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Marcha de los militantes de la Yihad Islámica.Mohammed Saber / EFE

Casi 700 jóvenes en España lanzan un SOS tras el intento de radicalización islamista dentro de sus hogares

Preocupa en especial el adoctrinamiento de menores de 12, 14 o 16 años, que va en aumento.

Casi 700 adolescentes y jóvenes de entre 14 y 27 años han lanzado un SOS a la Asociación contra el Radicalismo Extremista y Víctimas Indirectas (Acreavi) tras el intento dentro de sus hogares de ser radicalizados en los postulados de la yihad.

Son datos del balance de la actividad de esta asociación, creada por Raquel Alonso, autora de los libros Casada con el enemigo y El Enemigo sin rostro, donde relata la tortura de tres años de convivencia con un yihadista, con el que tuvo dos hijos, y las amenazas que recibió y sigue recibiendo tras declarar contra la célula terrorista a la que pertenecía su exmarido.

Más de 4.000 personas o entidades han acudido a la asociación, bien para poder salir del peligroso camino de la radicalización, bien para pedir ayuda o asesoramiento ante indicios o actuaciones que podrían estar relacionadas con el adoctrinamiento o la captación.

Según ha señalado Raquel Alonso, un total de 688 adolescentes y jóvenes han acudido a Acreavi al sentirse víctimas del adoctrinamiento por parte de sus progenitores.

Asimismo, se han atendido 397 casos de vecinos que veían con preocupación por el asentamiento ilegal de mezquitas en locales, garajes o chalets, sin autorización de los correspondientes ayuntamientos.

También han acudido a Acreavi personas preocupadas por el acoso escolar con ideologías violentas y más de 650 víctimas de radicalización en círculos sociales, centros deportivos, parques y mezquitas.

Con el foco puesto en las mujeres y los menores

Alonso comenta que en su asociación se está poniendo el foco principalmente en las mujeres y en los menores. A su juicio, el papel de las mujeres en el yihadismo está creciendo.

«No olvidemos que el Corán dice que el cielo está bajo los pies de las madres y estas son las responsables de la educación de sus hijos. Esto conlleva que si la madre tiene una ideología extremista, los hijos lógicamente van a ser adoctrinados«, subraya.

Tras insistir en que no debe ni puede confundirse el Islam con el radicalismo extremista que desemboca en el terrorismo, Alonso ve con preocupación el adoctrinamiento de menores de 12, 14 o 16 años, que va en aumento.

Y cita como ejemplo al menor de Montellano (Sevilla) que detuvo la Policía Nacional en enero y que tenía previsto inmolarse en el instituto al que asistía.

Frente a lo que creemos, que son los más vulnerables los que pueden caer en las redes del yihadismo, Alonso indica que, tal y como están comprobando en la asociación, son más fáciles de captar aquel menor que tiene «alma de líder», el que «quiere ser un héroe».

Acreavi está haciendo ahora un estudio geográfico para visibilizar las zonas en España donde pueden haber más factores para la radicalización. Y lo está elaborando después de recibir muchas alertas de pueblos pequeños «donde se están implantando mezquitas en locales o chalets» de forma ilegal.

La asociación quiere impulsar también un programa de visitas a los colegios y a los institutos para llevar una «contranarrativa» que permita ver a los jóvenes que los mensajes de la yihad «no son una ideología y que solo llevan al terror, a la crueldad, a la muerte o a la cárcel».

 Desradicalización de un joven dentro de la cárcel

Alonso destaca además el primer caso llevado por su asociación, y que en breve podrá anunciar, de desradicalización de un joven dentro de la prisión.

Tras un arduo trabajo con su familia, el joven está ya cumpliendo con sus estudios dentro del centro penitenciarios, juega a fútbol, ya no está tan aislado y tiene una relación «sana y normal» con sus allegados. Pero el proceso de desradicalización aún puede tardar entre 3 y 6 meses para completarlo.

Raquel Alonso hace un llamamiento a las familias para que observen cualquier tipo de indicio, como el aislamiento, el cambio de vestimenta, de discurso, de amigos… que pueda significar un camino hacia la radicalización por parte de sus hijos.

La presidenta de Acreavi, que reconoce que no es fácil controlar el acceso a las redes sociales de los hijos, pide especial cuidado con las niñas, que suelen idealizar a su captador.

De hecho, las organizaciones utilizan a chicos jóvenes, «normalmente bastante atractivos», para captarlas, avisa Alonso.

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