El cardenal de Boston, Sean O’Malley, publicó este sábado una crítica declaración en la que fustiga los dichos del papa Francisco durante su último día en Chile, cuando aseguró que las acusaciones contra el obispo de Osorno, Juan Barros, eran sólo «calumnias» y que no existían pruebas de que fuera un encubridor de los abusos sexuales cometidos por Fernando Karadima, algo que refutan las víctimas del ex párroco del Bosque.
Para O’Malley, presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, los dichos del obispo de Roma «son una fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual por parte del clero o cualquier otro perpretador».
El sacerdote resaltó que las palabras del papa transmiten el mensaje «si no puedes probar tus acusaciones, entonces no se te va a creer», lo que deja en el abandono a aquellos que han sufrido violaciones criminales de su dignidad humana y relega a los sobrevivientes de abuso al exilio del descrédito.
«No habiendo estado personalmente involucrado en los casos que fueron materia de la entrevista de ayer (jueves) no puedo referirme al por qué el santo padre eligió las palabras particulares que usó en ese momento», añadió O’Malley.
El obispo de Boston, una arquidiócesis con un largo historial de abuso y encubrimiento de estos, destacó eso sí que el papa reconoce la existencia de este tipo de delitos al interior de la Iglesia y el «devastador impacto que estos crímenes tienen en los sobrevivientes y sus seres queridos».
O’Malley dijo que ha acompañado en numerosas ocasiones al papa en encuentros con sobrevivientes de abuso y que en dichas oportunidades ha sido testigo del «dolor» que siente Francisco al conocer la profundidad y la amplitud de las heridas infligidas a las víctimas de estos crímenes, cuyo proceso de recuperación puede tomar toda una vida.
«Las palabras del Papa sobre el hecho de que no hay lugar en la vida de la Iglesia para los que abusen de niños y que tenemos que adherirnos a la política de tolerancia cero ante esos crímenes son genuinos y son su compromiso», remató el sacerdote.