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Creyentes no practicantes y ateos aumentan en España

El Observatorio del Pluralismo Religioso ha realizado un estudio que examina la respuesta de la población española al hecho religioso, su presencia en la sociedad y sus implicaciones en la vida cotidiana.

El Observatorio del Pluralismo Religioso en España acaba de publicar los resultados de la segunda encuesta sobre “opiniones y actitudes de los españoles ante la dimensión cotidiana de la religiosidad y su gestión pública”, un documento que centra su análisis en cómo percibe la sociedad el hecho religioso en su dimensión de convivencia.

En esta segunda edición se avanza información sobre algunas tendencias ya detectadas en el primer informe, realizado en 2011; y además se arroja luz sobre cuestiones nuevas, anteriormente no abordadas, como la gestión municipal del hecho religioso o las garantías de la libertad religiosa.

José Manuel López Rodrigo, director de la Fundación Pluralismo y Convivencia, entiende queresulta “fundamental conocer las opiniones y actitudes de la población respecto al hecho religioso” y por otra parte la efectividad de “la implantación de una política de gestión de la diversidad religiosa ajustada al marco constitucional que regula el ejercicio del derecho de libertad religiosa en España y que sea inclusiva y cuente con respaldo social”.

Esta encuesta pretende “conocer en profundidad las opiniones de la sociedad española ante el hecho religioso en su dimensión de convivencia”. Por eso se pregunta sobre cuestiones prácticas, como el establecimiento de un lugar de culto en el barrio, el uso de lugares públicos para actos religiosos, o la presencia de espacios para el culto en hospitales o centros penitenciarios.

Se realizaron en total 1725 entrevistas en 245 municipios de toda la geografía española. Carolina Bescansa Hernández, directora de la investigación, comparte al final sus conclusiones al estudio, considerando que “nos ayudan a conocer con profundidad las opiniones de la sociedad española ante la cuestión religiosa en su dimensión más convivencial”.

En Protestante Digital realizaremos una serie presentando los resultados del informe, que se ofrece también al completo, disponible para su  descarga en PDF. 

DESCRISTIANIZACIÓN PROGRESIVA
La primera parte del informe incide en la importancia de la religión en la vida de los españoles. Se revela la tendencia a la baja de la práctica religiosa, muy marcada en la generación menor de 35 años.

Ante la pregunta “¿Cómo es de importante la religión en su vida?” un 45,9 de la población le da importancia (14,7 muy importante, 31,2 bastante importante). Un 29 por ciento lo considera “poco” importante, mientras que un 24,1 dice que la religión no tiene ninguna importancia en su vida.

En una escala de 1 a 10, un 40 por ciento le darían un “insuficiente”. Un 13 por ciento le dan un “aprobado”. El resto de opciones se reparten un 10 por ciento aproximadamente.

La mayoría de la población española se define como “creyente no practicante”, la opción que asciende a un 36,8 por ciento. Le siguen los que se definen como creyentes practicantes, que son un 31,4 por ciento de la población. Indiferentes y agnósticos suman cada uno un 9 por ciento. Los ateos aumentan hasta un 12 por ciento.

Por edades aquí se reflejan grandes diferencias generacionales. En las conclusiones al estudio, Carolina Bescansa apunta que “todos los indicadores evidencian un peso comparativamente muy superior de la cuestión religiosa entre los mayores de 55 años y una intensa expansión de las posiciones más desvinculadas de las creencias o las prácticas religiosas entre los menores de 35 años”.

Así, se puede afirmar que la mayoría de la sociedad española considera que la religión es para ellos menos importante de lo que lo era para sus padres (54 por ciento) o, en su caso, igual de irrelevante (9 por ciento). Sólo un 7,2 por ciento se considera más interesado en la práctica religiosa que sus progenitores.

ASISTENCIA ESCASA
Los centros de culto van perdiendo su audiencia semanal. Según la encuesta, sólo un 18 por ciento dice que asiste a algún culto religioso – sin ser un acto social como una boda o un bautizo – una vez a la semana. Un 13 por ciento lo hace una vez al mes. Los que acuden una vez al año suman un 14 por ciento. El 52 por ciento restante, más de la mitad de la población, no acude “nunca” a un culto religioso.

En cuanto a confesiones, la mayoría se define como “católicos”, con un 82 por ciento. Le sigue en porcentaje la población evangélica (0,5 por ciento) y la islámica, con un porcentaje semejante (0,5). Destaca el dato de que un 14,4 por ciento de la población no se identifica con ninguna iglesia o religión.

EDUCACIÓN Y FAMILIA
La encuesta continúa preguntando por los patrones de educación en la familia, para saber si se quieren seguir (o se han seguido) preceptos religiosos. Un 57 por ciento admite haber educado o querer en el futuro educar a sus hijos siguiendo los preceptos de alguna confesión religiosa. Casi un 40 por ciento, por el contrario, no educaría (o ha educado) a sus hijos en alguna confesión.

“Los contrastes generacionales son aún más marcados cuando observamos las tasas de reproducción de la educación religiosa en el ámbito familiar”, apunta Carolina Bescansa. Porque aunque “son una amplia mayoría los que han educado o educarían a sus hijos siguiendo los preceptos de una confesión, esta distribución se invierte e incluso se acentúa cuando observamos los resultados del indicador en el grupo de los menores de 35 años”.

De hecho, entre los jóvenes, la proporción de los que educarían o educaron a sus hijos siguiendo criterios religiosos disminuye al 36%, mientras que la proporción de los que no han educado o no educarían a sus hijos de acuerdo con criterios religiosos crece hasta el 61%.

Sorprendentemente, se presentan diferencias marcadas entre unas confesiones y otras. Mientras que católicos y musulmanes presentan tasas más bajas en la educación religiosa familiar, las familias evangélicas y las no creyentes presentan “altísimas tasas de reproducción” (88 y 89 por ciento, respectivamente). Desde el informe se expone que estos datos permitirán formular hipótesis concretas para conocer si se trata de una tendencia propia, en futuros informes.

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