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Francisco inicia este domingo una visita de seis días con el propósito de “contribuir al camino de sanación y reconciliación ya emprendido”
El papa Francisco inicia este domingo un viaje de seis días a Canadá, una visita largamente reclamada por las comunidades indígenas. El principal objetivo es reiterar las disculpas por el papel que la Iglesia católica tuvo en los antiguos internados para niños autóctonos: centros de “asimilación forzosa” que han dejado nefastas consecuencias en generaciones de estos pueblos canadienses. Francisco declaró en Roma el 17 de julio que sería un “viaje de penitencia” para “contribuir al camino de sanación y reconciliación ya emprendido”.
La visita será la cuarta efectuada por un Papa a Canadá. Juan Pablo II viajó al país norteamericano en 1984, 1987 y 2002. Francisco estará presente en las provincias de Alberta y Quebec, así como en el Territorio de Nunavut. Sostendrá reuniones con miembros del clero y autoridades políticas (como el primer ministro, Justin Trudeau, y Mary Simon, gobernadora general de Canadá). También oficiará misas en las ciudades de Edmonton y Quebec.
Sin embargo, su itinerario estará concentrado principalmente en encuentros con líderes autóctonos y ex alumnos de las escuelas residenciales, además de visitas al antiguo internado de Ermineskin (en Maskwacis, Alberta), y a Iqaluit, la capital de Nunavut cuya población es mayoritariamente de origen inuit. Ghislain Picard, jefe de la Asamblea de Primeras Naciones de Quebec y Labrador, declaró este miércoles que corresponde a los sobrevivientes de los internados juzgar si las palabras del Papa son o no aceptables. “Las disculpas solo serán muy significativas en la medida en que produzcan acciones que las respalden”, apuntó.
Entre 1883 y 1996, unos 150.000 niños indígenas vivieron en una red de 139 centros financiados por el Gobierno federal y administrados por grupos religiosos (católicos en su mayoría). Los golpes, las agresiones sexuales, la negligencia, el racismo y el repudio cultural fueron comunes dentro de sus muros. Trudeau dijo hace un año que “el mayor error que ha cometido este país es la asimilación forzosa de los menores indígenas a través de los internados”. Algunos expertos calculan que más de 6.000 niños fallecieron en estos sitios. El hallazgo de más de 1.400 tumbas sin marcar -desde mayo de 2021- en terrenos de estas antiguas instituciones ha confirmado el horror del informe publicado en 2015 por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.
En 2007, tras años de protestas y batallas judiciales, se firmó un acuerdo entre exalumnos, representantes federales y grupos religiosos. Ottawa y las Iglesias protestantes se disculparon y cubrieron sus montos de indemnización, pero no las autoridades católicas en Canadá. La presión fue en aumento conforme se informaba del hallazgo de las tumbas sin marcar. El primer ministro Trudeau y políticos de la oposición manifestaron que el Papa debía dar el paso para favorecer la reconciliación. En esta oleada de indignación, una decena de templos fueron consumidos por el fuego, mientras que otros sufrieron actos vandálicos.
Una delegación integrada por líderes indígenas y obispos canadienses viajó a Roma a finales de marzo. El 1 de abril, Francisco expresó en audiencia: “Siento vergüenza y dolor por el papel que algunos católicos, en particular los que tenían responsabilidades educativas, han tenido en todas estas cosas que les han herido, los abusos que ustedes han sufrido y la falta de respeto mostrada hacia su identidad, su cultura e incluso sus valores espirituales”. El pontífice agregó: “Por la deplorable conducta de estos miembros de la Iglesia católica, pido perdón a Dios y quiero decirles de todo corazón que lo siento mucho. Y me uno a mis hermanos, los obispos canadienses, para pedirles perdón”. Los representantes indígenas indicaron que el Papa debería también pronunciar estas palabras en Canadá, como lo había recomendado la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. El 13 de mayo, el Vaticano informó oficialmente de la visita.
El viaje no ha estado exento de señalamientos. Miembros de comunidades autóctonas deploran que Francisco no vaya al antiguo internado de Kamloops (Columbia Británica), donde fueron descubiertas las primeras fosas anónimas en junio de 2021 y que se ha convertido en un símbolo de sufrimiento y resistencia. Ex alumnos de estos centros y sus familias critican el foro limitado en varios eventos. “Los sobrevivientes no tuvieron otra opción cuando eran niños, y ahora algunos esperan la aprobación de las mismas instituciones que los arrancaron de sus familias, hogares, culturas e identidades cuando eran menores. Es absolutamente ridículo”, protestó en un comunicado Bobby Cameron, jefe de la Federación de Naciones Indígenas Soberanas. El comité organizador ha señalado que, dentro de todos los desafíos logísticos, está poniendo especial atención a la seguridad y la comodidad de los asistentes, ya que muchos de ellos son de la tercera edad.
El dinero prometido también ha vuelto a salir a colación. Como parte del acuerdo firmado en 2007, las autoridades católicas en Canadá se comprometieron a recaudar 25 millones de dólares para destinarlos a indemnizaciones y programas en favor de la reconciliación. Sin embargo, la suma no superó los cuatro millones. El pasado septiembre, la Conferencia de obispos canadienses anunció un nuevo esfuerzo: obtener 30 millones de dólares a más tardar en enero de 2027. Este lunes, el organismo informó que lleva hasta el momento 4,6 millones de dólares recaudados.
El Papa llega a Canadá entre nubarrones de dolor por los antiguos internados. La Iglesia católica en el país vive también periodos complicados por la larga lista de escándalos -principalmente por agresiones sexuales- en orfanatos, parroquias y centros de enseñanza, además de un descenso considerable en el número de fieles. De acuerdo a Estadísticas Canadá, el 39% de la población se identificaba en 1985 como católica; en 2018 pasó al 29%. Un sondeo de Angus Reid difundido en abril arrojó que el 67% de los católicos canadienses consultados dijo participar en servicios religiosos rara vez o jamás.