Un año más y en esta ocasión tras la finalización de las obras de la Catedral en su primera fase, la Patrona de Coria y de la diócesis dejó por unos días su santuario y a hombros de sus devotos bajó a la ciudad para recibir el caluroso homenaje de sus hijos.
Eran las 17.30 horas cuando la Morenita de Argeme luciendo manto de campo de color beige con flores pequeñitas azules, blancas y rosas, rematado con puntilla dorada y que fue donado hace unos años por la entonces camarera Titi Nieves Montero, además de sombrero de pastora que le han regalado este año, a hombros de sus devotos y escoltada por un buen número de caballos majestuosamente aderezados, y a los sones del joven tamborilero Alejandro García, dejaba por unos días su hogar y por el llamado Camino de la Virgen, tras recibir el tradicional homenaje de los hortelanos a su paso por el Arroyo de Valderrey, llegaba a su primer punto de encuentro, donde la Corporación le daba la bienvenida y el alcalde, José Manuel García Ballestero, le entregaba el bastón de mando de Coria.
A hombros de la Corporación y a los acordes de la Banda Municipal de Plasencia, con lluvia de pétalos de las más bellas flores de primavera y encabezando el cortejo las distintas cofradías de la ciudad que portaban sus distintivos, la Virgen llegaba a la Puerta del Carmen donde el cabildo catedralicio con su pastor diocesano al frente le daban la bienvenida. La Imagen era incensada mientras el pueblo entonaba el canto de La Salve. El cortejo procesional siguió el itinerario de costumbre, llegando a la Seo completamente abarrotada por devotos de la Virgen, que la recibían entre vítores y aplausos, mientras llegaba a la que iba a ser su nueva morada durante unos días, donde el pueblo le va a rendir todo tipo de honores.
El presidente de la Cofradía, José María Martín Martín, tras saludar a la Virgen dándole gracias por los frutos del XIV Sínodo Diocesano, le pidió a la Morenita que siga dándonos ese espíritu de acogida, «porque somos peregrinos en una tierra sedienta de ambiciones y riquezas materiales». Al mismo tiempo le pidió a la Virgen que siga siendo guía permanente «para que su luz llegue a los corazones de los hijos, que enfermos, caminan sin rumbo». Y finalmente le dijo a la Virgen que «queremos ser la Iglesia de Jesucristo, y por este motivo te pedimos que nos ayudes a ser fieles a Él, aprovechando, cada día, para reconocer al hermano que desfallece».
Cerró el acto el obispo Francisco Cerro Chaves, quien manifestó que «hemos caminado junto a la Virgen desde su santuario hasta la ciudad y nos sentimos como un hijo con la madre en su casa».
El acto finalizó con el canto de La Salve y el himno oficial de la Virgen de Argeme, finalizando con unos vivas a la Virgen.
