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El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, defiende que «la religión favorece la regeneración democrática» y «no debe quedar arrinconada en las sacristías»

El cardenal Carlos Osoro ha defendido el hecho religioso en la sociedad, al asegurar que «facilita la regeneración democrática, ya que facilita la apertura a los demás, y aporta valores como perdón, reconciliación, no violencia y apertura hacia el otro. El hecho religioso facilita una apertura a valores más elevados».

«La regeneración de la vida democrática de un pueblo será imposible sin introducir un orden ético en la vida pública. Y ello no resulta creíble sin que sus protagonistas tengan una vida ejemplar en el orden público y en el privado», ha afirmado.

El Arzobispo de Madrid, en una mesa redonda celebrada en el Teatro Real de Madrid, en el marco del Congreso Mundial de Juristas, ha pedido «distinguir la fe de la política». «Después de no pocas vicisitudes históricas – ha añadido–, en la Iglesia hemos apostado no por la subordinación de la política a la religión, ni viceversa; tampoco por el autismo entre ambas; creemos en un entendimiento entre el universo de la fe y de la política. Salen ganando si interactúan».

Según el cardenal, «hay que reivindicar la presencia pública del hecho religioso». En este punto, ha asegurado que creyentes y seculares «deben encontrarse al mismo nivel. Las religiones tienen un espacio en el foro público y no pueden quedar arrinconadas en las sacristías».

El purpurado, que participaba en una mesa redonda patrocinada por la Fundación Madrid Vivo sobre Democracia y Religión, ha explicado que «la democracia es algo más que el procedimiento que expresa la voluntad popular», sino que «tiene su legitimación en el orden de los valores. Y ahí las religiones tienen algo valioso que aportar.

«Al dar sentido a la existencia humana – ha insistido– el cristianismo aporta una subida de listones éticos con valores como el perdón o la reconciliación». El Arzobispo también ha subrayado que «la religión cristiana apuesta por la coherencia de vida: el ser humano es uno y debe comportarse rectamente tanto en su vida pública, como personal, como profesional».

«Se necesita un orden ético en la vida pública, imprescindible para una regeneración de la democracia. Para ello es necesario una coherencia de vida entre los que participan en la vida pública. La incoherencia acaba causando la crisis de la democracia», ha asegurado.

Para el cardenal Carlos Osoro, las religiones no pueden ser «fuente de intolerancia e intransigencia, sino al contrario. Porque hay una apertura al Dios que nos trasciende. Eso supone también una apertura al otro que es distinto».

La intervención del Arzobispo se ha producido en la mesa redonda ‘Democracia y religión: Educación y pluralidad política y religiosa’ celebrada en el Teatro Real de Madrid, en el marco del Congreso Bienal de la Asociación Mundial de Juristas que se desarrolla este martes 19 y mañana miércoles 20. En la mesa redonda, además del Arzobispo de Madrid, han tomado parte dos líderes musulmanes, otros dos judíos y una representante de la asociación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Uno de los participantes, Elyakim Rubinstein, ex vicepresidente del Tribunal Supremo y de la Corte Suprema de Israel, ha calificado como «regla de oro» «hacer las cosas con tolerancia», y ha subrayado que el estado de Israel, desde su Constitución, defiende la libertad religiosa.

Por su parte, Bassem Eid, activista de derechos humanos palestino, ha advertido de que «cada musulmán tiene su propio análisis religioso de lo que está pasando. El análisis difiere de un muftí a otro, de un país a otro. Muchas de esas interpretaciones en la actualidad están politizadas, y así interpretan el Corán».

Así, ha insistido en que «parece como si la democracia, el pluralismo, los derechos humanos no formasen parte de nuestra cultura». Eid se hha mostrado crítico con el movimiento BDS (de boicot a Israel, a partir de las siglas en inglés de Boicot, Desinversiones y Sanciones) porque «también violan los derechos de los palestinos. Nos quieren mantener como rehenes de su protesta, para ganar más dinero, que viene de Europa».

Marcela Szymanski, Jefe de la Oficina de Europa de Ayuda a la Iglesia Necesitada, ha hablado de que «en muchos países a los creyentes se les van privando de los derechos poco a poco, como se quitan las tejas de un tejado. La destrucción de la libertad religiosa desgraciadamente va progresando», ha asegurado Szymanski, que es una de las directoras del ‘Informe Libertad Religiosa en el Mundo’.

Así, ha señalado algunos factores citados en el informe: «hay más islamofobia en el mundo, más antisemitismo, más conversiones forzosas (en India, en Egipto, secuestran niñas para casarse con ellas y dicen que se han convertido)». En todo caso, se ha felicitado porque «ve una evolución en la percepción de lo problema; muchos políticos ahora son más sensibles a la persecución religiosa». En cualquier caso, ha indicado que «hay que denunciar los abusos, la discriminación. El que no denuncie será el próximo al que se comerán».

El gran rabino sefardí de Argentina, Isaac Sacca, por su parte, ha destacado la posición actual del judaísmo en cuestión de pluralismo, «que es lo que decía Maimónides. Lo que no te gusta que te hagan no se lo hagas a los demás. Esa es la esencia del Talmud». Sacca, amigo del Papa Francisco cuando era arzobispo de buenos Aires, ha asegurado que «ambos teníamos un plan. Queríamos exportar nuestra cultura de convivencia y democracia, cómo vivimos los argentinos la armonía entre las diferentes culturas y religiones. Creo que la convivencia aniquila los prejuicios», ha finalizado.

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