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El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, rodeado de sacerdotes, a su llegada al santuario.

El alcalde (PSOE) de Siero (Asturias) asiste a la misa y romería de la Virgen de la cabeza que preside el arzobispo de Oviedo

Centenares de personas participan en la misa y el desfile de las recuperadas fiestas con la talla restaurada por Paula Sánchez

La emoción de recuperar las fiestas de la Virgen de la Cabeza se hizo patente ayer en Meres, cuando a las once de la mañana se celebró el tradicional saludo de barrios. Fue el preludio de una jornada marcada por la misa en el santuario y la procesión con la talla del siglo XVI recientemente restaurada por la experta y colaboradora del Arzobispado Paula Sánchez.

Poco antes de las doce del mediodía llegó al prau de la romería el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, acompañado por una veintena de sacerdotes de Siero y algunos municipios limítrofes como Llanera. Entraron en el templo mientras sonaban las melodías de la Banda de Gaitas El Piñote de Argüelles y el coro parroquial, que acompañó durante una eucaristía a la que asistió el alcalde de Siero, Ángel García.

Los minutos previos al rito permitieron que muchos pudiesen colaborar con la parroquia encendiendo velas o comprando un recuerdo de la Virgen de la Cabeza. Otros se acercaron a la talla para obtener una foto reciente. Ya durante el sermón, Sanz Montes incidió en la importancia de recuperar «espacios y motivos» para la vida como antes de una pandemia «que secuestró besos y abrazos». Lo que incluye volver a celebrar romerías como la que vivió Meres estos días y disfrutar de la vida parroquial en la ermita, un espacio «reconstruido y que sabe de tragedias». «Para qué sirve un camino que no conduce a una ermita», preguntó a los fieles. El sol apretó cuando, a la una de la tarde, la virgen salió en procesión arropada por cientos de fieles.

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