Osoro aguanta en soledad 10 minutos de improperios de los alumnos en la UPV
El arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, acaparó ayer de la rabia del centenar de estudiantes que reventaron el acto académico de inicio de curso en la Universitat Politècnica de València (UPV). El prelado fue el único que permaneció sentado en la primera fila reservada a las autoridades cuando los alumnos tomaron al asalto el paraninfo tras entrar por la fuerza en el rectorado. Allí aguantó, «con mucha serenidad», según sus palabras, los más de 10 minutos de improperios e insultos que le dirigieron desde el escenario los jóvenes, algunos de ellos con la cara tapada, en su protesta contra el incremento de las tasas universitarias y el recorte de las becas. La violenta protesta obligó a la Politècnica a suspender el acto de apertura de curso por primera vez en su historia.
Sólo ante los estudiantes, que coreaban cánticos en valenciano de «¡Ràbia, ràbia, ràbia!», desde su butaca en primera línea el mitrado soportó con semblante estoico reiterados gritos de «¡Fora l'Esglèsia de la universitat!» o «¡Molta sotana, pero molt poca vergonya!» y, ya en tono jocoso, lemas como «¡Esta es la juventud del Papa!»
«No he sentido ganas de escapar, ni de no estar ahí», explicó Osoro. «He estado con mucha serenidad, con muchas ganas de conocerles y escuchar sus reivindicaciones, algo que no he podido saber porque no se les oía bien», añade. El obispo se mantuvo en su asiento hasta que 10 minutos después de las 12, personal de seguridad de la UPV le invitó a abandonar la sala.
Nada hacía esperar un inicio de curso tan accidentado, máxime cuando la Plataforma en Defensa de la Universitat Pública de la UPV había pactado con el equipo del rector Francisco Mora que un estudiante leyera un manifiesto contra los recortes en la universidad pública y en solidaridad con la huelga en la enseñanza en Baleares.
Los asaltantes del paraninfo no respetaron dicho pacto y decidieron boicotear el acto. Los manifestantes proceden de las asambleas de Bellas Artes y otras facultades los estatutos de la UPV no permiten los sindicatos estudiantiles así como de la Assemblea Interuniversitaria. En este sentido, la vicerrectora de Alumnado de Politècnica, Mª Victoria Vivancos, destacó que muchos de ellos «nos vienen de enfrente», en alusión al vecino campus de la Universitat de València.
Unos 600 alumnos sin matricular
En el comunicado asambleario que leyó una joven se exigió al rector que «cumpla su palabra de que ningún alumno se quede fuera de la UPV por no poder pagar las tasas». Así, reclamó «la paralización los procedimientos de expulsión por impagos». Esta alumna asegura que la UPV «ha enviado cartas a aquellos que no han pagado las tasas del pasado curso con el ultimátum de que si no hacían el ingreso antes del 30 de septiembre serían expulsados».
En este sentido, la portavoz destaca que la Politècnica «no deja matricularse en el nuevo curso a unos 600 estudiantes que no han pagado las tasas del anterior ejercicio, pues todavía esperan a que la Generalitat publique la lista definitiva de becas del 2012/2013».
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