Una nueva ley que le concede facultades a los distritos escolares de elegir entre consejeros y capellanes, está generando controversia entre los padres de familia, líderes religiosos y entidades de orden nacional.
La nueva Ley SB-763 otorga la decisión final entre contratar a capellanes o renovar a los consejeros escolares a las mesas directivas de los distritos, personas que son pagadas con recursos públicos. Sin embargo, los padres de familia no están de acuerdo.
«Para mí no estaría bien porque nosotros somos católicos, pero respeto la religión o la educación de los otros papás, de los otros niños. No está bien que les impongan una religión, o sea para mí, es mejor que estén unas personas profesionales ahí», dijo María Urdaneta, madre de dos niñas que estudian en McAllen.
Según la nueva Ley SB-763, ahora se permite a las escuelas públicas reemplazar a los consejeros por capellanes y utilizar fondos destinados a la seguridad escolar y la salud mental para pagarles. A partir del 1 de septiembre, tienen seis meses para votar sobre la creación, o no, de programas de capellanes.
«Le estamos pidiendo a los distritos escolares que digan que no, porque la ley es voluntaria. Ellos tienen que tomar un voto para decir que van a tener capellanes en las escuelas. El problema es que necesitamos hallar profesionales que vengan a las escuelas públicas para ayudar a nuestros niños», agregó Ovidia Molina, presidenta de la Asociación Estatal de Maestros.
Dentro de los artículos que han llamado la atención, está el no tener requisitos para ser capellán. Además, es necesario pasar una verificación de antecedentes.
Las personas a las que se les permite servir como capellanes en este programa no tienen prohibido hacer proselitismo y no necesitan tener ninguna capacitación en capellanía ni experiencia en el trabajo con niños o personas de diferentes tradiciones religiosas.
«Es una ley que va en contra de un ideal americano, que la constitución presenta una separación entre el estado y la iglesia. Va en contra de una convicción muy personal mía y de la denominación, la cual me toca servir también, porque creemos que la religión tiene una función que debe ejercerse en libertad y no en compañía del gobierno o que se debe favorecer a una religión sobre otra», mencionó Julio Guarneri, pastor de la iglesia bautista Calvary en McAllen.
Para las organizaciones, esta ley va contraria de la libertad religiosa que actualmente se promulga en todo el país.
«La SB-763 es una mala idea y socava la libertad religiosa al alentar a los capellanes aprobados por el gobierno que no tienen requisitos ni estándares mínimos. Sin duda, se trata de una extralimitación del gobierno en asuntos espirituales que es mejor dejar en manos de los padres y familiares de los niños de las escuelas públicas de Texas», aseguró Jennifer Hawks, miembro del comité conjunto para la libertad religiosa en Washington.
Según varias organizaciones, los estudiantes son libres de profesar su religión sin que interfiera con la educación en el salón de clases, por lo que las escuelas no deberían involucrar ni inclinar ninguna religión a ningún miembro de su comunidad.
Cabe resaltar que la labor de un consejero es precisamente guiar a los jóvenes cuando necesitan ayuda de orientación en algún tema emocional o vocacional, motivo que, por ahora, estará bajo decisión de los distritos escolares durante los próximos seis meses si deciden seguir con esta figura o retomar a los capellanes.