* La policía iraquí encontró el libro sagrado completamente agujereado * Un comandante de EE.UU. ha pedido disculpas públicamente * El principal partido suní pide una condena mayor contra el responsable
Un ejemplar del Corán agujereado puede echar por tierra los meses de acercamiento del ejército norteamericano a la minoría suní en Irak.
Lo encontró la policía iraquí la pasada semana, que ha dado con el responsable del ataque al libro sagrado de los musulmanes: un francotirador estadounidense que lo utilizaba para realizar prácticas de tiro en el campo de tiro de Radwaniya, a 45 kilómetros al sur de Bagdad.
"Perdonénme a mí y a mis soldados", se ha disculpado el comandante Jeffrey Hammond ante los líderes tribales suníes, que consideran lo ocurrido "un insulto a los musulmanes".
El soldado responsable confesó a sus jefes que él era el responsable de esta acción "tonta e irresponsable, pero sin malicia". La explicación no ha convencido demasiado a sus mandos, que lo han enviado a casa.
Sin embargo, esta medida no ha convencido a la Asociación de Ulemas Musulmanes, la institución suní más importante de Irak, que ha advertido que si éstos no se castigan duramente podrían repetirse, incluso para ser utilizados por los soldados como excusa para "escapar del infierno", esto es, volver a casa.
División en el Gobierno
El escándalo ha saltado al gobierno de coalición iraquí, donde el partido más importante entre los suníes, liderado por el vicepresidente suní iraquí, Tareq al Hachemi, ha mostrado en un comunicado su "consternación y resentimiento" sobre lo ocurrido.
"Pedimos la pena más dura para este soldado de modo que su caso sirva de ejemplo para otros que puedan cometer actos parecidos", ha explicado en el texto la formación política.
Por su parte, el portavoz del Ejército de EEUU, Bill Buckner, ha declarado que se iniciará una investigación y aseguró que "las tropas estadounidenses respetan el Islam y el sagrado Corán".
