Un cielo cubierto de plomizas nubes, que amenazaba lluvia, no impidió la llegada de un millar de devotos, romeros, turistas y curiosos a la localidad canguesa de Cañu para participar en el día grande en honor a la Virgen de la Salud. Vinieron desde todos los concejos de la comarca oriental y más del 90% de los presentes eran mujeres, que acudían con el fin de pedir «salud para el cuerpo y el alma». Las primeras notas de asturianía de la mañana procedían de la Agrupación Folclórica Picos de Europa, cuyos componentes, dirigidos por Javier Torroba, ofrecieron un pasacalles y bailaron el Saltón antes de que comenzara la eucaristía.
De oficiar la misa en la capilla de San Miguel, a orillas de la carretera que serpentea hacia el Pontón, se encargaron los sacerdotes José Antonio Alonso y Marcos Cuervo, los nuevos responsables de la Unidad Parroquial formada por Amieva, Cangas de Onís, Onís y Ponga. Estuvieron asesorados por Luis Álvarez, párroco jubilado, con 35 fiestas de la Salud a sus espaldas.
Abrían la comitiva sacra las imágenes del arcángel San Miguel, el Ángel de la Guarda y la Virgen de la Salud, en cuyos varales oficiaban como costaleras cuatro mujeres: Carmen Fornés, Marlene Alonso, Elena González y Liliana Galán. Los tres sacerdotes, el alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González, y un elevado número de fieles cerraban el cortejo. Se subastaron con celeridad y a buen precio los panes de los ramos y el pirotécnico Ramón Fresno, llegado desde Villaviciosa, prendía fuego a los petardos y giratorios que formaban parte del Xigante, la figura de un pescador que fue quemada.