El Corán no prohíbe la representación icónica del profeta. Varios ‘hadith’, fuentes suplementarias en la legislación islámica, lo tachan de «error»
El sagrado Corán no prohíbe la representación icónica del profeta Mahoma. Pero varios hadith, relatos de la época del profeta usados como fuentes suplementarias en la legislación islámica, sí que tachan de «un error manifiesto» dibujar al profeta, ya que puede incitar a la idolatría. Otro hadith condena a todo aquel que represente iconos religiosos y advierte de que «todos aquellos que creen esas imágenes acabarán en las llamas del infierno».
«En general se prohíbe la representación de iconos. Es una medida que se tomó para acabar con la era de la ignorancia [en referencia a la era preislámica], en la que se veneraba a varios dioses, lo que es contrario al islam y a las religiones monoteístas. Se trata de evitar la idolatría, pero no se reduce exclusivamente al profeta», explica el jeque Mohammed Imán, secretario general de Dar el Fatwa, la más alta referencia espiritual suní del Líbano.
La ausencia de una mención que lo prohíba claramente ha dividido a los religiosos respecto a si el hecho de representar al profeta es blasfemia o no. Muchos ven en la destrucción, cuando el profeta Mahoma entró en La Meca en el año 630, de las estatuas de las deidades árabes veneradas masivamente como el primer acto iconoclasta del islam. La corriente musulmana chií se muestra más laxa en cuanto a las representaciones. Husein, hijo del cuarto califa Alí, venerado por los fieles chiíes, es comúnmente representado con pelo largo, ojos claros y figura atlética. Sus imágenes son distribuidas en forma de pósteres y banderas durante las celebraciones religiosas más importantes, como la Ashura.
Sin embargo, la mayoría de los musulmanes se opone a tales representaciones. El arte musulmán ha evitado toda representación de iconos religiosos, lo que ha llevado a la mayoría de escultores a usar la caligrafía árabe y las formas geométricas como elementos decorativos en la construcción de mezquitas y mausoleos. La ola de protestas e indignación despertadas entre los fieles musulmanes tras las primeras caricaturas aparecidas en el diario danés Jyllands-Posten en 2005, o en el semanario francés satírico Charlie Hebdo en 2012 al tiempo que se distribuía el film La inocencia de los musulmanes, se debe según los religiosos más al carácter irrespetuoso de los medios que arremeten contra la figura del profeta que a la representación gráfica en sí.
“No hay ningún versículo en el sagrado Corán que condene o prohíba la representación del profeta Mahoma. En cuanto a los hadith hay interpretaciones contradictorias, lo que sí queda terminantemente prohibido es crear imágenes bajo la forma que sea para mofarse o representar negativamente al profeta. Usar caricaturas es considerado como un ataque a la religión”, apunta el profesor Bassam Tarras, del departamento de Estudios Islámicos de la Universidad libanesa Ouzai.