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Cómo la Iglesia Católica ha podido ocultar 40 años de pederastia

Se amenazó con la excomunión a quien difundiera algún caso La «conspiración de silencio» que nace con Juan XXIII

En 1962 el Ppapa Juan XXIII firma un escrito titulado Crimen de Solicitación (orinal en latín) en el que se fijaba el procedimiento a seguir en los casos de «pecados secretos» de miembros del clero. El texto permaneció oculto hasta 2003 cuando diversos medios de comunicación lo sacaron a la luz. Básicamente la orden del papa era mantener ocultos los abusos sexuales en la Iglesia.

Según narra Eric Frattini en su libro Los papas y el Sexo,

«El documento (…) ordenaba a los obispos a actuar de la forma ‘más secreta’ y a ‘observar el más estricto secreto. Siendo la divulgación de alguno de los casos considerada merecedora de pena de excomunión’.»

Así fue como el conocido popularmente como «El papa bueno» encubría bajo un manto de mutismo a todos los implicados en casos abusos sexuales. Estipulaba que sólo un tribunal eclesial debia de actuar contra los estos delitos.

Esta «conspiración del silencio» vivió sus últimos coletazos, antes de hacerse pública, durante el papado de Juan Pablo II.

Los Cardenales Joseph Ratzinger y Tarcisio Bertone emiten en 2001 el documento interno De delictis gravioribus en el que informan de cómo tratar de modo aún más privado estos procesos, sobre todo los relacionados con niños. Exigía que las denuncias fueran enviadas sólo y directamente a la Congregación para la Doctrina de la Fe que dirigía el propio Ratzinger.

Según reza el documento Vaticano:

«Deben permanecer secretos y ser juzgados con rigor en un proceso interno».

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