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Comunión y Liberación, el movimiento que más ha marcado la doctrina eclesial

«Apoyo en el poder jerárquico, político y económico»

La amplitud del tema y el tiempo reducido que se concede a los intervinientes en una mesa redonda me llevará a ir insinuando una serie de puntos clave para situar el tema y omitir una serie de datos a los que podemos tener fácilmente acceso. El diálogo nos facilitará poder profundizar en todo aquello que consideréis que es importante y no haya abordado con la profundidad necesaria.

Supongo que se me pide abordar con más detenimiento el movimiento de Comunión y Liberación pues es el que más he estudiado y analizado en un libro reciente. De todas formas comienzo afirmando que muchas de las características son comunes a todos los nuevos movimientos neoconservadores, que, nacidos en los años próximos al Vaticano II, están contribuyendo más a la restauración de la etapa preconciliar que al desarrollo y profundización del mismo.

A tenor de los últimos nombramientos parece que están llamados a tener un gran protagonismo en la tan anunciada "nueva evangelización". (Kiko Argüello (Camino Neocatecumenal), Julián Carrón (Comunión y Liberación) y Fernando Ocariz (Opus Dei) con fecha del 19 de mayo de este año 2011 han sido nombrados consultores del nuevo Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización)

Comunión y Liberación, como tal, surge en 1969 y debe su nacimiento, organización, superación de crisis y consolidación a un sacerdote italiano: Luigi Giusani. Tiene su origen en movimiento anterior: "Gioventù Studentesca" , movimiento de estudiantes, en Milán, donde el fundador era profesor de religión. Es a partir de una crisis del movimiento entre los años 1965 y 1969 (con peligro de ruptura de la unidad y algunos de sus miembros intentando afrontar los problemas sociales inspirados prioritariamente en exigencias de orden moral, según Giusani), cuando se refunda y se le pone el nombre actual.

Comunión y Liberación llegó a España a finales de la década de los setenta. En 1974 J. M. Oriol fue a Milán para conocer de cerca al movimiento y a su fundador. Desde 1976 Giussani visita España con regularidad. En 1985 visita al curso de teología que, como todos los años, solían organizar en Ávila los de Nueva Tierra, que decidieron sumarse a Comunión y Liberación. Se incorporó un grupo numeroso, algunos de ellos llamados a tener un papel muy importante en la Iglesia española: Javier Martínez, actual Arzobispo de Granada; Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo; Cesar Augusto Franco, Obispo auxiliar de Madrid; Rafael Zornoza, recién nombrado Obispo de Cádiz y Julián Carrón, que preside CyL.

En la vida de todos ellos tuvo mucha importancia el director espiritual del seminario de Madrid: Francisco Fernández Golfín, que les proponía "el mantenimiento de una formación ascética vigorosa y de una concepción del sacerdocio ajena a los compromisos sindicalistas y laboralistas" (GALLEGO y PAZOS, 1999, 299)

Las características básicas que voy a plantear como fundamentales en CyL. y que son comunes a todos los movimientos neoconservadores católicos, son:

– Importancia de la autoridad, la certeza y la unidad frente a la autonomía personal, la búsqueda y la diversidad.
– Apoyo en el poder jerárquico, el poder político y el económico para llevar adelante sus planes supuestamente evangelizadores.
– Custodia e interpretación de los libros revelados por parte del magisterio de la Iglesia como algo que les pertenece.
– Ver en el laicismo y el relativismo la lacra fundamental.

CERTEZA, UNIDAD, LIDERAZGO INDISCUTIBLE DE SUS FUNDADORES:

El tema de la certeza bajo una autoridad y logrando una unidad uniforme es algo presente en C.yL. desde sus orígenes hasta hoy. Acaba de terminar, el 30 de Agosto, después del JMJ, el gran meeting de Rimini que se hace todos los años como gran fiesta cultural del movimiento cielino; durante una semana han pasado 800.000 visitantes de treinta y ocho nacionalidades distintas y han colaborado 4.000 voluntarios, el lema ha sido: "y la existencia se convierte en una inmensa certeza". Certeza en Rímini. Firmes en la fe se cantaba en Madrid por una multitud de jóvenes enfervorizados. No es casual; frente al relativismo, certeza o ¿tal vez dogmatismo?

