Estimado Sr. Cuesta:
Desde las organizaciones laicistas apreciamos su trabajo y compromiso a favor de una efectiva separación de las Iglesias y el Estado. Tenemos de decir con consternación que no estamos satisfechos con las medidas adoptadas en este campo durante la anterior legislatura del gobierno socialista, precisamente porque solo en la izquierda puede existir en este país una sensibilidad real hacia estos temas, y les presuponemos "buenas intenciones". Por ejemplo, las siguientes decisiones no nos parece que sea un avance hacia el laicismo (la laicidad o el aconfesionalismo, llámelo como prefiera) sino contrarios al mismo: consolidación del sistema de financiación de la Iglesia Católica mediante la detracción de parte de los impuestos sobre la renta, promesas concretas de extender este privilegio a otras organizaciones religiosas, consolidación laboral de los profesores de religión en la escuela publica, edulcoración de la nueva asignatura EdC para adaptarla al ideario de los centros, creación de la Fundación Pluralismo y Convivencia, permanencia de simbología religiosa y protagonismo religioso en actos de estado (tomas de posesión, funerales), permanencia de la clase de religión en el horario lectivo (de algunos, los que la eligen, pues los demás se quedan "secuestrados" en el centro escolar bajo la condición expresamente establecida en la ley de que no aprovechen el tiempo para aprender materias curriculares propias de su etapa escolar: ¿no es esto una contradicción palmaria? ¿no es esto subvertir el papel de los centros y el propio derecho y obligación a la educación de los niños? ¿puede exigirse a un niño permanezca en un centro educativo, bajo la condición de que no aprenda? ¿Que engaño es este?), etc.
Ciertamente, estamos donde estamos, y tenemos los jueces que tenemos y el ordenamiento constitucional que tenemos, pero nos resulta preocupante escucharle a Vd precisamente hablar de laicidad "positiva", (https://laicismo.org/PHP/p_documento.php?id=5253) lo que implica, según sus palabras recogidas en la prensa "[el] papel activo [del Estado] en la promoción de la libertad religiosa".
Vd sabe por el contrario que utilizando la expresión del constitucionalismo americano díficil de traducir elegantemente "the Freedom OF religion" goza de la misma protección que "the Freedom FROM religion", o como recoge la "Declaración de la ONU por la Eliminación de TODA FORMA de discriminación por razón de creencias o convicciones" de 1981 (un año posterior a nuestra periclitada "ley de libertad religiosa"), las creencias religiosas no merecen especial protección o respeto que las convicciones ideológicas o filosóficas. Dicho de nuevo de otra manera, la libertad religiosa es un subproducto o consecuencia de la Libertad de conciencia, y no se puede seguir privilegiando en nuestro ordenamiento legal a las personas y organizaciones que defienden cosmovisiones trascendentes, frente a las que son naturalistas o materialistas, mediante un tratamiento legal diferenciado.
El papel del Estado en materia de creencias se reduce a proteger el derecho de reunión, manifestación, expresión y en evitar la discriminación por mótivos de convicciones o creencias: ¿alguien puede afirmar que bajo estos supuestos se viola la libertad de nadie?
Ninguna organización religiosa o de tipo ideológico (que no forme parte del ordenamiento democrático, como los partidos) debe recibir dinero para sus actividades de culto o proselitismo. La piedra de toque del laicismo no es la neutralidad, sino la no-injerencia. No existe otra solución que preserve la libertad y asegure la igualdad.
Por otra parte, como ya se está poniendo de manifiesto, por mínimo que sea el paso que el gobierno dé en el camino de la laicidad, incluso siendo incorrecto según nuestro punto de vista, tendrán Vds a la derecha más cavernaria y al clero católico manifestándose en la calle de manera furibunda, se harán las victimas y los acusarán de quemacuras guerracivilistas: ¿son acaso estos votantes suyos? ¿creen realmente que perderían un solo voto dentro de 4 años? Puesto que las consecuencias sociales y electorales serían las mismas ¿por que no dar pasos decisivos, aquí y ahora, hacia la laicidad denunciando el concordato y estableciendo una Ley de Laicidad que impida que el Estado favorezca o perjudique la promoción de cualquier creencia o convicción privada particular?. ¡Si hasta los teólogos denuncian las situación de privilegio clerical que supone el actual modelo de relación entre el Estado y las organizaciones religiosas!
Anime Vd a su partido a tomar el toro por los cuernos y acaben, o pongan las primeras piedras contra esta situación criptoconfesional, en la que los sacerdotes son semiempleados estatales, y las obras sociales de la iglesia, paniaguados del Estado, en vez de "contratar" ahora a imanes, rabinos y pastores. En EE.UU. la izquierda se echó las manos a la cabeza por la subvenciones de Bush a las "faith initiatives": ¿que podría pensar un EEUUnidense de que el Estado pase el cepillo fiscal para las organizaciones religiosas y subvencione todas sus actividades, incluyendo, notablemente, la educación?
Por nuestra parte estamos dispuestos a plantar batalla a cualquier deriva clericalista que confunda la libertad religiosa (derecho individual) con las subvenciones a los jerarcas religiosos, y, por motivos de conciencia, objetaremos a los Gastos Religiosos del Estado, tal y como puede Vd ver en nuestra página web (https://laicismo.org/PHP/p_documento.php?id=3581), pues nuestra moral y nuestros principios nos impiden contribuir a la difusión de doctrinas religiosas que consideramos perniciosas, en un Estado que se considera laico.
Un cordial saludo,