Como cada 4 de enero, el Heraldo llegó pero no pudo irse sin antes visitar la basílica del Gran Poder para rendir sus honores al Señor de Sevilla ya que este 2020 se cumplen 400 años de la talla de la imagen por Juan de Mesa y Velasco.
Así, encarnado por el empresario y mayordomo de dicha hermandad, Manuel Ramos, salió a las 5 de la tarde del Ateneo, en la calle Orfila, para recorrer con su cortejo las calles del centro haciendo parada en el Gran Poder y terminando en el Ayuntamiento de Sevilla.
Un día histórico ya que es la primera vez desde que viene el Heraldo a Sevilla, a finales de los 90, que se desvía de su recorrido para hacer una visita.
Abría su cortejo la banda de música Virgen de los Reyes seguida por los beduinos, el palanquín, él a caballo y detrás, cerrando, la banda de Nuestra Señora de la Victoria de Arahal .
Salió de Orfila para seguir por la plaza de San Andrés, Daoiz, Amor de Dios, San Miguel, Jesús del Gran Poder, Conde de Barajas y plaza de San Lorenzo, en la que no cabía un alfiler,
La puerta del templo abierta y dentro una representación amplia de la hermandad con su hermano mayor al frente, Félix Ríos; el rector de la basílica, Borja Medina; el arzobispo-obispo de la Seo de Urgell y copríncipe de Andorra, Joan Enric Vives; el presidente del Ateneo de Sevilla, Alberto Máximo Pérez Calero; y muchos amigos y familiares del heraldo que llegó tirando todos tipo de golosinas aclamado por la multitud.
Se bajó del caballo y una vez dentro depositó un ramo de rosas rojas ante el Gran Poder y Vives pronunció unas palabras a las que siguió el rezo de una oración para que el Señor proteja a los niños desamparados.
Luego, Ríos y Pérez Calero se intercambiaron un cuadro conmemorativo y, seguidamente, comenzaron las fotos, ante el Señor, del Heraldo con las personas que encarnarán hoy a los Reyes Magos en la cabalgata del Ateneo.
Cuando siguió su camino hacia el Ayuntamiento la multitud quiso entrar en la basílica mientras el capiller, Miguel Martín, no daba abasto para contenerla explicando que «cerramos pero a la hora de siempre abre el templo».
Fuera los sones se alejaban hacia el Ayuntamiento de Sevilla por Cardenal Spinola, Plaza de la Gavidia, Las Cortes, Jesús del Gran Poder, Plaza del Duque, Campana, Martín Villa, Plaza de Villasís, Cuna, Plaza del Salvador, Alvarez Quintero, Manuel Cortina, Francisco Bruna, Plaza de San Francisco, Hernando Colón, Alemanes, Avenida de la Constitucion y arquillo del Ayuntamiento. Era imposible pasar de una calle a otra para llegar a la Plaza Nueva, porque cuando no se cruzaba el cortejo del Heraldo, el río de personas impedía deambular. Y el comercio abierto. Pero la mayoría de las tiendas vacías.
En la Plaza Nueva, una hora antes de la llegada del Heraldo —pasadas las siete de la tarde— ya estaban las filas formadas detrás de las vallas próximas al Ayutamiento para no peder detalle de la llegada. El alcalde, JuanEspadas, lo estaba esperando para entregarle las llaves de la ciudad. A pesar de la endeble megafonía la animación, y los «oles» del público no se hicieron esperar cuando el Heraldo anunció a los niños que los Reyes Magos ya estaban de camino. El regreso fue por Plaza Nueva, Méndez Núñez, La Magdalena, 0’Donnell, La Campana, Martín Villa, Plaza de Villasís y Orfila.