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Dios entra en campaña electoral

Dios y política van cada vez más unidos en numerosos países de todo el mundo, de EEUU a India, pasando por Oriente Próximo o África. Este fenómeno creciente es objeto de análisis en el último número de Foreign Policy Edición Española, que se pregunta por qué Dios está ganando

La idea inicial es que "la política global cada vez está más marcada por lo que podríamos llamar la política profética" y que eso viene sucediendo desde finales de los años 70, cuando "el ayatolá Jomeini, el presidente estadounidense Jimmy Carter, el evangélico Jerry Falwell y Juan Pablo II se paseaban por el escenario mundial".

Corriente soterrada
El detallado estudio lo firman los investigadores norteamericanos Timothy Samuel Shah y Monica Duffy Toft. Ambos aclaran que las protestas de miles de musulmanes contra las caricaturas ofensivas con Mahoma no fueron si no las "muestras más recientes de una profunda corriente soterrada que se extiende más allá del mundo musulmán".

Más allá de Alá
En efecto, señalan que "no ha sido Alá el único que ha lanzado todos los rayos", para mencionar, por ejemplo, a los evangélicos de EEUU, "que siguen sorprendiendo al establishment de la política exterior" de su país "con su influencia sobre asuntos sobre libertad religiosa, el tráfico sexual, Sudán y el sida en África".

En la Casa Blanca
Esos movimientos evangelistas cuentan con línea directa con la Casa Blanca. No en vano, "han surgido como una fuerza tan poderosa que en las elecciones presidenciales de 2004", las del segundo mandato de Bush, "la religión fue un factor más fiable de predicción de voto que el sexo, la edad o la clase social", como afirma la edición española de Foreign Policy.

Más religiosidad que nunca
Lo que sucede en EEUU puede trasladarse al 85% de la población, el porcentaje que cubre la Encuesta Mundial de Valores, citada por Samuel Shah y Duffy Toft y, según la cual, "hay más gente que nunca en el mundo con opiniones religiosas tradicionales". Otro estudio muestra que Brasil, China, Nigeria, Rusia, Suráfrica y también EEUU experimentan un "notable incremento de religiosidad".

Por la democracia
El informe va más allá de la radiografía y busca el diagnóstico. ¿Por qué Dios está ganando? Samuel Shah y Duffy Toft atribuyen el fenómeno, "en no poca medida, a la expansión global de la libertad". En síntesis: "Donde los sistemas políticos reflejan los valores del pueblo, normalmente reflejan las fuertes creencias religiosas de éste", explican.

América evangelista
En EEUU, "los evangélicos ejercieron una creciente influencia en el Partido Republicano, porque el proceso de elección presidencial dependía más de las primarias populares". Y en América Latina, la desaparición de "dictadores de izquierdas y derechas" ha convertido a los evangélicos "en un influyente bloque a la hora de votar". En Brasil, representan ya el 10% de los congresistas.

Neo-ortodoxias
Además de la extensión de la democracia, la modernización y las tecnologías también han contribuido a estas "neo-ortodoxias": un término que emplean los responsables del estudio para referirse a los movimientos evangelistas, a los salafistas y wahabitas del Islam o a los pentecostalistas de África, cuya religiosidad es "radical, moderna y conservadora".

Incompatibles
De ahí que Samuel Shah y Duffy Toft concluyan en Foregn Policy poniendo en duda la compatibilidad de la neo-ortodoxia con la democracia que, precisamente, ha contribuido a su expansión.

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