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Del Ayuntamiento al cielo. De vírgenes, santos, incienso y política celestial…

Muchos alcaldes, alcaldesas y miembros de corporaciones locales varias pretenden un pasaporte preferencial camino del cielo, aprovechando su responsabilidad pública. Parece interesarles más lo celestial, que una gestión para toda la ciudadanía.

En el verano de 2016 ha habido un considerable repunte confesional en las fiestas y ferias, municipio a municipio, que no se daba desde hace décadas, poniéndose de moda advocaciones marianas, en un curioso retroceso al dogma de fe promovido hace más de quince siglos.

Las reflexiones que  hago a continuación se pueden trasladar a miles de municipios del Estado, donde alcaldes, alcaldesas, regidores y regidoras, concejalas y concejales… es decir responsables públicos de los diversos territorios del Estado… utilizan los Ayuntamientos como “pasaporte al cielo”.

El dogma de fe sobre la “asunción” de la “madre de Dios” al cielo que se celebra el 15 de agosto (al que ya nos referimos en un artículo hace varias semanas) y el 8 de septiembre que la Iglesia católica rememora otro dogma de fe, donde se afirma que María fue la madre virgen de Jesucristo, se unen al reconocimiento posterior de miles de advocaciones marianas proclamadas a raíz del Concilio de Éfeso (hace 1585 años) con la intención no sólo de preservar el dogma para la fe exclusiva de los creyentes cristianos en sus diversas manifestaciones (que sería perfectamente aceptable y respetable), si no –también- con la intención de “imponerlas” por la fuerza y en el mejor de los casos “acoplarlas”, junto a todo tipo de santerías, a festividades populares que nada tenían que ver con la religión, incluso muchas anteriores al fenómeno político y religioso del cristianismo. Hecho que ha venido sucediendo durante siglos con el apoyo y complacencia del poder político de turno, como forma alienante de “control social”.

Como antes comentaba, la reflexión puntual que hago sobre las “ferias de Albacete que comienzan el próximo 7 de septiembre, puede servir, aunque de forma distinta, para cualquier fiesta de cualquier lugar del Estado español y de América latina, en donde lo religioso (básicamente católico) trata de imponerse a lo civil, a lo que pertenece a toda la ciudadanía (creyentes de diversidad de religiones y no creyentes).

Fenómeno que, curiosamente, coincide con un significativo avance (al menos en España) de la secularización de la sociedad, junto al declive del “poder espiritual” de las corporaciones religiosas y quizá por ello repuntan, en todo el mundo y de forma muy preocupante, los integrismos religiosos de las confesiones monoteístas, básicamente. Que tratan de imponer sus dogmas, costumbrfes y liturgias al conjunto de la ciudadanía, en ocasiones por la fuerza.

Las ferias de Albacete

Las ferias de Albacete son un acontecimiento festivo (comercial, social, urbanístico y cultural) con más de siete siglos de historia, que algunos autores la sitúan en Tierra Intermedia (Al-Wasit) en la que musulmanes y cristianos intercambiaban productos varios. Otros con mayor probabilidad de certeza histórica la sitúan en las aldeas que dieron origen a la ciudad Al-Basit, llanura fértil de muchas aguas subterráneas y cruce de caminos, que dieron en sucesivos períodos al nacimiento de las ferias. Ya en 1325 se tiene certeza escrita de que el infante don Juan Manuel señor de estas tierras fértiles ordena trasladar al cercano y amurallado núcleo urbano de Chinchilla “las ferias quew solían facer cada anyo en Albaçet” y que se tiene conocimiento se realizaban desde 1308, aunque a pesar de ello nunca dejaron de celebrarse en las llanuras y cruce de caminos, salvo en épocas de epidemias o “recesión” mercantil.

Las ferias medievales -como es originaria la de Albacete- eran -básicamente- de negocios y diversión. En 1375 a Albacete se le concede el privilegio ce Villa y la feria se convierte en una piedra angular para su crecimiento en todos los sentidos.

Hacia 1400 las ferias de Albacete tenían una gran importancia, incluso se tienen noticias de que el Marqués vendía ganado y hasta posesiones y aldeas en dichos eventos, cuando atravesaba el declive de sus Señorío. Y, así, las ferias mercantiles y festivas de Albacete se siguen sucediendo año tras año fuera de las murallas año tras año, aun con fechas variables y ello al margen de consideraciones religiosas.

Es a partir del siglo XVI, con la expulsión (y matanzas) de judíos y otros pueblos que no se querían someter al cristianismo, según las circunstancias políticas y sociales de cada época cuando tratan de imponer y acoplar lo lúdico y laico con lo religioso católico.

Es a principios del siglo XVII cuando una “supuesta imagen virgen de los Llanos dicen que aparecida a un labrador” (cuyo hecho no corresponde analizar aquí)…  frailes y clero la van incorporando junto a otras santerías a ferias y festejos, en una mezcolanza entre lo eclesial y lo civil, pero en donde se suceden reyertas entre el poder civil (Ayuntamiento) y eclesial (frailes, etc.) que incluso acabaron en los Tribunales y que duraron varias décadas, ya que el clero pretendía esa mezcla “político-mercantil-religiosa” con la intención de hacer negocio mercantil y, a la vez, espiritual en el entorno de las ferias, a las que acudían gentes de muy lejanas tierras, tanto en mayo como en septiembre.

Antes y durante la etapa nacional-católica del siglo XX y desde la Transición la imagen de la Virgen y sus liturgias paralelas las fueron introduciendo, poco a poco, con la intención de mezclar lo religioso con lo que es civil y de todos. Hecho realmente lamentable.

Primero porque durante los oscuros 40 años de la dictadura fue un hecho “impuesto por obligación”. Y en estas últimas décadas de democracia formal, con una población católica, que cada vez se reduce más, el poder político y religioso, año tras año, en perfecta comunión tratan de “imponer” el catolicismo a unas ferias que son, eso, ferias laicas y de diversión para todos y todas.

Curiosamente acabo de repasar programas de ferias de los pasados años sesenta (en pleno franquismo)  y me encuentro con unas referencias muy discretas de cuestiones litúrgicas o referencia a la Virgen. No más de dos referencias en todo el programa. Pero curiosamente en los últimos años las referencias en el programa oficial del Ayuntamiento se van ampliando y este año es la cumbre con diez referencias a la Virgen. Y con un breve texto de bienvenida del ultra-católico alcalde Sr. Cuenca (PP), que la cita, nada más y nada menos, que en tres ocasiones. Con el manido…. “nuestra patrona”, refiriéndose todos y todas las albaceteñas. Hecho realmente bochornoso. Cada vez más las ferias parecen haber sido atrapadas por el clero y los integrismos católicos.

Son unas ferias visitadas durante los diez días que duran (según datos oficiales de 2015 aportados por el Ayuntamiento) por unos dos millones y medio de visitantes, pero sin embargo a todas las liturgias específicas y desfiles por la Virgen, dicen los organizadores que participan unas veinte mil personas, de una población potencial de unos 200.000 habitantes de Albacete y comarcas cercanas y de 2,5 millones de visitantes. Como se puede comprobar porcentajes muy pequeños, pero con una apariencia muy engordada de forma deliberada por el Ayuntamiento y el obispado.

Estos fenómenos “civil-religioso” son incentivados conjuntamente por el poder político y eclesial católico en miles de municipios, con motivo de fiestas o actos que deberían ser exclusivamente civiles, vulnerando la no confesionalidad del Estado. ¿Hasta cuándo?

Pulse sobre la imagen para ampliar el programa ofocial de fiestas de Albacete 2016:

programa fiestas albacete 2016

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