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El arzobispo de Sevilla quiere beatificar a veinte mártires en la Guerra Civil

«Prefirieron la muerte antes que renegar de su fe», asegura Hizo este anuncio en su homilia en la misa con la que cerraba el Año de la Fe Asenjo asegura no tener otra intención que «cumplir con un deber de justicia y gratitud»

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, quiere elevar a los altares a veinte religiosos asesinados en la diócesis sevillana en las primeras semanas de la Guerra Civil, tras el golpe de estado del 18 de julio. Los nombres de los mártires se darán a conocer en las próximas semanas. Se trata en su mayor parte, según adelantó Asenjo en abril del año pasado, de una docena de sacerdotes, además de algunos seminaristas y laicos, fusilados durante la «persecución religiosa» que estalló tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936.

Asenjo anunció este domingo el proceso de beatificación durante la homilía de la misa de clausura del Año de la Fe, celebrada en la Catedral, y que coincidió con la solemnidad de Cristo Rey, «corona de los mártires, de los confesores y de las vírgenes», como señaló el prelado.

La apertura del proceso será «muy próxima», según señaló Asenjo, tras año y medio de trabajo de un grupo de expertos que han interrogado a testigos para establecer las circunstancias en que fueron asesinados. El Arzobispado nombró también un tribunal para examinar las declaraciones de los testigos, una comisión de historiadores y otra de censores teólogos. De la coordinación de los trabajos se viene encargando la Delegación Episcopal para las Causas de los Santos.

El arzobispo es consciente de la polémica que este tipo de actuaciones ha cosechado allí donde se han impulsado. Como en abril de 2012, cuando anunció sus pretensiones, el arzobispo aseguró ayer que no tiene «otra intención que cumplir con un deber de justicia y gratitud, y poner sobre el candelero de la Iglesia el heroísmo y la fortaleza de estos modelos del amor más grande, de quienes prefirieron la muerte antes que renegar de su fe». «Nada más lejos de nuestra intención que echar sal sobre viejas heridas que aún parecen abiertas en algunos lugares a pesar del tiempo transcurrido; tampoco pretendemos saldar las cuentas pendientes de quienes las dejaron canceladas perdonando a sus verdugos en un acto de generosa y extrema caridad», dijo el año pasado.

Los instructores de la causa se han servido de los testimonios recogidos por orden del cardenal Ilundain pocos meses después de los fusilamientos, tarea que concluyó su sucesor, el cardenal Segura. Aquellos testimonios se recopilaron en un libro que, bajo el título La persecución religiosa en la Archidiócesis de Sevilla se envió en 1938, en plena Guerra Civil, a la Nunciatura Apostólica en España. Se trata, según Asenjo, de «una obra fundamental, de un valor excepcional». Más recientemente, su contenido sirvió de base para el folleto titulado In memoriam. Sacerdotes martirizados en la Archidiócesis de Sevilla en la Guerra Civil del 36, publicado por Carlos Ros en 1996.

La comisión nombrada por Asenjo ha ratificado estos relatos interrogando a otras personas que los escucharon de primera mano, ya que la mayor parte de los testigos directos ha fallecido. Además, se ha consultado documentación de los archivos civiles y parroquiales y abundante bibliografía.

Asenjo arzobispo Sevilla

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, durante una celebración solemne.JESÚS MORÓN

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