Un joven de 22 años ha aceptado una pena de cuatro meses de cárcel que podrá eludir con la condición de participar en un curso de Derechos Humanos.
El condenado dibujó una esvástica en la puerta de la sinagoga y roció con aerosol la “mezuza” del templo de Barcelona.
Un joven de 22 años ha aceptado una pena de cuatro meses de cárcel, que podrá eludir con la condición de participar en un curso de Derechos Humanos y visitar una sinagoga para conocer al pueblo judío, por hacer pintadas ofensivas, entre ellas una esvástica, en la fachada de una sinagoga de Barcelona.
En una sentencia dictada de conformidad con el acusado, para quien la Fiscalía pedía inicialmente una pena de seis meses de prisión, el titular del juzgado de instrucción número 29 de Barcelona condena al joven por un delito contra los derechos fundamentales y libertades públicas, por motivos antisemitas.
El acusado, según aceptó él mismo ante el juez, se dirigió la madrugada del 28 de diciembre de 2016 a un sinagoga de Barcelona, junto a una mujer que no ha podido ser identificada, con el propósito de dibujar pintadas antisemitas con un aerosol de pintura roja, movido “por su animadversión y voluntad de humillación al pueblo judío”, según la sentencia.
Mientras el joven se encargaba de vigilar el entorno para evitar ser interceptado, la mujer que le acompañaba dibujó una esvástica en la puerta de la sinagoga y roció con aerosol la “mezuza” del templo, pequeño receptáculo con dos versículos de la Torá que suele decorar la entrada de las casas de familias judías.
La sentencia acuerda suspender la pena de cuatro meses impuesta al procesado, que deberá pagar también una multa de 480 euros, con la condición de que no vuelva a delinquir en un período de dos años.
Además, para evitar entrar en prisión, el acusado deberá participar activamente en un curso de Derechos Humanos a cargo del Departamento de Justicia donde se le adoctrine en el respeto a la igualdad y la no discriminación de las personas, en particular por motivos antisemitas.
El curso incluirá, según establece la sentencia, visitas a una sinagoga donde el acusado pueda “conocer la realidad del pueblo judío y romper prejuicios y estereotipos antisemitas”.
