Cientos de oscenses participaban este viernes en la procesión que recorre el centro de Huesca en la mañana del día 10. Tras la actuación de los danzantes, y el homenaje que este año dedicaba la Cofradía de San Lorenzo al Maestro Sampériz, el busto del patrón salía de la basílica de San Lorenzo por primera vez este año. Su recorrido habitual le llevaba por las calles del Casco Antiguo hasta la plaza de la Catedral y el Ayuntamiento. En su regreso participaban numerosos oscenses y visitantes ataviados con el traje regional. Elegían los mejores ropajes, la vestimenta para un día señalado.
Una vez reunidos todos frente a la Catedral, la procesión comenzaba su regreso, de nuevo, hacía San Lorenzo. Participaban numerosos oscenses y visitantes ataviados con el traje regional, la Cofradía de Caballeros de San Lorenzo, la de Loreto y la del Santo Cristo de los Milagros, el cabildo municipal y los danzantes, junto a la Banda de Música de Huesca. Mujeres, hombres y niños llenaban de colorido y tradición la mañana. Elegían los mejores ropajes, la vestimenta para un día señalado.
El cabildo municipal vestía el típico traje laurentino llevando el blanco y verde. La excepción la ponía Enrique Novella, concejal de Ciudadanos, que iba ataviado con traje jotero. La bandera de la ciudad era portada por la concejal de fiestas, María Rodrigo. Alcalde y concejales lucían la banda durante el recorrido y este año también en la entrada a la basílica.
Como es habitual, también había espacio para las reivindicaciones. En el rincón del Jerezano lanzaban al alcalde una montera de torero. En la costanilla de Santiago varios vecinos le aplaudían y otros le entregaron su tradicional obsequio “reivindicativo”. Llevan más de 20 años haciéndolo y en esta ocasión ha sido una réplica del programa de fiestas, una programación alternativa para unas fiestas que, con ironía, han llamado “Fiestas del ciudadano Lorenzo”.
Cerrando la procesión, la Banda de Música y los danzantes también acompañan a la figura de San Lorenzo por las calles de Huesca. Llevan varias horas danzando y los aplausos de la gente son el mejor remedio para darles fuerza.
La procesión finalizaba con la vuelta a la plaza de San Lorenzo, con la esperada entrada del busto del Santo y de los danzantes en la Basílica, este año llegando al altar por un lateral de la iglesia. Tras ello se celebraba la tradicional Misa Pontifical en su honor. El sonido de las espadas, los aplausos de la gente, los compases de la Banda envolvían el momento.
Imágenes: Heraldo