Fernando Lozada, director de la Asociación Internacional de Libre Pensamiento, integrante de Ateos Mar del Plata, del Congreso Nacional de Ateismo y de H.I.J.O.S. Mar del Plata, se presentó como amigo en la causa en el debate que se está llevando adelante en la Corte Suprema de Justicia sobre la laicidad de la educación en la provincia de Salta. En el Enredando las Mañanas dialogamos con él ampliando su posición de la elección de credo como derecho a la identidad.
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Fernando Lozada dijo en relación a la causa que “en el 2010, un grupo de madres decidió presentar un amparo para evitar que sus hijos e hijas recibieran educación religiosa en la escuela pública de Salta”, situación que “sucede porque lo habilita, por un lado, la Constitución y, por otro lado, la Ley Provincia de Educación introduce la materia de religión dentro de la currícula”. Al respecto, detalló que “no es solamente un panorama de las distintas religiones o historia de las religiones o diversidad religiosa, lo cual tampoco estaría bien, sino que en este caso es más grave porque se enseña catequesis católica, los docentes son catequistas católicos designados por el obispado, a los niños y niñas se los obliga a rezar a la entrada y a la salida del colegio, se realiza bendición de los alimentos cuando reciben merienda, desayuno o almuerzo”.
Lozada aseguró que “esto es una clara vulneración de derecho para los niños, las niñas y los adolescentes que no quieren construir su identidad a partir de la convicción o de la creencia católica o aquellos practicantes o de familia practicante de otro culto”.
El director de la Asociación Internacional de Libre Pensamiento explicó que “lo que hizo el integrismo católico en estas audiencias fue pretender, desde el principio, incluso ante la Suprema Corte de Justicia de Salta, que sea optativa la materia” y cuestionó: “sería finalmente la única materia optativa, porque si un niño o niña quisiera optar por tener otra materia en lugar de matemática o biología, por ejemplo, no puede, ¿cómo puede ser que haya una materia que sí se pueda elegir si cursarla o no o se deba generar una alternativa para quien no quiera cursarla?, evidentemente eso rompe con la lógica del sistema educativo”.
“Lo que hizo la CSJ en el 2014 fue invitar a la sociedad a que se presenten con la figura de amicus curae personas o instituciones con competencia en la materia, podían ser académicos uorganizaciones que trabajan por la libertad de conciencia”, señaló: “en mi caso, yo me presenté como director de la Asociación Internacional de Libre Pensamiento, de la Organización de Ateos Mar del Plata, del Congreso Nacional de Ateismo y de H.I.J.O.S. Mar del Plata. El planteo que hice fue basado exclusivamente en el derecho a la identidad, porque yo sabía que los planteos con respecto a la libertad de conciencia específicamente, al laicismo, puntualmente, en la escuela pública, ya habían sido desarrollados dentro de la causa: mi idea fue llevar un planteo diferente, que aportara algo nuevo”. Lozada agregó: “lo que planteo básicamente es la vulneración del derecho a la identidad, que es el derecho más básico, el derecho a ser uno mismo; después del derecho a la vida, el derecho a ser es el derecho más troncal, porque, si no, cómo se aplica cualquier otro tipo de derecho”.
El militante indicó que realizó “un recorrido por la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que son quienes instalan el derecho a la identidad, el de los Pueblos Originarios, de la lucha de los movimientos LGBT, específicamente del colectivo trans con la ley de identidad de género; todo eso muestra el recorrido que hay en Argentina con respecto al derecho a la identidad, y además queda muy claro que cuando la identidad es vulnerada, el daño es enorme”.
Un ejemplo que trajo fue el de una niña de Salta a quien “en la escuela Juana Azurduy le retiraron la bandera que llevaba por tener el mejor promedio de la escuela, por no querer tomar clases de catecismo”.
“Algo que fue interesante que dijo un representante de las iglesias bautistas, y se lo dijo de frente a quienes estaban ahí representando el integrismo católico, fue que en los lugares donde la iglesia católica es minoría, por ejemplo en Japón, ellos piden Estados laicos, y en cambio cuando son mayoría piden Estados confesionales”, contó Fernando. “Ahí queda muy clara la doble postura, la doble moral y la actitud de penetración que ellos tienen permanentemente en los lugares donde están”.
Sobre el juicio, relató que “en este momento arrancó la segunda etapa de las audiencias, el 30 y 31 de agosto se completan, así que en total son unos cincuenta oradores los que exponen, por lo que pude ver en la grilla hay tantos a favor como en contra”. Detalló que “del lado del laicismo es donde están los argumentos sólidos y del lado del clericalismo integrista claramente los argumentos no apuntan a derechos sino a tradiciones, valores, se apartan de la lógica jurídica”.
Otro dato que remarcó fue que “quienes estamos defendiendo el derecho del laicismo, el respeto y la no persecución de ninguna persona por lo que cree o lo que no cree, somos un espectro muy variado, de ateos y creyentes de diferentes cultos, incluso hasta católicos” mientras que “del otro lado es claramente el integrismo, la parte más reaccionaria de la iglesia católica”.
“Esta Corte tiene que determinar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la Constitución Provincial de Salta en el artículo que aparece esto y de la Ley Provincial de Educación”, resaltó: “si la Corte, después del 31 de agosto, determina que es inconstitucional, esto repercutiría en todas las demás provincias donde sucede lo mismo” y dijo que “en algunas sucede de manera explícita, como el caso de Salta, Jujuy, Catamarca, y en otras de manera vedada, incluso cuando sus constituciones provinciales dicen que la educación es laica, como en el caso de la Ciudad de Buenos Aires. Esto tendría un impacto histórico, pero siempre hay que tener en cuenta que estamos volviendo a un debate del siglo XIX, que ya se había saldado”.
En relación a las expectativas, Lozada dijo que “esta Corte, después del fallo del 2×1 para genocidas, trae muchas preocupaciones” y que “hay que ver que el debate lo hicimos debajo de un crucifijo de un metro y medio que es el que preside la Corte de la Nación y eso no es un buen augurio”, pero que también “hace poquito terminaron condenando al cura Grassi y eso nos da un poco de esperanzas de que no todo es integrismo católico”, aunque “el presidente de la corte, Lorenzetti, viaja todo el tiempo al Vaticano y no por nada de derecho”. Sin embargo, resaltó la importancia de estar dando este proceso más allá del éxito o no: “las luchas las damos más allá de si creemos o no que el resultado va a ser positivo”.