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Contra el islamismo sin estigmas

Aunque había sufrido ataques aislados, como el de Mohamed Merah en marzo del 2012 (7 muertos), Francia se había librado de grandes atentados islamistas como el de Madrid en el 2004 (191 muertos) o el de Londres en el 2005 (56 muertos). Todo cambió en el 2015 con el ataque a ‘Charlie Hebdo’ (17 muertos) y los atentados del 13 de noviembre en la sala Bataclan y en varias cafeterías (130 muertos). Desde entonces, Francia es el país occidental más castigado por el yihadismo, con 270 muertos desde el 2012 y con 34 atentados islamistas solo en estos cinco años.

Pero el terrorismo islamista no es solo un fenómeno francés, sino que se ha extendido por Europa, Estados Unidos y numerosos países musulmanes, los olvidados pero los más golpeados. Desde el 2015, se contabilizan 13 atentados en el Reino Unido, 12 en EEUU, nueve en Turquía, siete en Bélgica y Alemania, seis en Rusia, dos en Australia, y otros en Suecia, Dinamarca, Holanda, Finlandia, Canadá, Suiza y el último en Austria. Sin olvidar, claro, los de Barcelona y Cambrils de agosto del 2017 (16 muertos).

Lobos solitarios

El yihadismo se acentuó con la creación del Estado Islámico en el 2014, pero no ha disminuido con la derrota del ISIS en marzo del 2019, sino que se ha reconvertido con atentados protagonizados por lobos solitarios armados muchas veces solo con un cuchillo, pero que son capaces de cometer actos tan horrendos como la decapitación del profesor Samuel Paty en Francia. Como país más atacado, Francia tiene la solidaridad europea, manifestada en una ‘minicumbre’ el pasado día 11 en la que se planteó reforzar la seguridad del espacio Schengen, mejorar la cooperación de los servicios de inteligencia europeos y luchar contra la radicalización y los mensajes de odio en las redes sociales y fuera de ellas. La cancillera Angela Merkel puso el dedo en la llaga al reclamar la presencia de los países musulmanes en la lucha contra el terrorismo, un problema que, dijo, “también tiene una dimensión social, no solo penal y judicial”.

En Francia, Macron ha anunciado una ley contra lo que antes se llamaba comunitarismo y ahora se denomina “separatismo islamista”, una “ideología” que “afirma que sus propias leyes son superiores a las de la República”, dijo el 2 de octubre al presentar el proyecto. El objetivo es defender la laicidad y las libertades y combatir las desviaciones del ideal republicano: la escuela, que debe inculcar los valores de la República y no los de religión alguna, será obligatoria desde los tres años y no se permitirá la enseñanza a domicilio ni las injerencias extranjeras en la docencia; se acabará en cuatro años con los imanes extranjeros, y se controlará la financiación de las mezquitas, entre otras medidas.

Décadas de fracasos

Pero en un asunto tan sensible Francia deberá hilar fino para combatir el islamismo sin estigmatizar a los musulmanes. Macron reconoció que el Estado ha construido también un separatismo con los guetos en las ‘banlieues’ que debe ser contrarrestado por inversiones millonarias y medidas antidiscriminatorias. El problema es que esta es una promesa permanente que arrastra décadas de fracasos. 

Jose A. Sorolla

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*Los artículos de opinión expresan la de su autor, sin que la publicación suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan todo lo expresado en el mismo. Europa Laica expresa sus opiniones a través de sus comunicados.

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