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Del heavy, las bandas violentas, la brujería y el ocultismo, a sacerdote católico

Algunos de sus amigos eran pistoleros, otros traficaban con drogas, él tenía 5 novias al mismo tiempo, bebía mucho alcohol y leía libros de rituales y magia. En tres ocasiones vio la muerte de cerca y empezó a reflexionar. Pero fue un grupo de oración lo que cambió su vida.

Juan Gonzalo Calleja nació y se crió en Medellín, Colombia. A los 14 años empezó a escuchar heavy metal, vestir de negro, llevar cadenas, pelo de punta y una estética oscura. Mataba conejos o murciélagos y los clavaba en el armario de su habitación, como parte de su decoración, entre carteles de temática heavy. 

Con el tiempo, se interesó también por la brujería y se hizo con libros de temática oculta. Pasaban los años y su situación se agravaba. En la calle formaba parte de una pandilla con los que bebía mucho y se iba de fiesta. Algunos de ellos estaban implicados en temas de drogas. 

Un amigo en el infierno
Pero vivió una serie de “encuentros” con la muerte, que lo hicieron reflexionar algo.Mataron a uno de sus camaradas, y en el funeral su grupo de amigos insistió en que se levantase la tapa del féretro para despedirse de su compañero. “Estaba todo deformado, con moretones, labios cosidos… y pensé: Juango, el infierno existe y tu amigo está en él“.

Después, hablando con sus amigos, fue descubriendo que eran más peligrosos de lo que pensaba. Uno le comentó que había matado a varias personas y que no le molestaba, pero que “el único muerto que no me quito de la mente fue el primero; recuerdo los pedazos de sesos en la acera“. Juango le escuchaba y pensó por un momento: “¿Con qué gente estoy?”

En una discoteca, Juango se peleó con un tipo. Quedaron para continuar la pelea, Juango con un cuchillo, el otro con una gran pistola. Por suerte para él, su pandilla le protegió y habló con su adversario para que desistiese. 

Un accidente para pensar en la muerte
Pero lo que de verdad le hizo reflexionar fue un accidente de circulación en que creyó que iba a morir: “vi mi vida en fotografías, en imágenes, tal como está ante los ojos de Dios. Y me hizo pensar. Y entendí que todo el mundo estaba organizado para que no me parase a pensar”.

Fue entonces cuando él, que había estado alejado de Dios desde su infancia, se acercó al capellán de su universidad y le pidió permiso para fotocopiar el Credo, para rezarlo. Pero aún se mantenía en una vida confusa cuando un grupo de oración de la Renovación Carismática Católica, de amigos de sus padres, vinieron a su casa. Los carismáticos estaban hablando de temas relacionados con el demonio, algunos participaban como ayudantes en oraciones de liberación y exorcismos, y al joven Juango le pareció interesante. Les escuchó y les invitó a visitar su habitación.

Obsesión demoníaca por la música oscura
Allí entró Roberto Vega, con experiencia en temas de actividad demoníaca. Consultado en el documental de Juan Manuel Cotelo de la serie “Te puede pasar a ti“, Vega explica que “hay cuatro niveles de acción del Maligno: la tentación, la obsesión, la opresión y la posesión, que es muy poco usual; este chico tenía obsesión por esa música, esa estética…”

Roberto le planteó: “¿por qué no tiras todo esto?” Juango sintió que “mi alma quería pero mi cuerpo no; sería dejar todo lo que yo había sido”. ¡Era un salto al vacío… hacia Dios! Pero aceptó, y Roberto fue arrancando carteles con motivos satánicos y malignos. Y dijo: “en ese cajón hay algo”. Y efectivamente, allí estaban los libros de magia. Destruido todo este material, los miembros del grupo oraron por Juango con el gesto de la imposición de manos, “y sentí como un calor que quemaba, pero que ardía de amor, una paz, Dios dentro de mí”. Se integró en un grupo de 200 jóvenes carismáticos de la ciudad.

Más miedo al confesionario que a una pistola
El siguiente reto fue ir a confesarse. “A mí me habían metido un revólver en la boca y no me habían asustado, pero me daba miedo enfrentarme a un cura en el confesionario”, explica Juango con humor en “Te puede pasar a ti“. Al final, dio el paso: “mire padre, me pasa esto, esto y esto…” Y afirma que “sentí aún más paz que con la oración de la imposición de manos”.

También tenía que reordenar su vida sentimental: había llegado a tener 5 novias al mismo tiempo. Se quedó con la más seria, católica, pero finalmente sintió el llamado a la vida sacerdotal. Cuando se lo dijo a ella, supo por la familia que la joven había intentado suicidarse, pero después, con oración, la chica cambió su enfoque: “El Señor me ha dicho que no soy nadie para interponerme”, le admitió ella, serena.

Sacerdote contra el ocultismo
Juango fue ordenado sacerdote en 2002. Pasó un tiempo como misionero en una zona pobre de Argentina, y después volvió a Colombia. Hoy forma parte de la asociación “Victoria de la Cruz”  (www.victoriadelacruz.com), especializada en temas de liberación, sectas y actividad demoniaca. Publicó un libro sobre el tema: “Contra la Brujería“, y predica en retiros y encuentros carismáticos, muy populares en Colombia. 

Su testimonio, dramatizado con agilidad, humor y contextualizado por expertos, es el primero de la serie de reportajes “Te puede pasar a ti“, de Juan Manuel Cotelo, el cineasta de “La Última Cima“.

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