Los habitantes de esta aldea burgalesa, con 29 votos a favor, deciden cambiar el nombre 19 habitantes, de los 56 adultos del municipio, han optado por mantener la denominación
Punto final para Castrillo Matajudíos, el pequeño municipio burgalés que ha centrado las miradas de medio mundo tras anunciar que votaría un cambio de nombre —coincidiendo con las elecciones europeas—. "Todos están pendientes de nosotros. En Italia, Nueva York…", apuntaba el alcalde, Lorenzo Rodríguez, días antes de celebrarse la consulta. Una expectación que ha acabado a las ocho de la tarde de este domingo, tras cerrar las urnas. Los vecinos han respaldado que se rebautice la localidad como Castrillo de Mota de Judíos. De las 56 personas con derecho a voto, 52 han participado en el referéndum: 29 han mostrado su apoyo a esta iniciativa de la corporación municipal; y 19, en cambio, la han rechazado. Ha habido cuatro papeletas nulas, según los datos facilitados por el equipo de Gobierno.
"El próximo 3 de junio celebraremos un pleno para iniciar los trámites oportunos para modificar la denominación, ya que el Ayuntamiento no puede hacerlo por sí mismo", ha subrayado el regidor tras conocer los resultados. "Pero ha sido una jornada muy intensa, muy movida. Y donde todo el mundo ha respetado lo que ha salido", ha remachado el primer edil, del Partido Regionalista de Castilla y León, que ostenta el bastón de mando de un Consistorio con apenas 60 empadronados a principios de 2014. Esta valoración responde a que, finalmente, la opción de cambiar el nombre ha ganado por 10 votos.
Los ciudadanos, además de apoyar o no la permuta, podían elegir entre dos nuevos nombres: Castrillo Motajudíos o Castrillo Mota de Judíos. Tres personas se han decantado por la primera posibilidad, 26 por la segunda. Lorenzo Rodríguez cree que de una de estas dos formas se llamó inicialmente la aldea, pero un escribano se equivocó y le puso Matajudíos en un documento oficial hace cuatro siglos.
Al menos, así consta desde 1623. Y han pasado casi 400 años hasta que, ya en 2009, la corporación barajó cambiarlo. De hecho, tras anunciarse la consulta, la prensa internacional recibió con sorpresa que una localidad española aún pudiera llamarse así. El término se ha calificado, incluso, de "antisemita" en Israel. "Ofende a más de uno", ha admitido el alcalde. Eso sí, ha incidido en que esta denominación no se corresponde con la realidad de un pueblo "heredero de una comunidad judía y que tiene la estrella de David en su escudo".
En Castrillo, desde luego, la convocatoria municipal ha propiciado un aumento de la participación en estas elecciones europeas. Los datos recabados por el Ministerio del Interior, referidos a los comicios a la Eurocámara celebrados paralelamente, reflejaban una concurrencia del 57,14% a las dos de la tarde, frente al 51,69% de 2009. A las seis, esta se elevaba ya hasta el 82,14%, en comparación con el 66,67% de la cita anterior.
Cuando se consideró por primera vez un cambio de nombre, hace un lustro, el Gobierno local valoró el de Castrillo de Cabezón —en reconocimiento a Antonio Cabezón, un músico renacentista que nació allí en 1510—. Aunque, finalmente, se desechó y se ha terminado por ofrecer a los censados otras dos opciones: Castrillo Motajudíos y Castrillo Mota de Judíos.
El Ayuntamiento organizó el pasado mes una conferencia con el arqueólogo Ángel Luis Palomino, con el objetivo de informar a los vecinos sobre los orígenes de la localidad. Rodríguez insiste en que los antepasados de esta aldea no participaron en la muerte de unos 60 judíos en 1035. Según el alcalde, fueron los habitantes de Castrojeriz —a cuatro kilómetros— los que destruyeron la judería, cometieron los asesinatos y desterraron a los hebreos a una colina próxima. En ese momento, el municipio empezó a conocerse como Castrillo Mota de Judíos, ya que estos se habían asentado en ese montículo cercano.
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