El fundador de CyL. tiene una serie de choques iniciales en su diócesis por culpa de "sus certezas". Nos lo cuenta una persona nada sospechosa: Camisasca, responsable general de los sacerdotes de C.yL. Giovanni Colombo, cardenal de Milán , como respuesta a lo que le ha escrito Giussani quejándose de que se siente "condenado al ostracismo" le contesta así: "Tu carta (¿o me equivoco?) me parece que emana un sentido de extrema seguridad carismática y un sentido de amarga polémica con quien, en todo o en parte, no la comparte", o dos meses después: "Cuando expresaba mis reservas frente a algunas de tus extremas certezas, no pretendía hablar de las fundadas en Jesucristo (in neccesariis unitas), sino de las que se basan en tus puntos de vista" (CAMISASCA, 2004, 295)

El tema de la certeza, la unidad, la autoridad es clave en todos estos movimientos. Al Cardenal Colombo le asustaba, era un hombre del Concilio; hoy, en la Iglesia, no asusta y se deja cada vez menos campo al "en lo opinable o dudoso libertad" que decía San Agustín.

El gran peligro es que, en el fondo, la seguridad, la firmeza y certeza se fundamenta en el líder fundador o el Papa, quedando más difuminada la persona de Jesús de Nazaret. Juan Manuel de Prada, miembro de C.yL. , comentando el libro de Giussani "Educar es un riesgo", nos dice: "La experiencia de la autoridad surge en nosotros al encontrarnos con una persona cuyo ejemplo suscita en nosotros una inevitable adhesión" (PRADA, J.M., 2006, 10)

La autoridad, que da seguridad y certeza, es básica en estos movimientos neoconservadores católicos, y en C.yL. especialmente. La autoridad de la jerarquía de la Iglesia, que marca el camino para la recta comprensión de la revelación divina, evita, según Giussani y después Ratzinger, la "protestantización" de los católicos. La autoridad de los responsables del movimiento CL transmite la interpretación de la realidad en su totalidad, no cayendo ni dejando caer en fragmentaciones de la misma. Con estas autoridades que dan seguridad, ¿cómo no va a resplandecer la certeza?
En épocas de crisis la certeza y la unidad junto al líder atraen. El mismo Pablo VI, hombre abierto y poco simpatizante, en un principio, con estos movimientos, en los últimos años de su pontificado, en su soledad, en la frustración ante la respuesta que la sociedad está dando a la Iglesia, sobre todo en Italia, pronuncia, en la homilia para la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo el 29 de Junio de 1972, estas palabras: "Diríase que por alguna misteriosa, no, no es misteriosa, por alguna fisura ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios. Existe la duda, la incertidumbre, la problemática, la inquietud, la insatisfacción, la confrontación, ya no se confía en la Iglesia…Ha entrado, repito, la duda en nuestra conciencia; y ha entrado por ventanas que debían estar abiertas a la luz" (CAMISASCA, 2004, 321) Parece que asocia a la certeza la luz y a la duda el humo que se filtra. Este Papa, que, siendo cardenal arzobispo de Milán, no había ocultado que albergaba serias dudas sobre el movimiento de don Giussani, le llega a decir en la plaza de San Pedro el Domingo de Ramos de 1975: "¡Ánimo! Este es el camino!" (GIUSSANI, L. 1990, 137)

Las certezas y firmezas de estos movimientos, tan en sintonía con la cúpula de la Iglesia, tienen el gran peligro de acceder a los escritorios de los dicasterios en el vaticano y proporcionar tinta china para dictar y fijar normas, condenas y leyes. Según J. M. Rovira Belloso la Iglesia tendría que escribir lo que no es esencial con la humildad del que escribe con lápiz. La raíz de las perversiones de la religión consiste en atribuir la condición de absolutas e inmutables a las mediaciones culturales que se originan a la hora de poner en práctica esa religión: normas, creencias, instituciones que surgen y sujetos que gestionan. Estas normas, instituciones y personas se convierten en ídolos que suplantan a Dios y esclavizan al sujeto religioso. La autoridad para no ser puesta en duda necesita sacralizarse.


CONTRA EL LAICISMO Y LA AUTONOMÍA:

Benedicto XVI, con motivo del JMJ 2011 en Madrid, ha cargado contra quienes, "creyéndose dioses, desean decidir qué es o no verdad, lo que es bueno o malo, justo o injusto", carga, con unas palabras muy duras, contra la lacra del laicismo. A estas palabras contesta con otras, no menos duras, Javier Marías en el País Semanal del 4 de Septiembre de 2011: "…Cuando no otra cosa lleva dos mil años haciendo la institución que él preside, con la agravante de imponérselo a los demás".
Aquí está el principal campo de desencuentro de la Iglesia con el hombre actual que tiene plena conciencia de autonomía, siguiendo un proceso que se origina a partir del renacimiento.

