Otra hoja más sobre la corriente de cine cristianista que gotea sobre las pantallas españolas desde hace varios años
INCONDICIONAL
EE UU. 2012. 97 m. (12). Drama.
Director: Brent McCorkle.
Intérpretes: Lynn Collins, Michael Ealy, Bruce McGill
Por regla general, atender a la subjetividad de este crítico significa escoger el camino más corto hacia el fracaso. El plato del día, una modestísima producción independiente (apenas dos millones de dólares) en la que Brent McCorkle se desdobla en los oficios de realizador, guionista y compositor de la banda sonora para acercarnos a la telerrealidad de un barrio marginal (idéntico a los 'housing projects' de 'The Wire') enclavado en el estado de Tennessee, puede ser la excepción a esta norma.
Veamos: 'Incondicional', un drama, cuatro corazones rotos, niños desamparados, amor, otra hoja más sobre la corriente de cine cristianista que gotea sobre las pantallas españolas desde hace varios años. Mis problemas con la película nada tienen que ver con la fe de McCorkle -aunque he de reconocer cierto asqueo con su tendencia a exponer los hechos en forma de parábolas dominicales- sino con el tono de una película, meliflua y reiterativa, que obra el prodigio de colmar de inverosimilitud una historia basada en hechos reales: pareja de huérfanos, una viuda vengadora, el arma del crimen, un expresidiario angelical atado a una máquina de diálisis&hellip ¿en serio?
Superado un prólogo surrealista que informa al espectador de sus intenciones evangelizadoras, McCorkle (esta es su segunda película) plantea un drama a tres bandas, rebosante de buenos sentimientos, con el que se propone vencer un ramillete de prejuicios sociales poseído por el espíritu de Michael Landon. Nada funciona porque apenas existe un contraste (¿moral?) entre dos personajes mal interpretados por Michael Ealy y una blanquísima y apática Lynn Collins. Poco que objetar a una dirección que se refugia en los viejos modelos telefílmicos renunciando a la posibilidad de apostar por el lenguaje, una postura que subraya la franqueza con la que McCorkle asume sus infinitas limitaciones como director.
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