La Virgen de la Sierra, lejos de caminar sola, demuestra en cada ocasión su poder de atracción, como en aquel histórico besamanos que tuvo lugar en la parroquia de la Trinidad, con motivo de la Magna Mariana. Y hoy tampoco lo ha hecho. Por el contrario, una multitud de egabrenses han lanzado sus vivas al cielo de la Subbética. Mientras la centenaria imagen se acercaba a Cabra, para que Fernando Priego se suba a su trono áureo y le entregue el bastón de mando de la ciudad. Porque Ella manda, desde hoy, en el pueblo al que quiere y protege. Sin miedos y sin complejos, su gente se arrodilla ante ella, comenzando por su alcalde.
El obispo de Almería celebra una misa a bordo de la fragata Blas de Lezo, de maniobras militares en la ciudad
Monseñor Antonio Gómez Cantero visitó la embarcación que permaneció unos días atracada en el puerto de la ciudad…