Según recogió hace unos días El Periódico de Aragón, «El 2 de abril, día de Jueves Santo, a las 19.00 horas, se celebrará la misa de la cena del Señor en la iglesia parroquial. Después de la misa, se producirá el conocido como Encierro del Alcalde, una tradición de más de 500 años, por la que el primer edil de Épila custodia las llaves del sagrario hasta el momento del Santo Entierro.»
La Guía Práctica de Zaragoza aclara que «Es típico realizar el Encierro del Alcalde [de Épila] en su domicilio el Jueves y el Viernes Santo, llevando al cuello y custodiando la llave del Sagrario. Durante esos días no puede salir a la calle.»
El propio alcalde actual de Épila, Martín Llanas Gaspar, explicó ya en 2006 que «es una tradición que va con el cargo y la vengo respetando muy gustosamente todos los años. Forma parte de mis obligaciones como alcalde y durante mis veintisiete años en el cargo [ahora 36], la he cumplido religiosamente. Forma parte de la historia de Épila y a no ser que se presente algo urgente que requiera mi presencia, conllevaré mi encierro como todos los años».
También nos enteramos en esta misma página de que
«Se trata de un antiguo privilegio concedido en 1663 a la villa de Épila, representada por la persona de mayor rango civil, que entonces era el Justicia y hoy es el Alcalde. Entre todas las tradiciones que aún perviven, ésta es la que más orgullo puede proporcionar a los epilenses, pues en toda la geografía española, sólo Épila tiene esta prerrogativa. Terminados los oficios de Jueves Santo, las hostias que se han consagrado durante la celebración quedan depositadas en el sagrario, engalanado con flores y palmas para dar mayor solemnidad. El sacerdote cierra el sagrario y el alcalde se postra de rodillas para que el oficiante le cuelgue al cuello la llave que ha utilizado. Regresa a su casa acompañado por las autoridades eclesiásticas y civiles, luciendo la llave sobre el pecho y deberá custodiarla hasta que llegue la hora de los oficios de Viernes Santo. De nuevo las autoridades acuden a la casa del alcalde para acompañarle en su recorrido hasta la iglesia, en donde devuelve la llave al celebrante, dejando de ser, desde ese momento el guardián de lo sagrado.»
Podría pensarse que un alcalde socialista con tantos años en su cargo es un vestigio a extinguir del pasado nacionalcatólico, sin mayor relevancia en el partido. Nada de eso, Martin Llanas Gaspar es, desde abril de 2012 ─además de alcalde de Épila─ secretario general del PSOE de Zaragoza.
Ante tamaña aberración confesional, cabe preguntarse: ¿No tienen nada que decir los dirigentes nacionales del PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza? ¿Dónde queda la apuesta por la laicidad del Partido Socialista?
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El cura cuelga la llave en el cuello del alcalde (35-43″); el alcade devuelve la llave al cura (55-60″).