«Hay que apostar por la unidad en la diversidad, porque una unidad cerrada puede caer en el fundamentalismo y una diversidad muy plural puede caer en una anarquía». El arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora, aboga por «una Iglesia de puertas abiertas«, aunque advierte de una «cierta agresividad y un rebrote de laicismo» en la sociedad española.
En una entrevista con Europa Press, el prelado sostiene que la Iglesia «no quiere atrincherarse en sí misma, sino que sale a la sociedad para dar un mensaje de unidad y esperanza» y, por eso, ha apelado a «buscar lo que nos une, no lo que nos separa».
Para Jiménez Zamora, la Iglesia «tiene un mensaje de paz para la sociedad» y hace una llamada «a la conciliación, al sentido común», ahora «cuando hay momentos de crispación, por ejemplo, en Cataluña».
En este sentido, ha sostenido que «la nación como patria está bien, siempre que no sea excluyente, sino incluyente» y ha apostado por buscar «la unidad en la diversidad porque una unidad cerrada puede caer en el fundamentalismo y una diversidad muy plural puede caer en una anarquía«.
Monseñor Jiménez ha apreciado que en ocasiones los partidos políticos deberían tener «miras más altas» para buscar el bien común, en vez de optar «por la división, el grupo» y ha estimado que deberían hacer «una reconversión a lo que nos une» porque «la unidad se enriquece con la pluralidad».
Por contra, aboga por «ser una Iglesia de puertas abiertas», aunque «a veces nos cuesta difundir lo que hacemos». Como ejemplo, ha comentado si durante un mes la Iglesia dejara de realizar las diferentes labores que desempeña «habría un colapso social» porque se atiende a niños, colegios, residencias, hospitales, y a las personas más desfavorecidas a través de instituciones católicas como Cáritas y Manos Unidas.
Jiménez ha apuntado que la Iglesia «está para darse a los demás» y su «riqueza» son sus voluntarios, personas que «emplean su tiempo gratuitamente en favor de los demás». El prelado ha asegurado que «la Iglesia del Renacimiento, del boato, está superada«, «no es ostentosa, ni vanidosa», sino que trata «de hacer un servicio a la sociedad y al hombre», es decir, «la misma vida que lleva el Papa».
En su opinión, «hoy en día, no existe un referente moral y social como el Papa Francisco», quien «no solo es un líder religioso», sino que acude a diferentes foros internacionales «no a imponer, sino para ser conciencia crítica» y defender que «todas las fuerzas de la sociedad busquemos el bien común».
El arzobispo de Zaragoza ha considerado que «hay cierta agresividad y un rebrote de laicismo» hacia lo religioso y, en concreto, hacia lo católico, si bien ha estimado que proviene de «grupos minoritarios, pero bien orquestados», que «tienen altavoces». Sin embargo, «el pueblo en general no siente así» y determinados comportamientos «hieren sentimientos religiosos, culturales y de la identidad de un pueblo», como pueden ser los ataques a la Virgen del Pilar, que «es un icono» en Zaragoza, Aragón y España, «no solo para los creyentes practicantes», o el Camino de Santiago.
El arzobispo de Zaragoza ha señalado que con el Gobierno de Aragón mantiene unas relaciones «normales, no fáciles» porque «en algunos planteamientos creemos que no se respetan las leyes» y los acuerdos Iglesia-Estado, como ocurre con la enseñanza de la Religión en las escuelas.
Según ha dicho, mientras no cambie la legislación vigente en España, «los padres tienen legítimo derecho a elegir la educación religiosa para sus hijos». El prelado ha mencionado que la reducción del horario de esta asignatura planteado por el Ejecutivo autonómico, está ahora en el Tribunal Supremo.
Monseñor Jiménez ha indicado que hasta ahora «en todas las instancias hemos ido ganando» y, en Europa, «de una manera u otra, la Religión está en la escuela porque forma parte de la formación integral» y ésta «no sería completa si se obviara la dimensión religiosa que tiene la persona».
Respecto a la intención del Ayuntamiento de Zaragoza de impedir la inmatriculación por parte de la Iglesia de algunos templos, como la catedral de la Seo, ha recordado que la Dirección General de Patrimonio del Estado ha manifestado que no existe duda legal sobre la titularidad. «Son legítima propiedad» del Arzobispado, «son propiedad inmemorial de la Iglesia, nadie lo ha discutido hasta ahora».
Sobre los bienes de Barbastro, Jiménez Zamora ha manifestado que el regreso de las 111 piezas en depósito en el Museo de Lérida va por el «buen camino». El obispado barbastrense presentó el mes pasado una demanda por la vía civil para reclamar la devolución.
«Es doloroso, pero no queda más remedio, si no se quiere dejar sin sus bienes a esas parroquias», además de que «no se puede humillar al pueblo de Aragón con el incumplimiento de las sentencias reiteradas», ha opinado.