Comunión y Liberación, siguiendo a Giussani, no tiene la menor duda en apuntar al laicismo surgido de la ilustración como el gran enemigo que tiene la fe y el propio hombre para poderse desarrollar en plenitud. Dice Giussani: "El verdadero enemigo de una auténtica religiosidad, a mi parecer, no es tanto el ateismo cuanto el laicismo" (GIUSSANI, L. 1986, 27)

Desde un principio consideran ilegítimo que un Estado legisle saliéndose de la "recta razón" y de una ley natural interpretada por la Iglesia, como fue el caso de la lucha, con claro protagonismo de CyL., contra la ley del divorcio en Italia en 1970, y es hoy en España, la lucha contra la ley de matrimonios homosexuales, el aborto o la "ley de muerte digna".

Por eso la estrategia hacia fuera de CyL ha sido, desde el principio, identificar claramente al enemigo laicista y luchar contra él. Esta fue la labor fundamental en los primeros momentos de este movimiento en Italia y este es el objetivo fundamental de las principales campañas que apoya en la actualidad. Esta ha sido, también, la lucha contra los sectores de la Iglesia, incluido algún jerarca, que no eran bastante beligerantes con la cultura de la Ilustración ni con ciertas leyes que emanan del Estado, porque la lógica del laicismo, según Giussani, ha penetrado tan profundamente en la sociedad que ha contagiado a la propia Iglesia. Estas son sus palabras: "La Iglesia misma parece toda ella, por una parte, empapada y, por otra, bloqueada por este predominio de la mentalidad laica". (GIUSSANI, 1990, 105)

Se ha hecho "mucha limpieza" de mentalidades laicas dentro de la Iglesia; pero, gracias a Dios, siguen existiendo muchos cristianos que consideran que es un bien para la sociedad e, incluso, para la Iglesia el laicismo no excluyente y creen que pueden vivir mejor su fe y evangelizar en una sociedad plural, democrática y con un estado laico, neutral, respetuoso con las diversas religiones y con los no creyentes.

LOS PLANTEAMIENTOS DE CyL ATRAEN A LA JERARQUIA:

Comunión y Liberación no es el movimiento conservador que más masas atrae, pero podemos decir que es el movimiento que más ha marcado, en los últimos treinta años, la ideología subyacente a toda la actuación y doctrina de la Iglesia Católica. ¿Qué ha sucedido para pasar del recelo inicial del cardenal Colombo, el Pablo VI de los primeros tiempos y de la mayoría de la conferencia episcopal italiana a la confianza posterior de la jerarquía de la Iglesia? Aquí podemos encontrar la clave:

"Después de una etapa de apertura esperanzada al mundo, coincidiendo con el Concilio Vaticano II, viene una etapa de decepción, desconfianza y desánimo. En Italia, en concreto, está en auge el PCI y otros grupos radicales, se promueven leyes, como la del divorcio, que se consideran atentatorias a la doctrina de la Iglesia, se tiene la impresión de que la cultura ha dejado de ser católica, las organizaciones eclesiales de laicos, como la Acción Católica, entran en crisis y no forman militantes seguidores unánimes de las directrices de la Iglesia. Todo ello lleva a un replanteamiento de la relación con la jerarquía con las organizaciones católicas y a la pérdida de la confianza en los movimientos de laicos tradicionales, como la AC, y a la entrega de la confianza a los nuevos movimientos, más eclesiocentristas y preocupados por la identidad cristiana, más centrados en el tema de la increencia y menos en la lucha por una sociedad más justa, con menos optimismo antropológico y más desconfianza frente al mundo". (SECO, A. 2009, 260)

Aunque hubo un acercamiento de Pablo VI, al final de su pontificado, a CyL., el Papa con el que se dieron unas relaciones más intensas y cordiales fue Juan Pablo II. Había conocido el movimiento en el año 1966, siendo Wojtyla arzobispo de Cracovia. Siendo ya Papa supuso un apoyo decisivo en un momento en que la CEI albergaba aún serias dudas sobre este movimiento. Veamos cómo nos describe el propio Giussani la simpatía de Juan Pablo II con motivo de un encuentro de universitarios de CL el 26 de Enero de 1980: "Dijo textualmente: vuestro modo de aproximaros a los problemas del hombre es muy cercano al mío. Podría decir que el mismo". (GIUSSANI, 1990, 147).

La sintonía con Benedicto XVI se da ya cuando Ratzinger es prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe. Él presidió el funeral por Giussani y pronunció una laudatoria y entrañable homilía el 24 de Febrero de2005.
Como muestra de sus contactos y aprecio mutuo, podemos recoger este testimonio que nos habla de los encuentros que, una o dos veces al año, tenía don Giussani con el cardenal Ratzinger en Roma, donde cenaban juntos. Nos lo cuenta así Camisasca: "El encuentro se desarrolla siempre del mismo modo. Don Giussani pedía Ratzinger una confirmación de la ortodoxia de sus posiciones y recibía siempre de él nuevas razones que sostenían su verdad y su fecundidad" (CAMISASCA, 2007, 26). Este ansia de influir y buscar las bendiciones de los jerarcas sigue estando presente, también en España, en las reuniones con obispos en chalets veraniegos de algunos dirigentes de Comunión y Liberación.

