La realidad supera a la ficción. Y si no que se lo digan al actor neozelandés, cuyo último papel ha sentado muy mal entre los profesionales que luchan contra los demonios.
Russell Crowe ha sorprendido en su papel como cura exorcista en el nuevo filme El exorcista del Papa, que nos ha dejado ver al actor neozelandés en un género en el que ha ahondado muy poco. Su salto al terror llega junto a una historia real de trasfondo, la de Gabriele Amorth, un sacerdote italiano que ejerció como exorcista en la diócesis de Roma y se convirtió en una verdadera celebridad en sus participaciones en los medios de comunicación. Un biopic que no ha terminado de gustar a muchos.