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Chirac anuncia que en 2004 se prohibirá uso del velo y otros signos religiosos en la escuela pública de Francia

Rodeado de su Gobierno, de las jerarquías cristiana, judía y musulmana, y de otras 400 personalidades, Jacques Chirac, presidente de la República francesa, anunció hoy con una solemnidad excepcional su decisión legislativa sobre el uso del velo islámico y la cohabitación en la escuela pública de distintas sensibilidades religiosas, cuando el «multiculturalismo» hace estragos atormentados.

   “Es necesaria una ley que prohíba llevar vestidos o símbolos religiosos en las escuelas”. El presidente de Francia, Jacques Chirac, ha recogido la recomendación que le hizo un comité de sabios para mantener el principio de laicismo en las instituciones, y ha decidido urgir al Parlamento para que tome medidas antes del inicio del próximo curso escolar, en septiembre de 2004.

   El comité, presidido por el mediador de la República, Bernard Stasi, entregó su informe a Chirac hace sólo una semana. El texto, de más de 100 páginas, recomendaba la prohibición de “vestimentas y signos que manifiesten una pertenencia religiosa o política de forma ostensible” para evitar el proselitismo en la escuela pública. Así, la medida afectará previsiblemente a velos, kippah (el pequeño gorro que portan los judíos en la coronilla) y crucifijos grandes, pero permitirá elementos de menor tamaño como las medallas de santos, la estrella de David o el Corán, por ser signos “discretos”.

1.256 niñas afectadas

Tras conocer estas recomendaciones, Chirac avanzó que se guiaría por “el respeto a los principios republicanos y la exigencia de la unidad nacional y de la unión de los franceses”. La comisión destacó “el respeto de la libertad de conciencia y del carácter particular de las escuelas privadas concertadas”, y propuso que se declaren festivos en los colegios el Aid-el-Kebir musulmán y el Kippur judío. Sin embargo, el presidente francés ha desechado esta última posibilidad.

   La futura ley tiene como objeto zanjar la polémica originado por la decisión de centenares de padres de que sus hijas usen el velo islámico para ir al colegio. Han sido tan sólo 1.256 en una población escolar de 12 millones de personas, pero ha sacudido como un terremoto un país que se vanagloria del respeto al laicismo en las instituciones públicas. Algunos centros han hecho la vista gorda ante la cuestión, pero otros han expulsado a las alumnas (al menos seis niñas se han visto afectadas) que insisten en llevar la cabeza cubierta.

Apoyo social a la medida

   El conflicto se ha extendido también al ámbito laboral y sanitario. En el Ayuntamiento de París, una asistente social fue suspendida hace unos días de empleo por nueve meses al insistir en llevar velo y negarse a estrechar la mano a los hombres. Los últimos sondeos indican que la mayoría de los franceses (hasta un 55%) apoya la ley por la que ahora aboga Chirac.

   En un discurso de media hora ante 400 personas (altos cargos de la República y del Gobierno, y representantes de la oposición y de las principales religiones), que además ha sido televisado, Chirac no ha dejado lugar a la duda: “Nadie debe venir a la escuela con vestimenta religiosa. No hay que inventar nuevas reglas. Se trata de enunciar, clara y firmemente, una regla que está en nuestra práctica desde hace tiempo”.

“La escuela seguirá siendo laica”, según el presidente, que ha abogado en cualquier caso por dialogar antes de castigar. Pero el mandatario no se ha limitado al problema en el ámbito educativo, sino que ha pedido además la más “estricta neutralidad” religiosa y política entre los funcionarios, y ha avanzado que el Estado publicará un Código de Laicismo con las prácticas recomendadas en la Administración.

Una decisión anunciada

   Hace días, Chirac anunció que tomaría una decisión «que respete los principios republicanos, de acuerdo con la unidad nacional y el respeto mutuo de todos los franceses de cualquier sensibilidad». Y como habían anunciado desde hace semanas sus portavoces, se ha puesto en marcha un proyecto de ley que debiera prohibir «todos los signos religiosos ostensibles» (velo islámico, «kipá» judía y grandes cruces).

   La semana pasada, una comisión de notables -universitarios, intelectuales y sociólogos, dirigida por Bernard Stasi (73 años, antiguo político de estricta obediencia demócrata cristiana)- presentó al jefe de Estado un proyecto de prohibición de los signos religiosos ostentatorios en la escuela pública y la administración, acompañado de un rosario de «aperturas» hacia judíos y musulmanes: reconocimiento oficial de las grandes fiestas religiosas del calendario islámico y judío; nombramiento de capellanes militares musulmanes; enseñanza del «hecho religioso» en las escuelas, a través de una enseñanza «transversal» de los grandes fundamentos de las confesiones cristianas, judías y musulmanas.

Las confesiones, unidas por el «no»

   Sin embargo, las religiones cristiana, judía y musulmana ya se han pronunciado contra el proyecto de ley gubernamental. LaConferencia Episcopal, muy próxima al Vaticano, estima que tal legislación pudiera ser una amenaza para las libertades religiosas básicas. El Gran Rabino de la comunidad judía es igualmente hostil. Y el Consejo francés de culto musulmán (CFCM), que agrupa a todas las asociaciones musulmanas, dirigió el lunes una carta al presidente Chirac, temiendo que Francia esté «estigmatizando» a sus musulmanes y «minimizando sus libertades religiosas».

   El presidente Chirac ha decidido rodearse de su Gobierno, en pleno, y de los representantes de todas las confesiones, para dar una solemnidad particular a un proyecto que los laicos consideran imprescindible y los religiosos consideran peligroso, dejando al descubierto una Francia relativamente cuarteada por una batalla de posiciones religiosas, reflejo fiel de una sociedad de nuevo cuño.

   En principio, el proyecto legislativo que hoy ha hecho público el presidente tiene por objetivo esencial la prohibición del velo islámico en las escuelas públicas. Con el tiempo, el debate sobre el velo islámico se ha transformado en una controversia sobre el puesto de las convicciones religiosas en Francia. La futura legislación intentará salir al paso de las manifestaciones de racismo y xenofobia que salpican a la sociedad francesa con una violencia soterrada de mucho calado.

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