Declarar ante el juez le produce estrés. Esa es la razón que ha alegado el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, para que no lo conduzcan el próximo 7 de mayo a la Audiencia Nacional donde debe comparecer ante el juez Pablo Ruz. El magistrado ha ordenado a los médicos forenses del tribunal que visiten a Correa en prisión para que comprueben si la declaración podría suponer algún riesgo para su salud.
En su comparecencia, Correa será preguntado por el supuesto amaño de la sonorización de la visita del Papa a Valencia en 2006, que fue adjudicada por la Generalitat valenciana a Teconsa. Esta empresa, que actuó como tapadera, repartió parte de los 7,4 millones de euros que obtuvo por el contrato entre varias empresas relacionadas con la trama corrupta.
El cabecilla de Gürtel anticipa en su escrito que se acogerá a su derecho a no declarar y pide que no se le obligue a desplazarse ante el juez por el estrés y la ansiedad que podría provocarle. El pasado noviembre, Correa ya acudió al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León en una ambulancia tras presentar un informe medico en que aseguraba que los furgones policiales le producían claustrofobia. Lo mismo hizo meses antes ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y el de la Comunidad Valenciana.
Entre las circunstancias que podrían provocarle esos trastornos, Correa cita el revuelo mediático que ha producido cada una de sus declaraciones ante los distintos instructores por los que ha pasado la causa. Por todo ello, solicita que su comparecencia se celebre mediante videoconferencia desde la cárcel. La petición ha sido recibida con escepticismo en el tribunal.
De los tres líderes de la trama encarcelados inicialmente, Correa es el único que permanece en prisión. El juez Ruz rebajó su fianza de 15 millones a 600.000 euros el pasado marzo, pero el supuesto cabecilla, hasta el momento, no los ha abonado. Sí lo han hecho Antoine Sánchez y su lugarteniente Pablo Crespo.
