El pasado 13 de marzo se votó en el Consejo Escolar del Centro la posibilidad del cambio de nombre. Pasaría a llamarse «Ugarrandía», ya que ese es el topónimo del lugar donde se encuentra la escuela. El resultado de la votación fue: 10 votos a favor de cambiar el nombre, 2 en contra y una abstención.
El siguiente paso era el informe favorable del Ayuntamiento, sin embargo pese a que el alcalde es miembro del Consejo Escolar como representante municipal, el equipo de gobierno no asumió la propuesta del Consejo Escolar y llevó el tema al Pleno a sabiendas de que los votos de PP, GIH o Geroa Bai impedirían el voto favorable.
Y eso fue lo ocurrido el 28 de marzo, el Pleno del Ayuntamiento votó en contra (PP, GIH o Geroa Bai) de cambiar el nombre y el centro mantiene su nombre confesional, «Virgen Blanca».
El alcalde (de BILDU) no tuvo en cuenta la votación mayoritaria del Consejo Escolar, el órgano en el que está representada toda la comunidad educativa: profesorado, familias, trabajador@s de administración y servicios y ayuntamiento.
El grupo de BILDU votó en el Pleno a favor de cambiar el nombre, pero sin embargo no se atrevió a hacerlo directamente, de ese modo BILDU deja content@s a sus votantes aunque sabía que la mayoría del pleno iba a votar que no se cambiara y así evita las críticas de grupos conservadores y católicos que no quieren cambiarlo.
Una vez más la falta de coraje político para asumir cambios en materia de laicidad y de separación de lo religioso y lo público, mantiene el confesionalismo católico y la religión en la escuela, no solo como materia, sino en las denominaciones de los centros escolares públicos.