Europa no puede ceder en la defensa de la libertad de expresión ante la ofensiva del islamismo radical • Riad insta a los estados musulmanes a que sigan su ejemplo y retiren a los embajadores de Dinamarca • Las autoridades religiosas de Oriente Próximo atizan la revuelta y llaman al boicot de productos daneses
La tensión creada por las caricaturas de Mahoma publicadas en Dinamarca y Noruega refleja los problemas que el islamismo radical plantea a la libertad de expresión en Occidente. Aquí, la cultura de la convivencia entre valores contrapuestos está muy alejada de la intransigencia integrista de aquel islamismo, que se cree con derecho a regular nuestro modo de vida.
La crisis de las caricaturas se traduce, de momento, en un boicot comercial de Libia a Irak a los productos daneses, noruegos y de otros países de la Unión Europea, y en una marejada político-diplomática. Por lo que se ve, debe de haber una conexión psicológica misteriosa entre fundamentalismos y ganas de hacer boicots. A ello hay que añadir el desánimo de los islamistas liberales ante la aparente incompatibilidad de los valores occidentales con su ideología o teología: para muchos musulmanes, es pecado representar en imagen al profeta.
Resulta lógico que las caricaturas irriten a algunos musulmanes. Pero no lo es que, en nombre de una lectura literal e inhumana del Corán, traten de suprimir también en el extranjero las críticas o que amenacen de muerte a quienes con buen o mal gusto ejercen la sátira.
Los países árabes han hecho piña y han pedido formalmente al Gobierno de Dinamarca que castigue a los autores de las caricaturas del profeta Mahoma que aparecieron el pasado septiembre en un diario danés y que fueron reproducidas el pasado 10 de enero por una pequeña revista de Noruega. La publicación de las imágenes satíricas del profeta, cuya representación está prohibida por el islam, está provocando un revuelta popular en los países musulmanes, y amenaza con generar una crisis diplomática de primer orden.
La ira de los grupos islámicos más radicales, manifestada con la quema de banderas danesas, ha obligado a los gobiernos de los países árabes a reaccionar y a tomar medidas. En un comunicado conjunto, los ministros de Interior de 17 países árabes, reunidos ayer en Túnez, exigieron al Ejecutivo del primer ministro de Dinamarca, Anders Fogh Rasmussen, que "sancione con dureza" a los caricaturistas que han "ultrajado al islam y al profeta".
Arabia Saudí pidió a los países musulmanes que retiren a sus embajadores en Dinamarca, como ya se apresuró a hacer el Gobierno de Riad la semana pasada.
AMENAZAS
Irán convocó al embajador danés en Teherán. La misma medida adoptó el Gobierno iraquí que, además de exigir al Ejecutivo de Copenhague una "disculpa oficial", le pidió que lleve a los tribunales al periódico que publicó las caricaturas, el Jyllands-Posten, el de mayor tirada en Dinamarca. Un grupo armado iraquí fue aún más lejos y, en un mensaje colgado en internet, animó a sus militantes a "golpear cualquier objetivo" de Noruega o Dinamarca. Este último país tiene desplegados en Irak unos 500 soldados.
La ofensiva diplomática de los países musulmanes contempla pedir a la Asamblea General de la ONU que adopte una resolución que prohíba los ataques a las creencias religiosas y que imponga sanciones a los países que incumplan la normativa, según informó en El Cairo el secretario general de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), Ekmeledin Ihsanoglu.
SEDES EVACUADAS
El periódico danés, cuyos edificios en Copenhague y Arthus tuvieron que ser evacuados ayer por sendas amenazas de bomba que resultaron ser falsas, pidió disculpas a aquellos musulmanes que se hayan sentido ofendidos por las 12 caricaturas que aparecieron en sus páginas, aunque señaló que la publicación de los dibujos satíricos "no vulnera la legislación danesa", que defiende la libertad de expresión.
En términos similares se expresaron los jefes de Gobierno de Dinamarca y de Noruega, quienes lamentaron lo ocurrido.
Los líderes religiosos de los países de Oriente Próximo han llamado al boicot comercial de los productos daneses. A través de internet y de mensajes SMS se anima a los consumidores musulmanes a no adquirir ningún producto procedente del país europeo. El castigo comercial está funcionando. Una de las principales empresas danesas de alimentos, el grupo Arla Foods, que cubre el mercado de los países del golfo Pérsico, reconoció que sus productos han sido retirados de gran parte de los supermercados de la región.