«Mediante la sacralización de la mayoría, los Parlamentos se erigen en oráculos de verdad? José Gea (obispo emérito de Mondoñedo-Ferrol)
Muchas personas tenemos muy claro hacia donde decantan la balanza los obispos, pero parece que cada vez les importa menos, si acaso no es a propósito, alimentar esta imagen, que a algunos les recordará tiempos más oscuros.
Podríamos explicarlo con el auge que están teniendo ciertas ideologías que nadie creía ya posible ver renacer y que están tomando fuerza. Puede ser que ver los nuevos gobiernos de países no tan lejanos, esté empezando a impacientar al alto clero, que no se conforma con una marioneta de la derecha en el poder, pues le queman por dentro las ansias de que sean sus representantes directos quienes lo ocupen.
Puede ser eso u otra cosa, o varias a la vez. El caso es que los obispos ya no se cortan un pelo de la lengua y no se sienten satisfechos con atacar a partidos, movimientos ideológicos y demás. No señora, ya han cruzado la línea roja, al filo de la cual llevaban tiempo, y se han lanzado directos contra la democracia en sí.
Entre el conjunto de rusticidades que componen un artículo del obispo Gea publicado en su blog, podemos encontrar críticas incontroladas al Parlamento y al Gobierno como instituciones, apoyadas por el juicio que el cardenal Cañizares emite contra la democracia.
Tras la lectura de dicho escrito no puedo por menos que concluir que los obispos tienen clara una cosa, la democracia sólo es válida si son ellos quienes gobiernan. ¿A alguien le suena democracia orgánica?