibió sus primeras letras en el Seminario Menor, luego su padre Ramón García accedió a matricularlo en el Normal Juan Montalvo, era octubre de 1904, uno de sus compañeros fue el latacungueño y pionero del laicismo en esta ciudad Neris Muñoz, quien junto a García, Virgilio Arregui y José Figueroa viajaron a Latacunga por invitación de su profesor Alfonso Freire, quien luego en esta provincia fue Gobernador.
Llegados a esta ciudad Arregui fue nombrado Director de la escuela en San Sebastián, Muñoz lo fue en San Felipe, García de la Escuela Central de La Matriz (era 1908) y sin duda era la escuela Simón Bolívar, en tanto que Figueroa fue profesor de esta escuela.
En palabras de Susana Freire: “…La mayoría de los habitantes de Latacunga, influenciados por los Hermanos Cristianos, instauraron una campaña negativa en contra de los laicos, masones, espiritistas y garroteros…” Dice además Susana que no podían ni salir a caminar por las calles, pues eran objeto de portazos, amenazas de muerte, escupitajos y demás vejaciones. Tuvieron pocos amigos, entre ellos el Gobernador Freire, el Secretario de la Dirección de
Estudios un señor Leonardo Merino; a todo esto hay que añadir los pocos alumnos que acudían a las aulas, por ejemplo en primer grado había no más de dos alumnos, uno para tercer grado y dos para cuarto grado, todos eran hijos de empleados públicos.
El mismo Carlos T. García escribiría en sus memorias: “… Al día siguiente de haber abandonado la ciudad nuestro protector y defensor (era Freile ya ex Gobernador) asomaron en las calles de la ciudad estos letreros, con tinta roja: “LA SANGRE DE LOS LAICOS EN LA PLAZA DE LA MATRIZ, ABAJO LOS HUAYRAPAMUSHCAS, MUERAN LOS ESPIRITISTAS, PALO A LOS PROTESTANTES” (…). Llegó el nuevo gobernador, le informamos de la situación por la que atravesábamos y, cuando sentimos su frialdad por la defensa normalista, le pedimos telegrafiara al General Alfaro (…). Él no lo hizo, pero si lo hice yo (…) Resolvimos esperar la respuesta del General Alfaro, pero en la noche del 22 de diciembre una turba asaltó el local de la Escuela San Sebastián, desbaratando los muebles, mientras otro grupo vino a nuestra casa y nos echaban ABAJOS Y MUERAN, que solo fueron acallados con la presencia valerosa de los oficiales del batallón…”.
De regreso en Quito, García rindió el 7 de enero de 1909 su grado como Normalista Elemental en el Juan Montalvo en presencia del mismísimo General Eloy Alfaro, quien habría tenido un gesto de honorabilidad y gentileza hacia el nuevo Maestro. García ejerció la presidencia de la Sociedad Pedagógica de Pichincha (1911), dirigió algunas escuelas en Quito, el afamado escritor y Maestro Reinaldo Murgueytio habría dicho de García, entre otros términos: “…Comandaba este grupo grande y castigado, el profesor normalista Carlos T. García (…) tenía como norma de conducta el servir a los demás, a los otros pobres. Su plataforma era por consiguiente, luchar por obtener las reformas necesarias para mejorar la suerte de los maestros y los niños populares…”.
Esta relación de García con Latacunga fue algún momento mal informada por algún historiador, pensando quizá que se trataba del abuelo paterno del suscrito que se llamaba Carlos García también, sin saber que era Carlos Aurelio García Pazmiño y que nunca había pisado el Normal Juan Montalvo y por ello se pretendía que su retrato forme parte de la galería de ex Directores de le escuela Simón Bolívar, hoy que se conoce quien fue realmente García, se podría ubicar su retrato, que corresponde a la foto que la publicamos en este artículo.
Archivo y biblioteca del autor.
El citado educador recibió sus primeras letras en el Seminario Menor, luego su padre Ramón García accedió a matricularlo en el Normal Juan Montalvo, era octubre de 1904, uno de sus compañeros fue el latacungueño y pionero del laicismo en esta ciudad Neris Muñoz, quien junto a García, Virgilio Arregui y José Figueroa viajaron a Latacunga por invitación de su profesor Alfonso Freire, quien luego en esta provincia fue Gobernador.
Llegados a esta ciudad Arregui fue nombrado Director de la escuela en San Sebastián, Muñoz lo fue en San Felipe, García de la Escuela Central de La Matriz (era 1908) y sin duda era la escuela Simón Bolívar, en tanto que Figueroa fue profesor de esta escuela.
En palabras de Susana Freire: “…La mayoría de los habitantes de Latacunga, influenciados por los Hermanos Cristianos, instauraron una campaña negativa en contra de los laicos, masones, espiritistas y garroteros…” Dice además Susana que no podían ni salir a caminar por las calles, pues eran objeto de portazos, amenazas de muerte, escupitajos y demás vejaciones. Tuvieron pocos amigos, entre ellos el Gobernador Freire, el Secretario de la Dirección de
Estudios un señor Leonardo Merino; a todo esto hay que añadir los pocos alumnos que acudían a las aulas, por ejemplo en primer grado había no más de dos alumnos, uno para tercer grado y dos para cuarto grado, todos eran hijos de empleados públicos.
El mismo Carlos T. García escribiría en sus memorias: “… Al día siguiente de haber abandonado la ciudad nuestro protector y defensor (era Freile ya ex Gobernador) asomaron en las calles de la ciudad estos letreros, con tinta roja: “LA SANGRE DE LOS LAICOS EN LA PLAZA DE LA MATRIZ, ABAJO LOS HUAYRAPAMUSHCAS, MUERAN LOS ESPIRITISTAS, PALO A LOS PROTESTANTES” (…). Llegó el nuevo gobernador, le informamos de la situación por la que atravesábamos y, cuando sentimos su frialdad por la defensa normalista, le pedimos telegrafiara al General Alfaro (…). Él no lo hizo, pero si lo hice yo (…) Resolvimos esperar la respuesta del General Alfaro, pero en la noche del 22 de diciembre una turba asaltó el local de la Escuela San Sebastián, desbaratando los muebles, mientras otro grupo vino a nuestra casa y nos echaban ABAJOS Y MUERAN, que solo fueron acallados con la presencia valerosa de los oficiales del batallón…”.
De regreso en Quito, García rindió el 7 de enero de 1909 su grado como Normalista Elemental en el Juan Montalvo en presencia del mismísimo General Eloy Alfaro, quien habría tenido un gesto de honorabilidad y gentileza hacia el nuevo Maestro. García ejerció la presidencia de la Sociedad Pedagógica de Pichincha (1911), dirigió algunas escuelas en Quito, el afamado escritor y Maestro Reinaldo Murgueytio habría dicho de García, entre otros términos: “…Comandaba este grupo grande y castigado, el profesor normalista Carlos T. García (…) tenía como norma de conducta el servir a los demás, a los otros pobres. Su plataforma era por consiguiente, luchar por obtener las reformas necesarias para mejorar la suerte de los maestros y los niños populares…”.
Esta relación de García con Latacunga fue algún momento mal informada por algún historiador, pensando quizá que se trataba del abuelo paterno del suscrito que se llamaba Carlos García también, sin saber que era Carlos Aurelio García Pazmiño y que nunca había pisado el Normal Juan Montalvo y por ello se pretendía que su retrato forme parte de la galería de ex Directores de le escuela Simón Bolívar, hoy que se conoce quien fue realmente García, se podría ubicar su retrato, que corresponde a la foto que la publicamos en este artículo.
Archivo y biblioteca del autor.