Anima en una carta a ir a misa y comulgar en plena crisis del coronavirus
Ha expresado que el culto público debería considerarse un bien de primera necesidad, pudiendo acudir a la eucaristía «así como podemos comprar alimentos y medicinas, mientras cuidamos de no propagar el virus en el proceso»
El cardenal estaounidense Raymond Burke publicó ayer una carta absolutamente polémica, afirmando haberla meditado a causa de la emergencia del coronavirus que está asolando el mundo.
Animando a desobedecer las órdenes de confinamiento para ir a misa y comulgar, Burke contradice a la Iglesia que, para prevenir contagios, hace días que ha suspendido las celebraciones y dispensado a los fieles de la recepción de la comunión.
«No podemos aceptar las determinaciones de los gobiernos seculares, que tratarían la adoración a Dios como ir a un restaurante», afirma la misiva del cardenal, expresando que el culto público debería considerarse un bien de primera necesidad, pudiendo acudir a la eucaristía «así como podemos comprar alimentos y medicinas, mientras cuidamos de no propagar el virus en el proceso».
Desde su visión, del todo alejada de la realidad y gravedad de esta pandemia, ha propuesto en su carta que los sacerdotes o los fieles desinfecten los bancos de los templos tras cada celebración del culto, pero que no se suspenda esta reunión.
Un cardenal anti-derechos
Después de culpar a los «gobiernos seculares» de que a los actos religiosos no se les reconozca una «importancia distintiva», el cardenal Burke ha arremetido contra diferentes prácticas del derecho a la libertad (de decidir sobre el propio cuerpo, el derecho a la libre identidad sexual o a la diversidad cultural y religiosa), que desde su perspectiva afectan negativamente a la sociedad. Ha señalado, así, a los «ataques contra los no nacidos» y a los que defienden «una identidad sexual distinta de la que Dios nos ha dado», así como a lo que ha denominado «teoría del género».
Por último, ha reaccionado en contra de la religiosidad católica con una forma diferente a la de la tradición occidental: «hay quienes dentro de la Iglesia se refieren a la tierra como nuestra madre», ha criticado. Tildando al catolicismo amazónico de «paganismo». «Los grandes males como la peste son efecto de nuestros pecados actuales», ha concluido el prelado.