CAL Thomas, de la cadena de televisión Fox preguntó una vez a Alí Jan, director nacional del Consejo Musulmán Americano: «¿El Corán ordena el asesinato o la violencia contra todos los infieles? » La respuesta fue: «No.
Eso está lejos de la verdad. No hay nada en el Corán, ningún verso que yo conozca que defienda el asesinato de los infieles». El periodista hizo la misma pregunta a un ex imán, que utiliza el alias de Sam Soloman por las amenazas de muerte que ha recibido tras decir que dispone de información acerca de ciertos planes islamistas para dominar el mundo, y recibió esta contestación: «No hay un sólo verso en el Corán que hable de paz con los no musulmanes, con los judíos o con los cristianos».
Esta contradicción es posible porque en algunas suras el Corán defiende una yihad defensiva. En 2:190 dice: «Combatid por Dios contra quienes combatan contra vosotros, pero no os excedáis. Dios no ama a los que se exceden». En la 16:126 dice: «Si castigáis, castigad de la misma manera que os han castigado». Pero en la 9:3 dice: «Anunciad a los infieles un castigo doloroso!» En la 9:29: «¿Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura no creen en Alá». Y en la 9:5 es implacable: «Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los asociadores (nombre que se daba a los cristianos y los judíos en los tiempos de Mahoma) dondequiera que les encontréis».
La justificación de la violencia ni siquiera está clara para los exegetas del Corán, que discuten si algunos versículos están abrogados por otros posteriores, ya que el demonio enturbió la revelación a Mahoma, o si no lo están ni es necesario porque solamente iban dirigidos contra los judíos y cristianos que vivían en La Meca. Conviene recordarlo para entender la polémica sobre las palabras de ayer del Papa, en las que lamenta profundamente las reacciones que provocó su discurso en el que mezcló los conceptos de violencia e Islam, pero no pide excusas porque está cargado de razón.