Por falta de tiempo no puedo analizar las coincidencias entre la doctrina de Giussani y los dos últimos Papas y muchos documentos de la CEE; pero, como botón de muestra, quiero fijarme en dos aspectos: la búsqueda de certezas y el rechazo de las utopías.

Se buscan certezas y no la inseguridad fecunda de la búsqueda. Así nos dirá Giussani: "El escepticismo laico parece liberal: no existe ninguna fórmula cierta…la presencia cristiana, en cambio, reafirma claramente las certezas que Cristo nos ha donado a través de la iglesia y su magisterio" (GIUSSANI, L. 1990, 102) Ratzinger también añora las certezas, así advierte que: "la catequesis no puede seguir siendo una enumeración de opiniones, sino que debe volver a ser una certeza sobre la fe cristiana con sus propios contenidos". (RATZINGER, 1985, 160) El Catecismo de la Iglesia Católica, no tanto la lectura creyente en grupo y la oración basada en el nuevo testamento, parece ser la clave para la nueva evangelización.

Giussani en sus escritos rechaza la utopía porque considera que ésta es un proyecto humano. Nace de los planes, anhelos y autonomía creadora del hombre y, por tanto, está condenada a fracasar porque no tiene consistencia. Lo importante para el hombre no es hacer proyectos, sino adherirse al proyecto de Dios que tiene garantía de verdad y bondad. Por eso en CyL. se insiste tanto en potenciar la integración en ese proyecto, que actualmente es la Iglesia como prolongación histórica de Cristo. No a los proyectos humanos hacia la utopía sino la adhesión al proyecto de Dios presentado por la Iglesia. Así se apuesta, frente a la utopía, por la conservación integra del "depositum fidei", frente al esfuerzo creativo humano, por el abandono obediente en las manos de los que tienen autoridad en la Iglesia

Para Razinger las teologías innovadoras son utópicas y llevan el sello de las mentalidades de la burguesía opulenta de Occidente, ya que, según él, la Iglesia del humilde pueblo de Dios "es bien diferente de cómo se la imaginan en esos laboratorios donde se destila la utopía" (RATZINGER, 1985, 24)

Cuando especifica más sobre la teología destilada por la utopía nos encontramos con que se refiere a la Teología de la Liberación. Para el cardenal: "La teología de la liberación forma parte de la exportación al Tercer Mundo de mitos y utopías elaboradas en el Occidente desarrollado. Un intento, quizá, de experimentar en la realidad concreta las ideologías pensadas en el laboratorio de unos técnicos europeos" (RATZINGER, 1985, 207) Se hace difícil un comentario que no sea hiriente. Frases duras e injustas, ¿no?

Se observa una gran desconfianza en el hombre y un eclesiocentrismo peligroso. Cuando se pone a la Iglesia tan exageradamente en el centro nos vienen dolorosamente a la mente unas palabras del capítulo 16 de "Los Hermanos Karamazov" de Dostoievski cuando se refiere al encuentro en Sevilla del Gran Inquisidor con Jesús: "Le ha dicho el anciano que no tenía derecho a añadir nada a lo que había predicado antiguamente. Puede decirse que esta afirmación constituye una de las características más fundamentales de la Iglesia Católica Romana, por lo menos en mi opinión. Todo lo concediste al Papa, dicen; por lo tanto todo sigue en manos del Papa"

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


CAMISASCA,M. (2004), Comunión y Liberación (La reanudación, 1969-1976), Ed. Encuentro. Madrid.

CAMISASCA, M. (2007), "Hacia la audiencia. Historia de una fidelidad". Huellas. Año XI, nº3.

GALLEGO, J.A., y PAZOS, A. (1999), La Iglesia en la España contemporánea/2. Ed. Encuentro. Madrid.

GIUSSANI, L. (1986), La conciencia religiosa en el hombre moderno. Ed. Encuentro. Madrid.

GIUSSANI, L. (1990), El Movimiento de Comunión y Liberación. Una entrevista en dos tiempos: 1976/1986, realizada por Robo Ronza. Ed. Encuentro. Madrid.

MARÍAS, J. "Excomuniones de quita y pon" El País Semanal, 04/09/2011.

PRADA, J. M.. "Autoridad". XLSEMANAL, 09/04/2006.

RATZINGER, J. (1985), Informe sobre la fe. Ed. BAC. Madrid.

SECO, A. (2009), Utopía frente a recreación del pasado. Dos visiones de Iglesia. Ed. Nueva Utopía. Madrid.

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